Marías Acompañantes, Aborto Seguro Estado de México es una colectiva radicada en Toluca, Estado de México, que surgió para acompañar mujeres en sus procesos de aborto. Su objetivo: unirse a otras redes de acompañamiento para combatir los prejuicios que hay sobre el tema y para que ninguna mujer tenga que abortar sola.
Texto: Astrid Rivera y Perla Miranda
Fotos: Perla Miranda
Así llegan las ganas de ayudar a otras mujeres,
empujando sin permiso el paso detenido que termina,
un suspiro en el aire que te asalta como una tempestad amanecida.
Tal vez la traen las voces y las lágrimas cada palabra,
que condena sus deseos
o los brazos rodeando las espaldas,
el mate, la espera, y el alivio.
Hoy elijo contarlo. Mary Coller
Viridiana carga a su pequeña, la mece entre sus brazos, acaricia su frente, ambas sonríen. Hace unos años su situación era distinta, había dejado la casa de sus padres, era difícil sostenerse a sí misma y a su hija adolescente. No era su momento.
Mientras ve a Emilia, Emi como le dice de cariño, su hija de dos años, dice con firmeza: La maternidad debe ser deseada. Viri fue madre joven, cuando quedó embarazada por segunda vez, sabía que no podía seguir adelante.
“Un bebé en ese momento era muy complicado, dije: no puedo. Busqué lo que necesitaba para hacerlo y en cuestión de culpa: uno se siente más culpable por los que ya tiene, que por los que no vinieron”.
Convencida de no querer ser madre en ese momento, le dijo a su pareja su decisión. Él la apoyó. Viri vive en el Estado de México, por ello tuvo que viajar a la Ciudad de México —una de las tres entidades donde está despenalizado el aborto hasta las 12 semanas sin condiciones— para acudir a una clínica en donde pudiera interrumpir su embarazo.
Unos días después, al cargar un costal, comenzó a sangrar sin parar. Asustada, llamó a la doctora que la atendió. Su respuesta: es normal. La respuesta de la doctora más que aliviarla, le generó más temor, la sola idea de tener una hemorragia y tener que acudir a un hospital la llenaba de miedo, a que pudieran acusarla y terminar presa.
Viri tomó un baño, se recostó, pero el sangrado no se detenía. Los temores, la angustia de no saber qué pasaba en su cuerpo, si realmente era normal, si el procedimiento fue exitoso la atormentó durante toda esa noche. No tenía con quien hablar, todo ese proceso lo vivió en soledad, al no poderle contar a nadie lo que le pasaba.
Con el pasar del tiempo, conoció a las Marías Acompañantes, intercambiaron experiencias. Convencida de que ninguna mujer debe pasar por un aborto sola, comenzó a interesarse en acompañar a mujeres por este proceso, escucharlas y darles tranquilidad, confianza, en momentos de incertidumbre y temor.
“Fue un aborto muy solitario y luego supe que ellas hacían esto y pensé que yo no quería que otra mujer pase eso sola, o sea, que sepa que hay mujeres que hemos pasado por eso y que podemos estar con ellas, que cualquier duda que tengan puedan preguntarnos y por eso”.
Junto con su amiga Daniela, en grupos de redes sociales conocieron a Patricia, Laura, Pamela y Katia, comenzaron a platicar. Hermanadas por procesos de aborto, ya fuera propios o de alguna mujer cercana a ellas, coincidieron en que ninguna mujer debe pasar por un proceso tan difícil sola.
En un inicio brindaban información en redes sociales sobre el aborto seguro con misoprostol, poco a poco comenzaron a recibir solicitudes de mujeres para que las orientaran, las acompañaran, fue así como Marías Acompañantes, Aborto Seguro Estado de México surgió. Si bien las “Marías” se ubican en Toluca —capital del Estado de México— han acompañado a mujeres de toda la entidad.
Daniela tiene trece años acompañando a mujeres que abortan. La mala experiencia que tuvo una de sus amigas al abortar, en la que recibió malos tratos del personal de salud, la hizo interesarse en apoyar a quienes toman la decisión de abortar.
“Tengo casi 13 años acompañando en clínicas y me daba cuenta que no existía esa cercanía, hemos identificado a una fundación que las hace sentir mal, que las tratan muy feo y nosotras decíamos que eso no debe pasar. En mi caso, en algunas clínicas me decían qué hacer, cómo ayudar con el dolor, me eduqué y cuando formamos las Marías nos enseñaron otras cosas y nos especializamos en acompañamiento con misoprostol, pero la parte humana es puro conocimiento empírico, lo que hemos aprendido de todos los acompañamientos y experiencias personales”.
Dani, como le dicen las Marías, comenta que se habla mucho de que las mujeres se embarazan por violencia. “Creemos que eso es quitarles a las mujeres el derecho al placer y a decidir sobre su sexualidad. Es cierto que vivimos muchos tipos de violencia, pero creer que todo el tiempo somos víctimas nos da la idea de que somos indefensas y en teoría el feminismo busca lo contrario, nosotras hemos acompañado a mujeres violentadas, a varias, pero han sido las menos”.
Para Dani, independientemente de la situación en que quedaron embarazadas, no tienen que dar explicaciones ni justificar su decisión de abortar y mucho menos sentirse culpables de ellos, porque se trata de su cuerpo.
“Hay mujeres que nos piden perdón y nosotras decimos que no tienen por qué pedirnos perdón, aquí estamos. Estamos aquí para apoyarlas, no para ayudarlas porque es muy paternalista, para que no se arriesguen y lo vivan sin prejuicios”.
Para derribar los prejuicios entorno al aborto, Patricia está convencida de que se necesita hablar del tema, informar para que se normalice y se combata la moralidad que lo impregna. Para que una mujer nunca más tenga que justificar una decisión que le compete solamente a ella.
“Mientras más hablamos de esto, más se rompe el estigma, es fundamental hablar de ello y que no todos los abortos derivan de una violencia sexual, es muy importante para nosotras porque las mujeres abortan porque sí y porque sí. A lo mejor nosotras somos la colectiva que tiene más tiempo en la capital del Estado, acompañar a un ultrasonido, eso se ha ido fortaleciendo, pero ha sido todo un reto, sobre todo porque hay que estar buscando cómo llegar y hacer lo mejor para ellas, para que no pasen un proceso violento ni traumático”.
Las Marías Acompañantes procuran reunirse con frecuencia, definir acciones para conectar con más redes de acompañamiento, para capacitar sobre el aborto seguro. Más que un clima de trabajo, cuando Patricia, Daniela, Laura, Pamela, Katia y Viri se reúnen, se percibe un ambiente de camaradería, de hermandad, en el que definen sus objetivos como colectiva.
Mientras la plática transcurre la pequeña Emi corre por todos lados, observa con atención a todas las Marías cuando hablan, se sienta a su lado con una quietud singular para sus dos años. Cuando alguna termina de hablar, se levanta y va en busca de su madre.
Para Laura el aborto se convierte en “secretos familiares incómodos, inconfesables”, de los que nadie habla y aunque la familia lo sepa, lo oculta. Por ello considera importante establecer canales de comunicación para informar y hacerles saber a las mujeres que abortar no las hace “malas personas”.
“Acercarte a colectivas hace que te des cuenta de que hay mujeres que lo hacen todos los días y que siguen su vida de la manera más normal y que no son malas mujeres como siempre te lo ha pintado la sociedad, de que quienes abortan es porque les pasó algo horrible, porque son las peores, realmente creo que estos canales de comunicación permiten que es una decisión que cualquiera tiene derecho a tomar y que además no define quién eres como persona, ni que calidad de persona eres y eso ayuda a que las mujeres se sientan más seguras de su decisión”.
Pamela, una de las integrantes más jóvenes de las Marías acompañantes, sostiene que son los prejuicios los que hacen que las mujeres se acerquen a las colectivas y redes de acompañamiento en busca de ayuda, porque no la encuentran en ningún otro lado.
“Entre más redes haya, menos mujeres habrá solas realizando su proceso, porque integrarlo a los sistemas de salud que es lo ideal, sí es bueno, pero la violencia obstétrica no se ha acabado. Las redes de acompañamiento siempre deben seguir porque es como una emancipación del sistema capitalista y patriarcal, que dicen que uno debe sufrir porque hiciste tal cosa, todas las personas deben vivir un proceso acompañado, con cariño, empatía y los servicios de salud todavía no lo pueden brindar”.
Con voz firme, Pamela comenta que el aborto no tiene que ser percibido como algo malo, o como un parteaguas en la vida de una mujer. Sino que es un proceso por el que toda mujer puede pasar en algún momento de su vida y eso no tiene que “marcarla”.
“El aborto no es malo, es un proceso que puede llegar a estar presente o no en la vida de una mujer y eso no define ni su valor, ni un error. A veces entre las colectivas feministas dicen que queremos que nadie aborte, que ningún método anticonceptivo falle, pero no, porque fallan, hay violencia y accidentes, y no significa que el aborto sea un tropiezo en tu vida”.
En esa misma lógica Katya, enfatiza que “el aborto no es un delito y es una decisión muy válida, es autocuidado si es tu decisión, muy respetable y no es algo que deba hacerte o marcar una pauta en ti o en las personas, es algo que puedes o no pasar y está bien lo que decidas. Mientras menos estigmas sobre el aborto haya, más mujeres lo harán de manera segura”.
Patricia, Daniela, Viri, Laura, Pamela y Katya se juntan para tomar una foto, se acomodan, bromean entre ellas, miran fijamente a la cámara mientras se sostienen de las manos. Emi se suma al grupo, las Marías la integran y también posa ante la cámara.
Emi se acerca a donde están las demás juegan con ella, la integran al grupo. Viri la toma entre sus brazos, la carga, le hace cosquillas. Comenta que maternar es un proceso muy difícil, que demanda mucho esfuerzo para cuidar de otra persona y que se debe asumir con honestidad si se está preparada para esa experiencia.
“Maternar es algo muy complicado, es un trabajo de todos los días, tienes que cuidar a otros seres humanos. Siempre he dicho que abortar es un acto de amor, porque es amor hacia el ser humano que podría venir y decir: no puedo ser tu mamá, porque te voy a dar una vida de la chingada, prefiero que no vengas y si un día decides venir sea cuando esté lista”.
Las Marías Acompañantes ven hacia el futuro seguir creciendo como colectiva y vincularse con más redes de acompañamiento para combatir los prejuicios que hay sobre el tema y que ninguna mujer tenga que abortar sola.
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Esta investigación fue apoyada por la iniciativa Reproductive Health, Rights, and Justice in the Americas, de la International Women’s Media Foundation’s.