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Una ciudad de más de 20 millones de habitantes está constituida, en realidad, por muchas ciudades. Creo que en ningún lugar se cumple esta característica tan puntualmente como en la Ciudad de México y su área metropolitana.

Es muy conocida la evolución de un pequeño islote a la mitad de un lago a la capital de un imperio mesoamericano y, posteriormente, la residencia de los poderes de la corona española en América, para después transformarse en la capital de uno de los países más grandes del continente. No pretendo hacer una recopilación de su monstruoso crecimiento y sus causas; para lo que quiero ilustrar basta con saber que a principios del siglo XX la ciudad tenía aproximadamente 370,000 habitantes (470,000 contando su entonces pequeña área metropolitana) y en los inicios de este siglo cuenta con 8,900,000 habitantes tan sólo en la demarcación política del Distrito Federal y más de 20 millones en la zona metropolitana del valle de México[1].

La creación de nuevas colonias y barrios entre los años 20 y 30 (es decir, después de la etapa más intensa de lucha armada de la revolución) como la Colonia Del Valle y la Chapultepec Heights (el pocho y mamón nombre original de las Lomas de Chapultepec) propició el éxodo de gente con dinero desde el centro de la ciudad hacia estas zonas nuevas especialmente diseñadas para ellos. Sobrevino un abandono del centro histórico y una posterior degradación que ha sido muy difícil de revertir, en parte por el mismo descuido de las autoridades. Las propiedades se abarataron y albergaron a muchas familias de campesinos que migraban a la ciudad en busca de oportunidades de empleo, y eso fomentó el desarrollo de vecindades y “barrios bravos” como la Candelaria de los Patos o el mundialmente famoso Tepito.

Pero la historia de Tepito y su evolución como barrio bravo también es muy conocida. Es, por definición y casi desde sus orígenes, El Barrio Bravo de la ciudad. Basta introducir la palabra “Tepito” en google para que arroje miles de resultados con artículos y notas que hablan sobre sus altos índices de criminalidad y violencia. Pero ya no vivimos en la época de Los Olvidados de Buñuel, y aunque Tepito sigue siendo un punto peligroso, hace tiempo que no está solo.

En un día de trabajo normal puedo realizar un recorrido desde Coacalco hasta Ciudad Universitaria o de Cuautitlán Izcalli a Xochimilco. Kilómetros y kilómetros de avenidas polvorientas en esta ciudad infestada de automóviles; trayectos que pueden durar hasta tres horas entre puntos periféricos de la masa urbana, zonas con nula planeación o apenas una intentona de la misma. Es en estos trayectos que he tenido el raro privilegio de conocer –sin ser asaltado, tasajeado o cosas semejantes– algunos de los lugares más peligrosos de la zona metropolitana.

Confieso que me suele producir risa el listado de “las colonias más peligrosas del Distrito Federal” que publica la Secretaría de Seguridad Pública.[2] ¿Colonia del Valle, Centro, Doctores, Santa María La Ribera, Portales, Balbuena? Que sean las colonias con más denuncias no las transforma en las verdaderamente peligrosas. La colonia Guerrero, que a muchos les produce miedo porque está envuelta en un aura de misticismo y violencia, parece un paraíso junto al Barrio Norte, localizado al poniente de la ciudad (delegación Álvaro Obregón) o La Joya (conocida como “El Hoyo”) en Iztapalapa. Y eso que aún nos estamos moviendo dentro de la demarcación política del DF.

El Barrio Norte (“Barrio loco”, como dicen sus simpáticos moradores) es un laberinto de callejuelas, muchas de ellas sin salida o que conducen a estrechos corredores por los que solamente es posible avanzar a pie. Es una zona donde antes existían minas. Un lugar hacinado, pues. Los pobladores miran con desconfianza a cualquier extraño, mucho más si está tomando fotografías. La tensión se siente en el ambiente. Banditas semi-organizadas te vigilan constantemente desde que entras a su territorio. Entrar a “El Hoyo” de Iztapalapa es aún peor.

 El Hoyo es un lugar de altísima marginación, y lo irregular de sus asentamientos propició que fueran invadidos por delincuentes que salieron de Tepito después del terremoto de 1985. Y tanto en el caso del “Barrio Loco” como de “El Hoyo”, existe un problema adicional: la topografía. El trazado de las calles es laberíntico y pone a prueba el sentido de orientación más avanzado. Salir de ahí sin ningún problema representa un alivio para el desafortunado visitante ocasional.

Hay que dejar en claro una cosa: los lugares con alta marginación no necesariamente conducen a la formación de “barrios bravos”. Y es que ¿cómo se pueden analizar uniformemente delegaciones como Iztapalapa, con 1,800,000 habitantes, o municipios Ciudad Nezahualcóyotl, con 1,100,000 habitantes? Son zonas con dinámicas urbanas propias y muy complejas. El crecimiento de Iztapalapa habla por sí mismo: hace unos 30 años, el 70% de sus asentamientos eran irregulares. Colonias como Miguel De La Madrid, Palmitas o Consejo Agrarista Mexicano no producen la tensión que se siente casi como un miasma cuando visitas Santa Martha Acatitla o La Joya. Son simplemente zonas muy pobres y con carencia de servicios, que no están libres del todo de situaciones de delincuencia –muchas de ellas sin resolver–, porque muchas veces la policía ni siquiera entra a estos lugares. Iztapalapa es una ciudad por sí misma, más grande que las capitales de muchos países.[3]

¿Cuál es el proceso por el que se forma entonces un “barrio bravo”? Quizá radica en la migración. Si una plaga de ratas (y creo que la analogía aplica muy bien en este caso) no es exterminada de raíz, éstas simplemente se mudan a otro lugar donde existan condiciones propicias para su desarrollo. En el caso de las ratas de dos patas, éstas irán a lugares donde los inmuebles sean baratos y exista poca o nula incursión de los servicios de vigilancia, ya que no van (o no solían entrar) en lugares considerados como asentamientos irregulares. Y, sobre todo, la fuerte presencia de una identidad, la identificación con “el barrio”, la pertenencia.

Y estos lugares existen normalmente en la periferia de la ciudad, o lo que se considera como tal.

La ciudad “deshecha, gris, monstruosa”, como en el poema de Pacheco, se tragó las poblaciones del Estado de México que existían alrededor de ella y las integró a su sistema, pero no de modo uniforme, porque las administraciones políticas son diferentes. Progresivamente, lugares como Naucalpan, Tlalnepantla, Ecatepec y Atizapán formaron parte del conglomerado uniforme de asfalto. Actualmente, lugares tan alejados como Tecámac, Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán y Nicolás Romero  forman parte de la gigantesca megalópolis, y su crecimiento, siempre desordenado y descoordinado, fomenta el surgimiento de nuevos barrios bravos.

A mediados del siglo XX, mientras el junior Miguel Alemán, presidente del país entre 1946 y 1952, fraccionaba los terrenos de su padre al norte de la ciudad en ese gran negocio de bienes raíces conocido como Ciudad Satélite, la desecación de lago de Texcoco al oriente de la ciudad dio origen a los primeros asentamientos de esa gigantesca extensión de calles rectas conocida actualmente como Ciudad Nezahualcóyotl.

¿Se podría considerar a Neza como el barrio bravo más grande del área metropolitana? Quizá algún día lo fue. Al igual que Iztapalapa, su funcionamiento actual es demasiado complejo como para afirmar eso de manera categórica. Hay zonas que, si bien no son residenciales, tampoco pueden considerarse como de alta peligrosidad o marginación. No. Considero que, en la actualidad, el dudoso honor del ser el barrio bravo más grande de la zona metropolitana corresponde a Chimalhuacán.

 Formado alrededor de un cerro, Chimalhuacán es un conjunto de colonias irregulares. Salvo muy pocas zonas, lo que se respira en el ambiente es una tensión generalizada. Justo como ocurre en cualquier barrio bravo. Una sensación intangible de que hay que estar alerta porque algo no está bien. Las miradas sospechosas y furtivas son comunes; los habitantes saben reconocer a los suyos y a los que son intrusos. Y estos últimos a veces son presa fácil en esas calles. En un detalle de humor negro involuntario (tan frecuente en este país) la traza urbana de Chimalhuacán parece formar un panóptico, ese prototipo de “cárcel perfecta” diseñado por Jeremy Bentham en 1791. Una combinación de favela brasileña dispuesta alrededor de un cerro y una cárcel.

Formo parte de ese afortunado sector conocido como “clase media” y tuve la oportunidad de crecer en un entorno amable y relativamente próspero. Pero a menudo me he preguntado cómo será crecer en un barrio bravo. A los medios les gusta vendernos la imagen de la persona triunfadora que salió adelante de un entorno difícil a pesar de todas las adversidades. De Tepito han salido boxeadores y deportistas. Pero lamentablemente son la excepción y no la regla.

 ¿Qué representan los barrios bravos en México? En EEUU, son un símbolo de la marginación de las minorías. Lugares como el Bronx en NY muestran claramente esto. ¿Cómo debemos interpretar su existencia aquí? Como mencioné anteriormente, no creo que la pobreza sea el único origen de estos lugares, sino sólo uno de tantos factores.

Quizá sea el momento de remontarnos justamente a esos “olvidados” de Buñuel. Aún vistos a través de una lente casi surreal, representan una realidad que nos gustaría olvidar, a pesar de que rodean nuestras casas tranquilas, nuestros entornos controlados y seguros. Los barrios bravos representan a ese antiguo “México bronco” que en realidad nunca se ha ido del todo, y que son portadores de esa violencia en el corazón de una ciudad enorme que se cree y siente ajena a los problemas del resto del país. Y de esos alrededores que no nos gusta mirar, esos cinturones de miseria que no logran desaparecer de los múltiples accesos a la megalópolis, ese contorno en constante crecimiento y que ya se tragó las casetas de las autopistas, que tradicionalmente representaban el punto más alejado del crecimiento de la ciudad.

La plancha de asfalto sigue avanzando, y los barrios bravos seguirán surgiendo, porque aún no existe un plan maestro de crecimiento y un desarrollo económico uniformizado que garantice lo contrario en la periferia. De Tepito, la Merced y la Candelaria de los Patos pasamos al Barrio Norte, La Joya, San Felipe de Jesús y Santa Martha Acatitla, para después conocer el Bordo de Xochiaca, la colonia de El Sol, La Blanca, Ciudad Cuauhtémoc y Chimalhuacán.

Si quieren observar el proceso de transformación de una colonia marginada en un barrio bravo, visiten Ciudad Cuatro Vientos, en Ixtapaluca. Alejada de todo y de todos, esta periferia es una advertencia de lo que puede suceder en muchos otros lugares de la ciudad y su caótico crecimiento.

Visitando estos lugares hay que procurar comportarse con la mayor naturalidad posible. Cualquier persona con dotes de observación, al cabo de poco tiempo, entenderá los ritos y los códigos de la gente que los habita… aunque siempre nos serán ajenos, y el cine solamente nos dará una aproximación de una realidad que es mucho más cruda que lo que pensamos. El barrio bravo que conozco mejor y al que he visitado en más ocasiones por cuestiones familiares es “La Blanca”, en Tlalnepantla. Resumir en palabras su dinámica urbana es un ejercicio inútil: las palabras no pueden expresar con claridad esa leve pero siempre presente tensión en sus calles.

Tal vez, después de leer esto, muchos habitantes de la Colonia Del Valle estarán agradecidos que viven en una de las colonias “más inseguras” del Distrito Federal. Y ojalá muchos capitalinos se den cuenta de su campechanismo provinciano y lo poco que conocen el lugar que habitan, por muy cosmopolitas que se sientan en muchas ocasiones.

30 Comments

  • ElmickelJackson dice:

    Jajaja, te la comes.

  • sandra_ie dice:

    Yo crecí en Ecatepec, cuando existía el ejido, infancia entre sembradíos de alfalfa y maíz, ahora es muy triste pasar por ahi y ver los cerros -antes verdes-  que se elevan como mounstros grises, y las que solían ser parcelas de alfalfa; calles polvorientas, zona marginada. 

  • Anónimo dice:

    Una crónica que de verdad te abre los ojos, muchos nos quejamos de nimiedades, sin ver la situación real de una mayoría que Mexico alberga.

  • @asiestaba dice:

    Curiosamente, la raza de los barrios bravos se siente agredida en las colonias de clase media, por aquello de la discriminación. El nosotros y ellos de siempre.

    Interesante artículo, la rutina nos hace olvidar otros Méxicos.

    Padre leerte fuera del blog y de twitter.

  • chaquetin dice:

    No tengo idea si es el proceso natural de las colonias, ami me toco ver 3 en particular de mi infancia que eran muy rudas San Francisco Culhuacan, Carmen Serdan, y Santa Ursula en las cuales he vivido y es curioso que ver que después de 30 años esas colonias se vuelven prosperas, y hasta amigables, no se si sea la visión de haber vivido ahí pero es extraño recordarlas agresivas y que hoy día uno diga .. ps no esta tan cabron, desconozco si sea la evolución natural de las colonias y la tendencia a que en algún momento la comunidad de cada una prospere 

  • Giovanni dice:

    He estado en 3 lugares que me han hecho sudar frío y sentir que ya no salgo:

    1- Hace años cuando era púber un lugar de Neza cerca de un auditorio. Salir de ahí a las 9 de la noche fue una bonita experiencia de ver cómo empezaban a seguirte de a poco güeyes adictos.
    2- La Pensil. A fin de año en la prepa fuimos a casa de un güey (irónicamente el más mamón) que vive ahí. Salimos unos 4 amigos y yo de su casa a eso de las 7 y en menos de 3 cuadras ya nos seguía un tipo en una bici que chifló y luego nos vigilaban desde una azotea. Sí, corrimos.
    3.- Colonia Juárez en Naucalpan. Nadie en su sano juicio que no viva ahí debería acercarse después de las 8 de la noche. Ibamos en un carro y nos equivocamos, llegamos a la entrada; chemos, banda fumando piedra y cholos por todas partes. ¿Cómo salimos? Porque dimos la vuelta rápido y aceleramos. Eso y porque estuvimos solamente en donde empezaba.

  • Tres cuestiones:
    1. ¡¿KYUUTZ SE LLAMA ABRAHAM?!
    2. Y ustedes decían que por ser coapeña era chaca.
    3. no hay ningún pero que ponerle al artículo, está excelente.
    Siempre me han interesado los barrios bajos de la ciudad, pero entre leer algo así e irme a meter a uno para observar por curiosidad, hay harta coyonería detrás. Creo que los chilangos nacidos en el DF tendemos a minimizar la situación del resto de los estados porque igual y nos acostumbramos a tener todo al alcance (y nos sentimos chichos por eso), te acostumbras a las enormes distancias y a que haya tráfico a toda hora, y además, esos problemas los hay en al menos una colonia por delegación.
    En fin, felicidades kyuutzewisi, escribes rete harto chidi, ése.

  • Monse dice:

    Raro. Provoca una sensación rara, mejor dicho, el saber que crecí en una zona marginada, un barrio bravo: La San Felipe de Jesús. Cotidianamente voy para allá, con miradia paranóica todo el trayecto, es sólo cuando arribo a las calles que me vieron crecer que bajo la guardia. Un gran trabajo. Bien escrito, Abraham Sánchez. 

  • Cautivare dice:

    No quiero ser aguafiestas, pero…

    a) El contenido de tu artículo es sin duda interesante, pero tu forma es descuidada. La prosa bloguera no es igual que la prosa periodística. 
    b) Quizás es que tu segundo párrafo tiene un problema gramatical algo serio lo que sesga el resto de mi apreciación. 
    c) Cuando escribas artículos tan largos, procura seccionarlos para no dormir a tus lectores. 
    d) Se agradece tu aleccionamiento en el territorio raspa, pero apelar a “Los Olvidados” es un cliché universitario del que pudiste haber prescindido.

    Nótese, no es crítica personal. Escribes cosas interesantes y leo asiduamente tu blog, pero aún te falta callito para este tipo de piezas. Cosa que dominarás con el tiempo, seguramente. 

  • Dunsunhine dice:

    Yo tambien ” Formo parte de ese afortunado sector conocido como “clase media” y tuve
    la oportunidad de crecer en un entorno amable y relativamente próspero” y que creen? nací, crecí y sigo viviendo en Chimalhuacán. No niego la realidad. y creo, en definitiva, que es parte de un proceso que llevará a algo mejor. Mientras queda hacernos responsables a nosotros y a las autoridades.

  • Eileen Truax dice:

    Me gusta bastante el artículo en general, Abraham. Fue buena idea y el texto tiene ritmo.
    Creo sin embargo que, como bien dices, cuando hablamos de barrios habitados por cientos de miles de personas resulta difícil generalizar. Todas las zonas buenas tienen sus nodos peligrosos, así como todos los barrios de fama no muy buena tienen sus zonas “bonitas” (“pockets” es la palabra que se usa en EU y que me parece muy gráfica).
    Yo también crecí en el seno de clase media y fui a una escuela privada, pero mis vecinos que iban a una escuela pública compartían aula con los niños del barrio de Santo Domingo, en Coyoacán, que siempre ha sido bastante complicado. No creo que en la mayoría de los barrios del DF, tan complejo y plural, existan líneas divisorias absolutas.

    Algo que no mencionas, y que creo que vale la pena agregar, es para quién resulta violento el barrio. En la mayoría de los barrios bravos, el que vive en el barrio está seguro. Es cuando entra alguien de fuera que éste se pone en peligro. Creo que esa es una diferencia entre la criminalidad en esos barrios y la que pueden sufrir zonas como la Del Valle: el que vive en barrio bravo está en su ambiente cuando llega a él; el que vive en la Del Valle, en cambio, siempre sentirá algún grado de vulnerabilidad, sin importar que tan altos sean sus muros y cuántos candados ponga en las puertas.

    Saludos 🙂

  • Abrahán Rodríguez Buendía dice:

    Solemos olvidar que la ciudad en la que vivimos es más grande que la ciudad que usamos. A un lado de nuestro imaginario como habitantes de sólo una parte de la misma, se encuentra las de otros muchos que la habitan de formas muy diferentes. En ese sentido, este artículo es aportador. Sin embargo no creo que se deba revisar a todas esas zonas de la ciudad desde la categoría de “Barrio Bravo”. A pesar de que con tu artículo intentas ampliar la visión reducida de esta ciudad que ciertos habitantes tienen de ella, esa idea termina siendo un prejuicio sobre las zonas de la ciudad. ¿De verdad todas esas colonias son tan violentas como dices? ¿Para todas aplica esa apreciación? Por diversas razones, que no viene al caso mencionar, yo he caminado de la media noche en adelante por colonias como la Pantitlán, sin ningún problema y sin ser habitante de la zona. 
    Por otro lado, llamar a “barrios bravos” como zonas marginadas de la ciudad. depende del sentido que se tome de esta palabra. El uso de la palabra marginación se ha  trasladado mecánicamente de la realidad de la ciudad norteamericana al de la ciudad de México. Pasa más por la capacidad de tu imaginario que con esas imágenes mentales se trata de explicar lo que pasa aquí, que de una  realidad concreta. En la ZMVM podemos hablar de segregación, en todo caso, y a pesar de eso, es una discusión abierta. En Estados Unidos si que podemos hablar de zonas marginadas y hasta “deprimidas”: la gente es infeliz viviendo ahí. En las colonias populares de la zona metropolitana en cambio esto no suele ser la regla: la gente no es menos feliz viviendo en “Barrios Bravos” que en otras zonas de la ciudad. 
    Un dato sobre ciudad Nezahualcoyotl (para desmitificar las ideas que se suele tener sobre ella), del año 2000 al 2005 fue la zona mas densamente poblada de toda la ZMVM. Más que la Benito Juarez o la Miguel Hidalgo. Ese dato se suele tomar mucho para revisar el grado de consolidación urbana (o por lo menos es el que le gusta más a  muchos urbanistas). 

  • Msdanflowers dice:

    ¡Ay wee! Escribe usted re bonito, un honor conocerlo y arriba mi barrio Peralvillo, digo. Excelente texto, joven. 

  • Malena Avena dice:

    Hay un documental buenísimo de 2009 sobre el barrio donde se rodó “Los Olvidados” (allá por Tlatelolco) que narra la historia como los habitantes de esa zona MARGINADA siguen viviendo junto a las vías del tren, igualito que en la peli de Buñuel, que para muchos ciertamente es ajeno y totalmente inverosímil.

    Se llama “El árbol olvidado” acá una pequeña probadita: http://www.youtube.com/watch?v=YQlnXem-Dj0

    Como bien mencionaste, la Ciudad de México es un conjunto de ciudades, cada colonia con su propia identidad,reglas y costumbres, pero es también una ciudad en donde la pobreza permea a gran parte de sus pobladores: desde las colonias populares, los barrios bravos,los cinturones de miseria hasta las zonas dentro de colonias no tan peligrosas, sin embargo algunas veces no notamos la diferencia.

    Yo nací en un barrio pobre que cuando era niña aún no era bravo. La pobreza (muchas veces miseria), la ignorancia y la falta de servicios públicos convierten a estas zonas en lugares apartados y por lo tanto marginados que con el paso del tiempo se vuelven peligrosos incluso para sus propios habitantes.

    Tu artículo bien podría ser un resumen de las consecuencias de una pésima planeación urbana y la falta de autoridad en su conjunto generan problemas sociales.

  • DiotimaF dice:

    Me molesta un poco el tonito exotizante del artículo. Creo que es un acierto señalar los numerosos ‘barrios bravos’ que existen en la Ciudad, pero creo que estos lugares no son sólo una evidencia de la violencia, la pobreza, la marginación, el nido de “ratas de dos patas”.O sea sí, pero no sólo. También son lugares en que se ponen en juego identidades urbanas, de clase, de moradores que se sienten orgullosos de pertenecer a eso porque han sido capaces de desarrollar una cultura, un código propio. Ahí, también, se dan procesos de agencia, de creatividad, No estoy romantizando, por supuesto, pero sí que creo que no matizar ciertas afirmaciones resulta un poco miope, un poco “soy alguien de clase media alta para quien todo lo que no sea clase media alta es terrible, salvaje, poco menos que bárbaro”. Y pues no. 

  • DiotimaF dice:

    “Si una plaga de ratas (y creo que la analogía aplica muy bien en este caso) no es exterminada de raíz, éstas simplemente se mudan a otro lugar donde existan condiciones propicias para su desarrollo”. Por ejemplo. 

  • Justo Castro dice:

    Esto que nos comparte Abraham Sanchez de gran manera es tan solo una probadita de una realidad oculta que muchos desconocen y efectivamente como bien lo dice abraham, “Los Olvidados” seria una caricatura al lado de los nuevos Barrios Bravos. 

  • Diego Macías dice:

    Hola Abrahán. Si bien estoy de acuerdo con mucho de lo que dices en tu comentario, permíteme estar en total desacuerdo con lo que mencionas respecto de la densidad de población  y Cd. Neza:

    La densidad de población es la relación entre habitantes y superficie (hab/km2). Por lo general, mayor concentración de la población es igual a hacinamiento y falta de espacio/intimidad, no necesariamente de consolidación urbana y mucho menos de cohesión social. Hay barrios muy elegantes con un elevado grado de servicios y comodidades que están lejos de ser densamente poblados; en cambio, muchos barrios donde la gente se concentra sin mucho orden -y en grandes cantidades- suelen estar desprovistos de todo tipo de servicios y carecen de planeación urbana. Piensa en todas las favelas o en las villas miserias de ciudades enormes como Bombay o Calcuta. Ciudad Neza, al igual que Chalco, muchos barrios de Iztapalapa y demás está densísimamente poblada, en relación directa con la falta de servicios y consolidación urbana.
     Definitivamente la Miguel Hidalgo no podrá ser de las zonas más densamente pobladas de la ciudad, visto que sus enormes casas se extienden, a veces, por cuadras enteras (allá en Las Lomas) y sus habitantes son bastante menos que en otras delegaciones o municipios.

  • Masiosare dice:

    Da gusto que cuando se hable de la Ciudad de México en internet, se presenten textos así.

    Permítanseme unas líneas al respecto.

    En ocasiones, los que nacimos en el seno de la clase media (a veces no tan media, pero tampoco tan baja) tendemos a hablar de nuestra vivencia en “barrios bravos” como si ello nos diera puntos éticos o de experiencia de vida. Yo recuerdo discusiones en mi pubertad entre compañeros de la secundaria sobre cuál de los rumbos de los que conocíamos era “el más cabrón” y es casi seguro que conversaciones de este tipo se den en personas de más edad, con el detalle de que, ya con educación profesional, uno se pone de antropólogo o sociólogo consumado (sin serlo) y hablamos de “identidades urbanas”, evocamos imágenes románticas del “Barrio” y la legendaria solidaridad de sus habitantes. Claro que también están aquellos que no necesitan argumentar nada y simplemente se sienten en calidad de sobrevivientes y alardean de estar ya curados del espanto en recorrer tal o cual zona de la ciudad. En todos los casos, con frecuencia, el osado explorador urbano parece estar mirando por encima del hombro a los que no han salido del huevito o ponerse en el papel del guía.
    Son cosas que surgen en la clase media misma. Podríamos incluso decir que aquellos que nacen y crecen en una zona que, después se enterarán, tiene la fama de “brava”, y que conocen los ambientes de la clase media capitalina, entran al juego de experimentados y rancheros. Me da la cosquilla de la sonrisa en los labios siempre que escucho a los coyoacanenses invocar a Santo Domingo cada que el tema de los barrios bravos está sobre la mesa, y no porque yo sí sepa lo que es un barrio bravo, sino por la insistencia que ponen (ponemos) algunos en señalar que “ahí también tienen barrios así”. 

    Ya lo han señalado varios en los comentarios anteriores, la pregunta crucial es ¿peligroso para quién? Yo veo que el artículo tienen los pies bien plantados: quien redacta sin duda se siente ajeno a esos lugares y habla desde la perspectiva del observador externo que se siente inseguro ahí y los temas centrales son la violencia, la inseguridad y tópicos relacionados. No hay sesgo, se lo habla de lo que se habla y punto. Hablar de identidades urbanas es un tema más extenso y exigiría congresos, mesas redondas, trabajos de campo, recopilación de testimonios, etc. Haría falta conocer, por ejemplo, la opinión desde dentro de esos barrios, con las mismas herramientas de análisis, ¿quizás un Armando Ramírez para cada Tepito? Quién sabe, a lo mejor ni eso.

    Una cosa más: en mi muy personal opinión, hay cuestiones sobre las cuales es prácticamente inevitable expresarse como clasemediero, dadas las creencias, valores y experiencias que se dan al crecer en ambientes calsemedieros o predominantemente clasemedieros, aún cuando la formación intelectual u otro tipo de experiencias lo atenue. Este tema es uno de los mejores ejemplos.

    Buen artículo.

  • jairzinho dice:

    gracias a Dios soy de la clase media, pero pues así como que la san felipe sea muy brava, no lo creo, la verdad es que cada vez somos más y cada vez hay menos pan o trabajo, y pues la gente tiene que comer, la manera más fácil de conseguir plata es quitársela al de a lado, robar, extorsionar, secuestrar, etc. he estado en varios barrios bravos y la verdad es que hay que estar al tiro, porque si no eres de ahí, es porque traes baro, ya sea para comprar en los tianguis como en tepito, la sanfe, canal del norte, etc. de q hay malandros los hay y esos no se van a acabar nunca, si van a tepito aguas con los chineros

  • Daniel Duran dice:

    Muy bueno abraham felicidades tienes la razon yo conosco varios de esos barrios y creo que coincidimos en que la pobreza es solo un factor de varios, bueno realmente coincido en todo lo escrito

  • Yo soy vendedor a detalle de Sabritas, como sabrán a los que nos dedicamos a esto, nos traen a pan y verg$%&… A menos de que palpes(trates) a la rata de la zona, como bien dice el que publico esto, cuando llegas a una colonia la gente fácilmente te identifica cuando no eres de ahí y no conoces, se te queda viendo de manera abrumadora, lo peor que puedes hacer es intimidarte, ya que si haces eso, en seguida te cae 1, 2, 3, 4, 5 talones y finalmente la rata, y diario. Lo mejor es actuar con naturaleza, con la frente en alto y volverte de barrio, con todo y tono de voz y vocabulario(para mi es difícil ya que todavía me veo chavo, uso gafas y soy caucasico, la neta me veo fresa, pero a diferencia de otros compañeros ami no me han asaltado mas que una vez en estos dos años, cuando algunos en esta misma zona, se los traían de encargo cada semana) si te cae el talon es para nada intimidarse y darle algo, pero no lo que el te pide, siempre menos de la mitad y advertirle que no va a ser siempre, si te cae la rata, ahí no puedes hacer nada, solo demostrar el menor miedo y tranquilidad, todo esto sin oponerse, para que no te agarre de bajada todas las semanas(a varios compañeros les ha pasado y terminan renunciando)… En menos de 2 años eh trabajado en colonias altamente peligrosas, muchas con topografías de laverintos de la muerte; todas en la zona metropolitana del Edo de México, algunas: La sardaña, el tesoro, san marcos, la benito juarez(en Tultitlan, altamente culerisima esta zona, asaltos todo el día y noche, a lo cabron y de todo tipo), la blanca, barrientos (parte de la zona de tultitlan), el tenayo(ahi creci), chalma/elpuerto, y santa cecilia(tlalnepantla, esta mas o menos peligroso), Infonavit Norte, la piedad, lomas de cuautitlan (cuautitlan izcalli, infonavit norte y alrededores DELICUENCIA ORGANIZADA a todo lo que da: hay demasiado narcomenudeo y narco, fue cede de La Familia y alguna vez de la Mano con Ojos, ahora controlan los Zetas por medio de decapitaciones, ademas mucho asalto a cuentahabiente, transporte publico y casa/habitacion, PD: culerisimo por donde lo veas) las peñitas, la zapata, granjas, mexico 86, la bonfil, la higuera, san jose del jaral (soy de ahi) (en Atiizapan, asaltos leves, casi puro vago, es cede de desvalijamiento de coches robados) la colmena, loma de la cruz, el trafico, casa blanca, barron, la saravia, (nicolas romero, esta muy feo, mucho asalto, hay narcos en esa zona, pero los crimenes son por puro vago e igual mucho carro robado) cuartos capulin, el molinito, valle dorado, los remedios (NAUCALPAN, bueno en este municipio todas las colonias que están en la parte oeste, son pero super, super, extremadamente peligrosas, DELINCUENCIA ORGANIZADA; mucho vago, narcotrafico, robo de vehiculos… si no eres del barrio, no tienes un conocido vergas o palanca ahí, de plano no se puede trabajar, ni por nada del mundo vayan a ese lugar, si no es importante), en el DF me toco ir a la unidad del rosario y a la parte de atrás del reclusorio norte; Cuautepec, muy culero por cierto (la GAM)… COMO REGLA GENERAL, SIEMPRE LA RATA o EL QUE ORGANIZA A LOS MAÑOSOS, TIENE UN PARIENTE, CONOCIDO O PALANCA EN LA POLICÍA MUNICIPAL…

  • Alex dice:

    Felicidades y gracias por tu conocimiento. Coincido contigo (también me ha dado resultado) Lo mejor es adaptarse al barrio, ser natural y nada de miedo. si te tocó ni modo, puedes hacer control de daños para librarla lo mas que se pueda. Esta bien saber donde es lo mas culero, pero no hay que discriminar porque mas se marginan y mas del nabo se pone todo.

  • Panfilo adictazo dice:

    marikita

  • Adrian dice:

    Yo crecí allá, viví hasta mis 10 años y por azares del destino 10 años después tengo que regresar y estoy algo atemorizado…

  • Pablo dice:

    Te falto tomar en cuenta las colonias al norte de la ciudad de México la colonia Martin Carrera, la colonia Gabriel Hernández y la colonia Ampliación Gabriel Hernández. Estas dos últimas ubicadas en un cerro sin policías. No sube la tira hasta que sucede el incidente y después todo vuelve a su normalidad del barrio.

  • Anonimo dice:

    En serio los de la del valle se quejan? Jajajaja
    Muy buen articulo carnal y tienes razon aunque la Guerrero, la Moctores, la Mortales en algunas zonas o Tacubaya siguen siendo zonas con fama de ser peligrosas son mucho mas pesadas el hoyo, o el cerro Sta catarina en tlahuac

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