Así se llenaron las calles en Río de Janeiro. Creative Commons Wikimedia.
“¡Renuncia! ¡Renuncia!” Esos fueron los gritos predominantes de las masivas protestas en 12 capitales de estados de Brasil la mañana de este jueves, luego de que la presidenta, Dilma Rousseff, ratificara a su antecesor, Luiz Inácio Lula Da Silva como ministro de la Presidencia.
El nombramiento fue anulado como medida cautelar por un juez de Brasilia (Distrito Federal) poco después de que Rousseff lo anunciara en un acto oficial, pero ya las calles del país estaban en ebullición, en particular, tras publicaciones de medios que filtraron una grabación obtenida por Sergio Moro, el fiscal que lleva los casos de corrupción contra varios integrantes del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
La grabación corresponde al audio obtenido de una conversación telefónica entre Dilma y Lula, en la que la presidenta supuestamente le ofrece el ministerio como una salida para obtener inmunidad. Aunque la conversación es corta, y su contenido está sujeto a interpretaciones, ha causado furor en Brasil. La opinión está dividida entre quienes consideran la prueba ilegal (por haber escuchado las conversaciones de la jefa de Estado) y quienes opinan que esta debería ser la gota que derrama el vaso para que Rousseff renuncie a la presidencia.
En medio de todo este caos, para este viernes 18 de marzo está convocada una manifestación en apoyo al gobierno, y el Ejecutivo ya anunció que apelará la decisión de medida cautelar contra el nombramiento de Lula, por considerar que la principal prueba (la grabación de Sergio Moro) es ilegal.
El escándalo en Brasil, que ha escalado a un nivel de tensión sin precedentes para la Presidente y el PT, ha sido caracterizado por los defensores del gobierno como circo y un juicio mediático. No se puede negar que tiene algo de espectáculo, pues la BBC, en nota sobre las manifestaciones contra el gobierno, dio a conocer que estas incluyen conciertos, y hasta cuentan con sección VIP.