La esperanza (y la fantasía) de que Uruguay encuentre petróleo bajos sus tierras no es de ahora, es de siempre. Que ingresen miles de millones de dólares al año, que nos igualemos con el primer mundo. Pero por alguna razón, siempre estuvo frustrada. Sin embargo, recientemente la posibilidad se hace más concreta, y de qué manera, se está por comenzar la perforación del pozo petrolero más grande del mundo en aguas uruguayas.
Actualmente, el récord lo tiene un pozo que se estaba ejecutando en India, con 3.150 metros de columna de agua. Pero el uruguayo lo amplía: tendrá 3.400 metros de profundidad en columna de agua, y otros 3.000 bajo el suelo marino. Ubicado a unos 400 kilómetros de Montevideo, la empresa francesa Total será la encargada de la obra, que costará unos 200 millones de dólares. Tras la perforación, se confirmará la existencia de petróleo, para luego evaluar qué tan rentable sería el negocio.
Las críticas son múltiples: el precio del petróleo está a la baja; es un recurso finito que le queda poco tiempo de vida (además de que Uruguay es uno de los países de la región que más ha apostado por las energías renovables, principalmente la eólica); y, por supuesto, las consecuencias ambientales. Los riesgos de un accidente nunca son nulos.
Para muchos, el hecho de que Uruguay encuentre petróleo es una condena para el país. Así lo expresó el ingeniero Juan Grompone en el programa radial En Perspectiva.