Por Laura Cañas, desde Medellín
Después de casi dos meses en alerta naranja constante, el 22 de marzo se decretó alerta roja fase 1 por la contaminación del aire en Medellín, misma que duró hasta el 27 del mismo mes. La Alcaldía de Medellín ha tomado medidas de contingencia y sus ciudadanos muestran preocupación con acciones, debates y difusión de su opinión en redes sociales.
Tanta contaminación, ¿a qué se debe?
Medellín es la segunda ciudad más grande de Colombia, después de la capital, Bogotá. En el año 2015, Bogotá superaba a Medellín en la cantidad de carros y motos por más de 793.900 vehículos. Sin embargo, para el 2016 Medellín ya era la ciudad más contaminada del país, noticia que sorprendió a sus habitantes.
Medellín y otros 9 municipios de su área metropolitana están ubicados en un valle que es a la vez profundo y estrecho (60 km de largo por 10 de ancho), llamado el Valle de Aburrá. Sus condiciones físicas y meteorológicas son diferentes. El Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA), explica que cuando hay presencia de baja altura en el valle se genera un fenómeno de inversión térmica natural, esto es que la temperatura sea más fría en zonas bajas que en las altas, y se dificulta la dispersión del aire y sus contaminantes. Las nubes actúan como un tapón.
El parque automotor es de los mayores contaminantes de Medellín. El 22 de marzo, cuando se decretó alerta roja, el alcalde Federico Gutiérrez reveló cifras claves : “86% de las fuentes contaminantes de nuestra área metropolitana son fuentes móviles”, es decir, vehículos. Los más contaminantes son volquetas y camiones, en un 60%. Las motos aportan un 25%; los buses, un 10% y los carros particulares un 6%.
Por eso, una de las medidas que se tomaron para los tres días después de haberse decretado alerta roja fue reducir más las horas permitidas de circulación de los vehículos mencionados, exceptuando los buses y taxis por ser transportes públicos. Normalmente existe una medida de movilidad en el que se prohíbe la circulación de ciertos vehículos en las horas de mayor tránsito, según los números de las placas del carro, esto se llama pico y placa. Por la contingencia ambiental se amplió las horas de restricción a casi todo el día.
Sin embargo, el 16 de marzo en un evento convocado por el colectivo La Social, la ciudadanía, académicos y el concejal Simón Molina comentaron que el pico y placa es una solución para la movilidad más no para el medio ambiente. Como medida para esta contingencia puede servir para mejorar la calidad del aire, pues en efecto muchos carros salieron de circulación, pero la medida regular no sirve dado que estos vehículos solamente están cambiando sus horas de circulación y no están dejando de transitar.
Uno de los grandes obstáculos es la falta de información clara difundida sobre el tema y las declaraciones que desconocen el avance de diferentes estudios. Molina afirmó en el encuentro que “no hay estudio serio sobre incidencia de la contaminación del aire en la salud”, cuando la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia ha estudiado el tema de la calidad del aire y su relación con la salud de los medellinenses desde los años 80 en diferentes investigaciones.
Datos abiertos y el derecho a la información
Sin duda uno de las necesidades más urgentes para dar solución esta problemática es la información pública y su divulgación. El Sistema de Alertas Tempranas en el Valle de Aburrá (SIATA), entidad encargada de recoger y estudiar datos sobre la calidad del aire y otros factores, existe desde el 2010 y apenas desde el 2015 se publicaron algunas noticias indicando la problemática y sólo el año pasado se difundió sobre la contingencia ambiental por la calidad del aire con regularidad y con todos los datos disponibles en su cuenta de twitter.
El Día Internacional de Datos Abiertos, el pasado 4 de marzo, se celebró en Medellín con la consigna “Por un aire limpio”, convocado por el colectivo Datos Abiertos Medellín. Juan Camilo Lema, integrante del grupo, afirmó que los datos son necesarios “para poder entender mejor la dimensión de la problemática. Por lo general la información ha llegado fragmentada o por pedazos a la ciudadanía, accediendo a la ‘data cruda’ podemos constatar la información para poder proponer nuestras propias soluciones urgentes, es principalmente un tema de autonomía”. Por data cruda se refiere a que los datos se publican tal cual como se recogen, procurando la transparencia de la información; al final, éste es uno de los propósitos de la comunidad de datos abiertos.
Eileen Neimeier, ciudadana alemana residente en Medellín y que trabaja con la fundación Buena Nota, participó en el evento. Destacó que durante el 2015 realizaba su investigación de tesis para una maestría sobre administración de organizaciones sin ánimo de lucro que cursaba en Alemania y que tenía como tema la posibilidad del uso de energía eléctrica en Medellín. Encontró datos del 2013 y “en esta época la contaminación ya era súper alta y cuando llegué a Medellín me di cuenta que aquí todavía no había una consciencia sobre la contaminación, sobre la mala calidad del aire que existía hace mucho tiempo”.
Medellín y Latinoamérica
Medellín es la ciudad más contaminada de Colombia y la novena ciudad más contaminada de América Latina, según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, en un artículo de la BBC, María Neiras, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explicó que es difícil determinar la ciudad más contaminada pues los sistemas de medición de cada ciudad son diferentes, lo que impide su comparación.
Según datos de la OMS del 2014, Colombia está por encima del promedio de concentración de material particulado PM2.5 de la región latinoamericana, con una concentración de 18.1 μg/m3 (microgramos/metrocúbico) de pm2.5 (material particulado altamente dañino que puede ingresar al sistema respiratorio y causar enfermedades, algunas mortales). El promedio de la región es de 14.4 μg/m3 pm2.5. Colombia ocupa el puesto número 13 de países con mayor contaminación ambiental en América.
Medellín y el Valle de Aburrá son conocidas por los colombianos como “la tacita de plata”, hoy es un tacita de llena de hollín.