[Si quieres conocer el contexto en el que se aprobó esta ley, las preguntas planteadas por Distintas Latitudes a los colaboradores y la dinámica propuesta para realizar el debate virtual, lee los últimos párrafos de este post.]
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El debate (primera ronda)
Respuesta 1: publicada el martes 25 de enero de 2011.
Por: Laura Solórzano. 24 años. Estudios de Filosofía. Caracas.
¿Realmente hacía falta una ley habilitante para atender la emergencia de las lluvias? ¿O pudo haberse evitado tal catástrofe con una buena política de prevención?
Con estas preguntas no estoy tratando de retar las previamente enviadas ni nada por el estilo. Sencillamente es una pregunta que me hice justo antes de comenzar a escribir para este debate.
Con once años que lleva este gobierno, una Asamblea Nacional que durante años fue completamente afecta al partido del presidente, un tren ministerial al servicio de Chávez, y mucho dinero entrando gracias a PDVSA no es fácil justificar una ley habilitante para “resolver la emergencia ocasionada por las lluvias del pasado noviembre”.
Las lluvias no fue la única catástrofe, si pensamos que Venezuela carga un déficit de vivienda que alcanza la módica cifra de 2.000.000 en todo el país en 11 años.
Ahora bien, ¿cómo se justifica la ley? Con el discurso trillado del presidente –que sólo funcionaba en sus primeros años de gobierno- que aducía que todas sus fallas eran causadas por la oposición, por la interposición de los enemigos políticos que evitaban que éste pudiese ejercer su cargo de manera eficiente.
Tengo familia en Higuerote, edo. Miranda que fue víctima de de las inundaciones, se perdió absolutamente todo casa de mis abuelos, y así como nosotros cientos de personas en las calles aledañas. Tengo toda mi vida visitando el lugar, así que pude notar con mis propios ojos el deterioro de la calidad de vida de los pobladores de la costa mirandina.
Huecos en las calles, alcantarillas tapadas por basura, falta de dispositivos para colocar basura, inseguridad, inflación, poca limpieza de las playas… Y hablo sólo de uno de los muchos lugares que se vieron afectados por las fuertes lluvias.
Entonces, si en once años no se ha hecho mucho por mejorar la situación de los ciudadanos de este país, si se traspasan competencias, mantenimiento y construcción de carreteras a un solo ente ineficiente como el Ministerio de Salud y le reducen el presupuesto a las alcaldías y a los estados, tomando en cuenta que todas estas decisiones presidenciales han sido para “beneficio del pueblo”; entonces digamos que la Ley Habilitante es útil sólo para continuar demostrando que el presidente y la mayoría de las personas a su alrededor son completamente incapaces de solucionar los problemas del pasado, y menos hablar ya de los problemas que han aumentado durante estos períodos gubernamentales.
Espero la respuesta de mis compañeros de debate con argumentos, cifras y hechos…
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Respuesta 2. Publicada el miércoles 26 de enero de 2011.
Por Diego Macías Woitrin. 22 años. Estudios de Relaciones Internacionales. Ciudad de México.
Ahí va. Según yo estaría respondiendo a la segunda pregunta y no necesariamente a lo que dijo Laura (que es, en parte, medio anecdótico, y yo no puedo combatir con eso).
Regresemos un segundo a la pregunta 2) ¿Es cierto que la anterior Asamblea Nacional (de abrumadora mayoría oficialista) quiso restar poder a la nueva Asamblea (que tiene una mayor presencia opositora)?
La respuesta más sencilla y a bote pronto es que SÍ, que la Asamblea de mayoría chavista no quiso irse sin antes dejar todo tipo de candados a su sucesora. Sin duda la estrategia de Chávez, en ese sentido, fue una jugarreta poco ética. Y eso no tiene nada que ver con su propia inclinación ideológica y mucho menos con su proyecto de nación: gobernar por decreto es, en prácticamente todos los escenarios y todas las circunstancias, una afrenta directa a la democracia.
En otras palabras, lo que es criticable respecto a la ley habilitante es que el poder legislativo es quien permite a Chávez con tremenda sencillez gobernar por decreto durante 18 meses. Es decir, independientemente de que la iniciativa haya sido del propio Chávez o de la Asamblea saliente, lo relevante es que ésta fue cómplice (o promotora) de una afrenta radical al proceso democrático.
PERO el trasfondo del problema es otro porque, irónicamente para algunos pero muy coherentemente para mí, en el fondo, el venezolano ha resultado ser un sistema muy democrático según los patrones de todos los críticos liberales que en sus propios países aplican modelos mucho menos participativos y más indirectos. En más de once años de gobierno chavista, los venezolanos han ido más de diez veces a las urnas; no sólo han elegido presidentes, gobernadores y asambleístas –elecciones a las que se limitan la mayoría de las sociedades latinoamericanas–, sino que han llegado al grado de emitir una opinión en consultas nacionales sobe la Constitución y, ahí, muy pocos países de la región pueden presumir de tanto.
Entonces, ¿cuál es el mayor problema respecto a la ley habilitante? A mi juicio no lo es la Asamblea como un ente, no lo es tampoco Chávez ni los chavistas que votan por él o por su partido. El problema es quizá el sistema electoral liberal en sí mismo, sistema del que Venezuela no ha logrado zafarse del todo.
Seamos fríos y admitamos que, en el fondo, los venezolanos votaron efectivamente por esa Asamblea que, en su momento, aprobó la ley habilitante. Si ahora 50% más uno de los venezolanos está en desacuerdo con la ley habilitante (y estará en todo su derecho pues, como dije ya, permitir que un presidente gobierne por decreto es una afrenta a la democracia), el mayor problema es que el sistema político electoral de representación (y, por lo tanto, de muy leve democracia directa) no le dará la razón a la sociedad venezolana pues, una vez más, los asambleístas y demás “representantes” de la población habrán hecho lo que ellos quisieron y no lo que, previa consulta, hubiera deseado la sociedad. He ahí el mayor conflicto…
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Respuesta 3. Publicada el jueves 27 de enero de 2010.
Por Aarón Vivas Purroy. 25 años. Economista por la Universidad Central de Venezuela. Caracas.
“Les falta un poquito de humildad”, le dijo Chávez a los legisladores opositores. Y remató con un “vayan a lavarse ese paltó” . Estas fueron las palabras del presidente de Venezuela luego de que los diputados de la oposición exigieran la devolución de inmediato de la Ley Habilitante. ¿Acaso la exigencia de estos diputados es causa suficiente para generar senda reacción en Chávez? ¿O es que FINALMENTE Chávez buscó una (pequeña) excusa para no devolver la Habilitante?
Aprobada la ley vimos cómo el Secretario General de la OEA, José María Insulza, señaló que esta Ley es contraria a la Carta Democrática, dejando en evidencia el daño que se le estaría haciendo a la democracia en Venezuela. Adicionalmente Insulza aclaró “me preocupaba el hecho de que un Congreso que se estaba yendo dictara una ley que restaba atribuciones a un Congreso que llegaba y que, tal vez, sería mejor que el Congreso que llegaba analizara esa Ley. Ley que no cuestiono, como no cuestiono la existencia de leyes habilitantes, que creo que en caso de emergencias es necesario. (…) La única duda mía es que sea posible limitar la acción de un Congreso que llega por 18 meses”.
El Gobierno de Venezuela se manifestó contra las declaraciones de Insulza en un comunicado oficial: “El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela condena de la manera más enérgica, las bochornosas declaraciones de José Miguel Insulza sobre asuntos de política interna venezolana […] El gobierno bolivariano del Presidente Hugo Chávez seguirá avanzando por el camino de la consolidación soberana de una auténtica democracia participativa y protagónica […] independientemente de las presiones y agresiones internas y externas de quienes son enemigos históricos de los nuevos procesos de independencia y transformación democrática”. (Ver el comunicado completo)
¿Para consolidar una democracia participativa y protagónica es necesaria una Ley Habilitante?
Los argumentos bajo los cuales se aprobó esta ley fueron: necesidad de responder a una situación de emergencia provocada por la inclemencia de las lluvias que dejó a su paso 1) obstrucción y destrucción de las vías de comunicación, 2) destrucción de viviendas (132,786 personas damnificadas que se mantienen en 391 refugios a nivel nacional), 3) pérdida de grandes extensiones de tierras cultivadas, 4) deterioro de los suelos y 5) otras pérdidas de Bienes Materiales.
Sus beneficios, según ha repetido el gobierno: disminuye los tiempos de aprobación de las leyes, simplifica los trámites administrativos, agiliza todas las medidas necesarias para dar respuesta a la emergencia, permite crear procedimientos administrativos extraordinarios, da respuesta oportuna y eficaz a los afectados, en materias prioritarias como: vivienda, agricultura, alimentación, infraestructura, área económica, entre otras.
PERO me llama la atención que este gobierno enfrentó en el año 1999 inundaciones y deslaves en muchas zonas del país, principalmente en el estado Vargas y no se promulgó una Ley Habilitante por este motivo.
Cuando Chávez ha gozado de poderes legislativos (de hecho, es la cuarta ocasión que el presidente gobierna por decreto a lo largo de 11 años) los objetivos se transforman en: “fortalecer el Estado y crear un nuevo marco institucional cercano a las demandas sociales, profundizar la transformación del Estado liberal burgués a un Estado socialista, fortalecer la soberanía energética, […] fomentar el modelo económico productivo socialista, fortalecer el sistema monetario nacional, proteger y garantizar al campesinado su participación en el régimen de tenencia de la tierra, desarrollar nuevas formas de propiedad: la propiedad social, democratizar el sistema de transporte y comunicación terrestre nacional, disminuir las cargas impositivas al pueblo”. (Véase acá)
Con cinco poderes a su casi entera disposición, ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y ciudadano, el Banco Central y demás organismos públicos, ¿no es posible lograr los objetivos que se plantee el gobierno venezolano sin recurrir a una Ley de este tipo?
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Respuesta 4. Publicada el viernes 28 de enero de 2010.
Por Carlos A. Pérez Ricart. 23 años. Estudios de Relaciones Internacionales. Ciudad de México.
Estimada Laura, Estimado Diego, Estimado Aarón:
Leí con mucha atención sus puntos de vista y vivencias personales. Me interesó particularmente leer las opiniones personalísimas de Laura sobre el proceso político de Venezuela.
Como extranjero que soy, mis opiniones carecen de la legitimidad de la que se nutren sus comentarios. Por tanto, mi opinión como latinoamericano va más hacia la teoría que hacia la vivencia anecdótica. Ustedes disculparán.
I.
Hay consenso en todos los que han pasado por estas páginas: es ingenuo pensar que la aprobación de la Ley Habilitante es resultado de un esfuerzo por acelerar la reconstrucción de los males hechos por la lluvia. Más todavía: que 18 meses son necesarios para tomar decisiones que, como bien apuntan los que me antecedieron, pudieron tomarse durante 11 años.
Me alegra, pues, que no haya aquí ingenuos y que partamos de una premisa: La ley, aunque tangencialmente sirva para tomar apresurar la toma de decisiones con respecto al tema de las lluvias, tiene como objetivo limitar las acciones de la nueva asamblea.
Ahora bien. Seamos estrictos:
La ley habilitante es una atribución del poder legislativo y se encuentra dentro del marco legal. No es, pues, una decisión ni ilegal ni antidemocrática. Habrá quien diga que el principio de ley fue, en su momento, aprobado por una asamblea sin representantes de la oposición. ¿Y entonces, querido Jordy, todas las leyes emanadas por la asamblea constituida en 2004 carecen de legitimidad?
Hoy en día la oposición acepta que no participar en aquellas elecciones fue un error garrafal. Ellos apostaron a la caída del gobierno: a la antítesis de la democracia. Así de sencillo.
II.
Es un círculo vicioso preguntarse si en Venezuela hay democracia o dictadura. Prefiero preguntarme cómo se construye la política en Venezuela. Y algo, de todo ello, me queda claro: el régimen chavista se ha basado en una relación política construida sobre la base de la aceptación del disenso como condición esencial de la vida democrática, en contraposición del planteamiento que privilegiaba el consenso inter elites como piedra fundamental del funcionamiento del ancien régime venezolano.
La “democracia liberal” con su respeto a la propiedad privada y supuesto respeto a los demás poderes del Estado limita el acceso a la toma de decisiones a los actores políticos no electos y a las subculturas políticas que durante mucho tiempo (por lo menos desde Punto Fijo) fueron relegadas a un lugar secundario. De ahí que los instrumentos legales establecidos por las democracias liberales sean insuficientes, innecesarios y acaso peligrosos para un proyecto que pretende incluir a las clases antes proscritas. Más sencillo: la Ley Habilitante es anti liberal en tanto que supone la reducción del margen de acción de la oposición pero democrática en cuanto a que niega espacios de poder a una visión de política que marginó y proscribió a los sectores pobres de la sociedad.
III.
La ley habilitante es sólo un juego más de la larga batalla en la que se enfrentan dos visiones antagónicas de país y sociedad. Antagonismo que abarca desde la propia noción de democracia, el papel del Estado en la economía en el desarrollo de la economía, la orientación de ese desarrollo, la preponderancia de la participación popular, el carácter social de la propiedad, las relaciones de cooperación entre el sector civil y militar, la manera de ejercer soberanía y hasta en los nuevos ritos y símbolos de poder que han tejido a partir de la propia personalidad de Chávez.[1]
Desligar la propuesta de ley de todo este contexto es navegar sobre vacío. Es irresponsable. No es buena ni mala, ni democrática ni dictatorial. Ciertamente su aprobación no empata con los rígidos cánones de la democracia liberal pero, ¿acaso esa democracia es suficiente –cuando no impedimento– para atender los enormes problemas de marginación que sufre nuestra América entera?
[1] Carmen Bohórquez, “La constitución bolivariana y el fin del bipartidismo” en Paradigmas y Utopías. PT: México, 2007, p. 209.
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(El moderador insta a los participantes a una ronda de reflexiones sobre 1) lo más benéfico que podría traer esta ley para el país venezolano, 2) lo más perjudicial o pernicioso, a publicarse del 28 de enero al 4 de febrero)
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El contexto
Noviembre de 2010 resultó un mes en exceso lluvioso en Venezuela, tanto así que dejó sin hogar a casi 100 mil personas. El drama por la catástrofe natural, sin embargo, tomó dimensiones políticas cuando el diciembre pasado la anterior Asamblea Nacional de Venezuela (de abrumadora mayoría oficialista) aprobó una Ley que habilita al Presidente Hugo Chávez para gobernar por decreto durante 18 meses. La intención de esta ley, al menos así se ha repetido hasta el cansancio por parte del gobierno, es poder acelerar y garantizar la ayuda a los miles de damnificados.
(Acá un album con imágenes de las lluvias)
No obstante, lo que mueve a suspicacias en buena parte de la opinión venezolana es lo siguiente: la nueva Asamblea Nacional (que entró en funciones el pasado 5 de enero) tiene un alto porcentaje opositor, por lo que el presidente Chávez en teoría había perdido la facultad de crear o reformar leyes sin necesidad de acuerdos con sus adversarios.
Las preguntas
En Distintas Latitudes quisimos poner a debate este tema entre nuestros colaboradores y lectores, con una nueva dinámica. A partir de martes 25 de enero y hasta el viernes 4 de febrero, en este mismo post encontrarán distintos comentarios de al menos cuatro colaboradores que intentarán responder entre sí a estas preguntas:
1) ¿Cuál es la importancia y verdadero alcance de la Ley Habilitante de 2010,? ¿en qué términos podría ser benéfica para el país y en qué términos lo perjudicaría?
2) ¿Es cierto que la anterior Asamblea Nacional (de abrumadora mayoría oficialista) quiso restar poder a la nueva AN (que tiene una mayor presencia opositora)?
3) Chávez anunció el 4 de enero que devolvería la Ley Habilitante en mayo, sin embargo, ha reculado y dicho que no lo hará. ¿Por qué?
4)¿La oposición venezolana (en el Congreso y fuera de él) qué instrumentos tiene para hacer frente a esta ley?
La dinámica
La idea es que cada colaborador pueda, en un primer momento, responder de manera general estas interrogantes y, en un segundo intento, responder los comentarios de los otros participantes. Las respuestas irán apareciendo de manera escalonada, de tal suerte que cada día habrá un comentario distinto. *
* Si quisieras participar en esta dinámica escríbenos tus respuestas a [email protected] con tu nombre, edad, profesión o actividad y ciudad de residencia. Distintas Latitudes se reserva el derecho de publicar y/o editar las respuestas enviadas. Por supuesto, se alienta a los lectores a que también participen con nosotros en la sección de comentarios.
Espera aquí un nuevo comentario para el miércoles 26 de enero. ¿Tienes alguna reflexión que expresar al respecto? Adelante, participa con nosotros.
Me confunde la respuesta de Diego. El problema no es la Asamblea ni Chávez porque el sistema venezolano ha demostrado ser más democrático en tanto han habido no sólo elecciones sino un buen número de consultas. Pero no se consultó al pueblo sobre la ley habilitante, y si lo hicieran y la rechazara, de poco o nada serviría pues quienes mandan son la Asamblea y Chávez. ¿Es el sistema venezolano democrático y la ley habilitante una muestra de ello, sí o no? ¿Qué opinión merece la aparente falta de disposición/interés del gobierno por construir acuerdos -hacer política- con la oposición al recurrir a esos artilugios legislativos?
Mi estimado Diego, yo también tengo varias cosas qué decir. En primer lugar, recordemos que en 2005 la población venezolana no tuvo más opción que votar por los asambleístas del PSUV, cuando la oposición se retiró de las elecciones legislativas aduciendo falta de garantías para participar. Así que NO se puede decir que la Ley Habilitante es una representación de los sentimientos de una Asamblea Nacional plural y mucho menos es un reflejo de lo que podría querer la población venezolana. En segundo lugar, creo que Laura y Aarón tocan un punto importante, aunque parece que se quedan en el borde y no se atreven a entrar de lleno en él: desde 2004, Chávez ha gozado de un poder casi absoluto en Venezuela y aún así las deficiencias en vivienda son alarmantes (¿se pudieron haber evitado estos miles de damnificados si antes se les hubiera otorgado vivienda digna?), eso sin hablar de otros temas como la inseguridad, la pobreza que no cede, los problemas de inflación, etc. Además, Chávez, sin necesidad de la Ley Habilitante, sigue contando con mayoría en la nueva AN para aprobar leyes secundarias, no así para reformas constitucionales. ¿No podría haberlo hecho así? ¿Tiene la atención de hacer cambios constitucionales para atender el problema de las lluvias?
El punto inicial de la discusión: ¿era necesaria esta ley para atender ese problema en específico? A todas luces me parece que no. ¿Es un golpe político a la oposición, una estrategia calculada para restar poder a la nueva AN? Me parece que sí y que no hay duda de ello, no veo por dónde alguien puede rebatir el argumento. Me preocupa un tanto que haya voces que digan: pues es obvio que es un golpe político contra la oposición, de qué te asombras, así es Chávez y siempre será, etc. Decir eso es como sucumbir ante la fatalidad, una fatalidad además un tanto falsa. El pueblo venezolano, en las últimas elecciones, ha demostrado que Chávez está perdiendo apoyo. Lo grave viene cuando Chávez no acepta esa realidad y da golpes de mano, como cuando perdió su referendum constitucional para permitirle la reelección indefinida y en menos de un año volvió a la carga, con intimidaciones y todo el dinero y la proyección que puede dar el poder. Ya quisiera ver algo así en México y todos los que se irían directito a inmolarse en contra de Calderón, Peña, AMLO, Ebrard, quien fuera.
Ahora: ¿La Ley Habilitante es una afrenta a la democracia? Ahí es donde viene el salto importante, interesante. Unos dirán que sí, otros dirán que no. Yo soy de los que dicen que sí. El discurso oficial que intenta justificar la ley no es del todo consistente con las acciones de un gobierno que a todas luces lo único que quiere es conservar intacto su poder.
Finalmente, y esto me parece fundamental. Creo que es totalmente INCORRECTO que se piense que por haber más votaciones o mecanismos de participación “directa” como referendum, plebiscito, o revocación de mandato un país es más democrático. Democracia en sentido amplio, ustedes deben de saberlo, va más allá de depositar un voto en la urna. Una democracia es efectiva no tanto porque siga fehacientemente los mandatos de sus mayorías, SINO POR CÓMO RESUELVE LAS TENSIONES CON SUS MINORÍAS. Un país cuya población es 80% blanca podría querer humillar-desaparecer-cortar-derechos al 20% indígena y votar en ese sentido. Ya sé que dirán que mi planteamiento tipo Charles Taylor es sumamente liberal y que ahí radica la debilidad de mi argumentación, pero estoy convencido que todos aquellos experimentos en donde la “voz del pueblo” es escuchada, entendida y aplicada por una sola persona acaban mal.
Carlos y Jordy tienen un punto importante y es que parece haber una contradicción entre las intenciones de hacer de Venezuela una democracia más directa y participativa, y el hecho de que la Ley Habilitante haya sido aprobada directamente por la Asamblea sin consulta popular (lo cual, en una democracia directa de verdad -y sin situación de emergencia- habría sucedido).
Y yo mismo defiendo la idea de que una Ley Habilitante, en cualquiera de sus versiones, es una afrenta a la democracia porque permite gobernar por decreto a un sólo individuo. Pero lo digo no porque crea, liberalmente, que el gobierno debe residir en las asambleas o demás cámaras constituidas sólo por “representantes” de la sociedad.
Lo digo porque creo, efectivamente, que la democracia directa es aquella que resta la mayor cantidad de poder posible a todos esos “representantes” de la población (presidente y demás figuras electas incluidas), no mediante un sistema estadunidense de Checks&Balances, sino mediante mecanismos efectivos de autonomía popular, de autogobierno, de autogestión y horizontalidad.
Y en ese sentido no estoy de acuerdo contigo, Jordy: no es incorrecto pensar que porque existen más mecanismos de votos como el plebiscito, la consulta popular, etc (los liberales dicen que todos ellos son muy fáciles de manipular) hay más democracia. Quizá es incompleto, pero jamás incorrecto porque es un hecho que la democracia de un Estado se nutre, también, de decisiones de carácter nacional que deben ser tomadas por la mayoría en los espacios que atañen, de verdad, a la mayoría. Pero sería una barbaridad limitarse ahí. Como dije ya, la democracia más justa es aquella que contempla libremente todas las formas de autonomía y conflicto (porque la democracia es conflicto y no consenso, eso lo tengo cada vez más claro), de resistencia y crítica propositiva. Y para ello, estoy de acuerdo, las elecciones no bastan.
Y sólo para volver a Venezuela, insistiré (aunque sé que es contrafactual y entonces inútil) que si la oposición no se presentó en 2005 en las elecciones legislativas NO fue porque existiera un ambiente de represión, persecución, exilio, desaparición o guerra sucia contra ella. De acuerdo, no había tampoco un escenario perfecto y sí había hostilidad contra la oposición por parte del oficialismo. Pero en todos los procesos de democratización la oposición tiene que fajarse bien los pantalones y participar. No puede aducir a “un ambiente hostil” para no hacerlo y dejar, como decimos en México, a su electorado colgado de la brocha. Digo, Venezuela está lejos de ser cualquier país del Cono Sur durante las dictaduras militares. Ahí sí que había un ambiente hostil contra la oposición. Y si en 2005 la oposición venezolana se negó a participar fue, por supuesto, una cobardía y una falta de compromiso hacia su electorado.
Y remato repitiendo la pregunta de Carlos Pérez: ¿acaso todas las leyes promulgadas por la asamblea desde 2005 carecen de legitimidad? (No han respondido todavía a ello).
Gracias y saludos a todos.