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Mauricio Funes era un nombre que llevaba veinte años de estar en la palestra política salvadoreña antes de convertirse en presidente. A finales de los ochentas, el periodismo de vanguardia tenía lugar en un solo medio televisivo: canal 12. De él salieron muchos jóvenes que tuvieron a la guerra como campo de prácticas de lo aprendido en sus recientes horas escolares; siendo Funes uno de los más arriesgados y versátiles a la hora de desenvolverse en el campo noticioso. Fue este tino el que habría de llevarlo, ya en los noventas, a ser el moderador de cabecera en el ámbito de la entrevista de opinión.

Durante más de quince años, Entrevista al Día significó Mauricio Funes y viceversa. Como voz joven y valiente que gustaba de acorralar a los funcionarios de gobierno con agudas intervenciones -es decir, a aquellos no menos valientes funcionarios de gobierno que se atrevían a aceptar la invitación para asistir a Entrevista al Día-, con el transcurso del tiempo supo ganarse el respeto, el odio y el ¿temor? de los actores políticos contemporáneos, que nunca dudaron en marcarle como “el comunicador de la izquierda”, a pesar de cuestionar a ambos bandos con el mismo ímpetu. Es esta cualidad en específico, este don de colocarse en el centro de dos posiciones encontradas y desarrollarlas, que le volvía incómodo a sus invitados el explayarse respecto a sus posturas. A su vez, le servía para crearse ante el público una imagen de periodista serio, imparcial y capaz; imagen que mantuvo hasta 2007[i], cuando su postulación oficial como candidato a la presidencia de la República de El Salvador tuvo lugar en acto público el domingo 11 de noviembre de ese año.

Su postulación no fue ninguna sorpresa. En realidad, las figuras presidenciables de la izquierda estaban agotadas después de las elecciones presidenciales de 1999, en las que resultase ganador el candidato de derecha Francisco Flores Pérez, luego de enfrentar al excomandante guerrillero Facundo Guardado. Ya tan temprano como 2003[ii] -y en vistas a los comicios presidenciales de 2004- el nombre de Mauricio Funes, quien se confesaba de izquierda  a pesar de no haber militado nunca, resonaba como candidateable. La opción se antojaba lejana, dado que la Constitución de la República limitaba la posibilidad de ser candidato a la presidencia a la afiliación a un partido político[iii], cosa que Funes se negaba a hacer, esto mientras su reputación de periodista serio y hombre de principios crecía. Eventualmente cedió y obtuvo el triunfo electoral, en parte reflejo del voto de castigo contra ARENA, en parte por la confianza que generaba el no ser un engranaje de la dirigencia histórica y oxidada del FMLN. Una nueva y honesta cara en la izquierda nacional.

Son otros tiempos en El Salvador. El otrora vanguardista canal 12 fue vendido en 1997 a TV Azteca, lo cual moderó en gran medida la línea editorial del canal, a pesar que Mauricio Funes se mantendría a cargo de la misma hasta su despido en 2005[iv]. Los jóvenes de esos tiempos hubieron de buscar otros horizontes y, al no encontrarlos, decidieron crearlos. Ante la imposibilidad de obtener los fondos que les permitiesen crear un periódico impreso, en 1998 Carlos Dada y Jorge Simán fundan El Faro[v], el primer periódico en línea creado en América Latina. Ahora son ellos y su generación de jóvenes colaboradores quienes ostentan el título de periodistas serios e íntegros que alguna vez ocupó nuestro  presidente. Cosas de la vida.

A El Faro le ha tocado conducir algunas de las investigaciones más crudas del periodismo nacional.  Con el prestigio que han ido forjando para sí, la aventura noventera es hoy acreedora, entre otros, del premio Ortega y Gasset 2010 en la categoría de Periodismo Digital[vi]. Su poder de convocatoria es tal que en la noche del 16 de mayo de 2011, en el marco de la inauguración de su Foro Centroamericano de Periodismo[vii],  lograron convocar a ambos lados de la moneda: al otrora periodista valiente que logró llegar a la presidencia a punta de confrontar al poder y a la periodista mexicana que ha tomado esa función en su país. Esa noche, Carmen Aristegui entrevistó al ahora presidente Funes. El Faro transmitió la entrevista íntegra y en vivo. La clase media de El Salvador, tal como lo ha venido haciendo desde hace años, recibió expectante lo que El Faro tenía para mostrar. Y lo que vio no fue de su agrado.

Durante la cobertura en vivo de la entrevista, frecuentemente tuve la sensación que Funes estaba siendo entrevistado por su doppelgänger[viii]. El prestigio de Aristegui es innegable, a pesar que su renombre en nuestro país es limitado a quienes poseen televisión por cable o suministro de internet, que no sobrepasan conjuntamente el 35% de la población total. Esto quizá amortigüe un poco la verdadera magnitud de lo develado mediante el cuestionario de Aristegui. Aquello que Funes el mandatario no puede admitir abiertamente, pero que Funes el periodista sabe muy bien.

Quizá por haber ejercido el periodismo de opinión durante tanto tiempo, Funes sabia que debía  hacerse del control de la conversación tan pronto esta iniciase. Con un tono que correspondía más a un discurso que a una entrevista, empezó a enlistar sus propios méritos como periodista. Cual si se estuviese entrevistando a sí mismo, Aristegui fue oportuna al detenerlo como él lo habría hecho. Esto le sirvió para conducir la entrevista por los ejes que originalmente previó: la situación de violencia actual en El Salvador, la situación de los migrantes salvadoreños; la relación El Salvador-México; la salida del Ejército (en adelante FAES: Fuerzas Armadas de El Salvador) a las calles como refuerzo a la Policía Nacional Civil (en adelante PNC) y El Salvador frente al narcotráfico.

Al abordar el tema de la violencia, la situación de los migrantes y la relación diplomática con México, Funes tuvo la misma respuesta: se requiere un esfuerzo regional, un mayor empuje por parte de los Estados Unidos. Fue claro en afirmar lo que los salvadoreños sabemos: que las rutas de migrantes coinciden con las rutas del narcotráfico y de ahí derivan los problemas. Respuestas previsibles para preguntas previsibles con ejemplos previsibles: Los Zetas no tienen accionar comprobado en el país, mas contratan a pandilleros para ejecutar crímenes a la usanza sicarial. Nada que El Salvador no supiese. La temperatura empezó a subir cuando Aristegui abordó el tema más espinoso de la gestión Funes: la salida de las FAES a las calles, en apoyo a las labores de seguridad ejecutadas por la PNC.  Aristegui preguntó si era adecuado decretar un Estado de Sitio. El presidente se desesperó y la mala cara del periodista ganó al presidente: Funes entró en catarsis.

El gran debate oculto de la actual gestión es si El Salvador constituye o no un Estado fallido. Instituciones débiles, capacidad de acción rebasada y la inminente necesidad de intervención de organismos internacionales para que el país avance parecen ser suficientes para decretar a El Salvador como tal. Y lo que vimos en la entrevista fue a un Funes aferrado a la idea de lo contrario. Aristegui vio lo que el salvadoreño lleva meses viendo: al presidente que se escuda en sus antecesores y su pésimo sistema de gobierno, al hombre de oposición -que nunca fue izquierda- intentando vender la idea del manejo eficiente de una crisis que hace años rebasó la capacidad de gestión local. Crisis que hoy emerge porque quienes la contenían ya no tienen el poder del Estado. La violencia polisémica, la pobre recaudación fiscal, las instituciones que se erigen tímidamente y que demandan a gritos cierto ápice de seguridad. La falla estatal que se antoja cercana. Los pininos constitucionales para evitarla. La crisis regional. Funes histérico y sudoroso.

El lunes 16 de mayo, Funes, usualmente tan vehemente con los medios, fue entrevistado por su doppelgänger. Una Aristegui tan fiel a sí misma que logró lo que se propuso: sacar al periodista que reside dentro del presidente con el fin de evidenciar la verdad.  Funes, el periodista íntegro y recto, no pudo contra sí mismo. Y habló.


[i] Entrevista al Día, emisión del 30 de abril de 2007, en que Funes desmiente haber sido nominado como candidato a la presidencia: <http://www.youtube.com/watch?v=xmG1IMYlb58>

[ii] Bonilla, A.  (2004, 3 de abril) “Mauricio Funes: el periodista, el político” <http://www.elsalvador.com/noticias/2003/04/03/nacional/nacio23.html>  El Diario de Hoy, recuperado el 17 de mayo de 2011.

[iii] Gobierno de El Salvador (1983). Constitución de la República.Art. 85 Cn: El Gobierno es republicano, democrático y representativo.

El sistema político es pluralista y se expresa por medio de los partidos políticos, que son el único instrumento para el ejercicio de la represnetación del pueblo dentro del Gobierno. Las normas, organización y funcionamiento se sujetarán a los principios de la democracia representativa.

La existencia de un partido único oficial es incompatible con el sistema democrático y con la forma de gobierno establecidos en esta Constitución.”. Documento oficial.

 

[vi] Listado de ganadores de los Premios Ortega y Gasset 2010: <http://www.premiosortegaygasset.com/ediciones-anteriores.html>

[vii] Página en Facebook del Foro Centroamericano de Periodismo; <http://www.facebook.com/pages/Foro-Centroamericano-de-Periodismo-2011/148525375215947> (no se creó sitio web oficial)

[viii] Doppelgänger (del alemán doppel “doble”, gänger, “andante”): vocablo que usualmente se utiliza para denominar al doble fantasmagórico de una persona viva/ doble de una persona, que posee atributos similares, que bordan en la exactitud.

 

Virginia Lemus

El Salvador, 1987. Estudiante de Derecho en la Universidad Centroamericana y Política Latinoamericana en FLACSO-El Salvador.

3 Comments

  • NataliaRH dice:

    Para cualquier mexicano, hay un déjà vu en este texto. Me gusta. Lo siento ambiguo y polémico. Creo que una parte considerable de América Latina está ya muy educada en el discurso del Estado fallido. No sé si nos ha llevado a alguna parte, no sé si ha logrado reformas. Tengo la impresión, de cualquier manera, de que es quizá un discurso mal dirigido. No porque el Estado no importe -al contrario, creo que sigue siendo fundamental-, sino porque la idea de Estado no es clara en esa discusión. Da la impresión de que Funes quedó mal. Si le diéramos el beneficio de la duda: ¿hablar de narcotráfico es necesariamente hablar de Estado fallido?

  • Edgar@ dice:

    Me parece que en El Salvador la salida de la fuerza armada a la calles en apoyo a la policia no quiere decir que es el ultimo recurso del estado, ademas sabiendo que por los acuerdos de paz el ejercito no puede actuar como en Mexico, y el estado no ha sido sobrepasado en sus actividades contra el crimen por lo que no puede ser un estado fallido debido a que puede responder por la seguridad de las personas lo que faltan en los paises que enfrentan este problema es una depuración en las instituciones de seguridad y leyes muy bien analizadas e implementadas.

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