Si me preguntan qué personaje femenino de ficción mexicana me viene a la mente pienso en Borola Tacuche de Burrón, asoleándose con el estómago vacío en la azotea de su vecindad (ubicada en el callejón del Cuajo, número chorrocientos chochenta y chocho) al más puro estilo playero para apantallar a sus vecinas, todas tan pobres como ella. Su hija Macuca cuestiona su comportamiento: “¿Por qué estamos tomando el sol si tenemos tanta hambre que duele?” Porque siempre hemos presumido que nunca nos falta nada, explica Borola. Porque somos de aquellos que el hambre nos tira y el orgullo nos levanta.
Y vaya que la levanta, a ella, a Borola. No solo la levanta sino que la pone a hacer ejercicio, a pelearse, a caminar moviendo el corpachón. Proveniente de una familia acomodada, renunció a su vida de la jai y a sus pretendientes pipirisnais para casarse con Regino Burrón, un chaparrín honrado y bonachón hundido en la miseria del que se enamoró. Tuvieron dos hijos: Regino chico, alias el Tejocote, y Macuca; más tarde adoptaron a Foforito, hijo de un pepenador borracho. Don Regino trabaja en una peluquería, pero apenas se le paran las moscas. Para que sobrevivan su familia y sus vecinos, Borola da vuelo a su imaginación llevando a cabo las ideas más descabelladas. Mejor comer albóndigas de periódico o inflarse globos en el estómago que petatearse de hambre y quedar mal frente a las superpotencias del mundo. “El mexicano debe aguantar el hambre a pie firme, caminar con gallardía”.
Su creador Gabriel Vargas Bernal (fallecido en mayo de 2010), cuenta que todo surgió por una apuesta. Cuando gozaba de un éxito casi escandaloso con su historieta Jilemón Metralla (se llegó a imprimir medio millón de ejemplares por semana) su compadre Armando Ferrari lo retó a manejar en una nueva historieta a un personaje femenino con rasgos pintorescos. Don Gabriel aceptó, mató a Jilemón, creó a Borola y a Regino inspirado en una pareja que conoció, y un mes después nació “Vida de perro”, el primer número de lo que más adelante se llamaría La Familia Burrón. “Les puse los Burrón, porque me pareció chusco. Imaginé a alguien que trabaja como bestia, como un auténtico burrón.” Al poco tiempo superó el éxito de la historieta anterior, se agotaban los ejemplares y Vargas fue considerado por muchos el verdadero cronista de la Ciudad de México.
La familia Burrón retrata una de tantas familias de clase baja de la capital de México. No con absoluta fidelidad, desde luego. Vargas combina el realismo con la fantasía, la razón con el absurdo. Retoma palabras coloquiales de los citadinos, pero también las inventa. El resultado es hilarante. Cada número es una aventura cargada de crítica y comicidad. Los problemas se resuelven o se empeoran con gracia.
A las dos en punto, los Burrón se reúnen felices en el comedor, aunque sea para comer aire. Unas flores de papel descoloridas engalanan el mantel. No importa que no tengamos nada que llevarnos la boca, dice Borola. La mesa siempre debe lucir alegre y lucidora.
La virgen de Guadalupe.
Secundo a Pisp.
Pues ahora que viene a colación este tema, justamente entre @choktm y yo
estábamos preguntándonos qué personaje sería quien representa a la
mujer mexicana, y en realidad tenemos varios ejemplos: viene a cuento la
típica trenzuda moreno-blancuzca (con “z”, ¿eh?) sonriente llamada “La
china poblana” cual pareja ideal de (cualquier) mexicano charro y macho
por definición. Sonriente, trenzuda, de ojos negros, labios rojos,
coqueta posteriormente abnegada, suena como la imagen que por mucho
tiempo la ha representado. Lo malo es que dejamos atrás a otros íconos
femeninos que, gracias a la expansión del cine mexicano en los años 40,
se conocieron en toda Latinoamérica, como la prostituta “Santa”
(interpretada por Esther Fernández en la versión sonora) y después al
mismo personaje con circunstancias intercambiables como “La mujer del
puerto”, o Marga López en “Salón México”, o Ninón Sevilla aunque era
cubana de origen pero vendiendo caro su amor “Aventurera”. Mujeres
“fuera de la sociedad decente”, para acabar pronto. El común denominador
de ellas fue haber sido engañadas/conducidas “al vicio” para
sobrevivir, pues el constructo de su condición de mujer mexicana era ser
abnegada por amor y religión, que se encontró también representado en
el mismo cine mexicano: la campesina fiel y enamorada pero puesta en
duda de su honor en “Allá en el Rancho Grande”, o María Félix como la
hija de hacendado que termina “Enamorada” de un jefe revolucionario (y
años después su carácter férreo la llevó a interpretar “La cucaracha”).
Gloria Marín y Blanca Estela Pavón fueron las primeras grandes abnegadas
del Cine Méxicano, al lado de su Jorge Negrete o Pedro Infante, como
les tocara. De ahí “La chorreada” de “Nosotros los Pobres” se hizo
emblemática por lo mismo, pero no tanto “La Tostada” y “La Guayaba” por
muy simpáticas que fueran.
Entonces, me atrevo a decir que la “La
china poblana” tomó varias formas en las posteriores ficciones mexicanas
que saltaban de la literatura o nacían directamente en los libretos de
cine, y pocos reparamos que Sara García fue la Abuelita más emblemática
(la mujer abnegada se convertía en la férrea defensora institucional de
los valores familiares). Solamente se iba actualizando hasta que,
efectivamente, surgió “Borola” de la mano de Sergio Vargas en la Familia
Burrón, pero era menos “chorriada” que la “Chorreada”. O derivó en La
India María, cuya solidez como personaje atravesó casi 30 años de cine
mexicano y dejó más huella en el cine popular que los grandes tótems de
Dolores del Río (La Perla, María Candelaria, La otra) y María Félix
(Bugambilia, Tizoc, etc) interpretaron como mujeres mexicanas.
cabe
recordar que la gran mayoría, fueron construídas desde la perspectiva
masculina, y las mujeres se interpretaban a partir de allí, aunque La
India María, como el CINE DE AUTOR que es, supo mantener una constante.
La
televisión cincuentera/sesentera trajo también el formato idealde mujer
mexicana abnegada con cuento de hadas atravesada pero requetesufrido, y
la comedia puso a Doña Florinda como posterior contemporánea y casi
vecina de “Borola”.
Me podría seguir de largo con Camelia La Texana,
Lola La Trailera, la misma Carmen Salinas interpretando variantes de sí
misma (y la que mejor dice las peladeces de sus personajes), pero hay
algo en el que puedo poner un hincapié: México, 1986, comerciales.
¿Resultado? Mar Castro interpretando a la “Chiquitibum” para el
comercial de carta Blanca dentro del Mundial de futbol del mismo año.
fenómeno publicitario apoyado en el morbo, la cerveza, el balonpié y que
le dio una corta fama artística a Mar Castro.
¿Ahora representa a la
mujer mexicana los personajitos de comerciales? Como en el caso de la
Blanquita colombiana, ella representa muchas cosas, voluntarias e
involuntarias. Refleja a quien construye esta imagen de la mujer. En
adelante, el depauperado cine mexicano ya no pudo seguir reforzando esa
imagen, y viene la televisión y la publicidad a abundar una imagen de
Mujer moderna.
En estos días, María Novaro recibió un reconocimiento
en España por su trayectoria como cineasta y sus películas (Lola,
Danzón, Sin dejar huella, El jardín del edén, Las buenas hierbas) (http://www.noticine.com/iberoa…
en donde la representación femenina es diferente a todos los que
mencioné antes. Marisa Sistach, Busi Cortés, entre otras tantas llegando
hasta Elisa Miller, nos pueden hablar de otra forma de representar a la
mujer mexicana que… pues que aun no ha sido tan icónica como para
mencionarlos y discutir al respecto.
Ojalá los siguientes
comentarios sean más precisos y podamos definir a los personajes
femeninos más representativos de la ficción.
Siguiendo con las historietas, Eufrosina la madre de memin pinguin en la historieta escrita por Yolanda Vargas Dulché, consideró es la representación de la mujer mexicana promedio, madre soltera, trabajadora, estricta con su hijo y sumamente protectora.
Borola, la mujerquetodolopuede. Queda a deber este artículo en la descripción del personaje pues si bien es el orgullo el que la caracteriza, lo es también el rasgo polímata que le dio Don Gabriel Vargas. Inventora de máquinas para evitar el tráfico en los ejes viales de los años 70; helicópteros creados con motores de licuadoras para trasladar a las chamaconas que sufrían acoso sexual; benefactora de la vecindad y proveedora de todo lo que hiciera falta para que no faltara nunca una posada. Borola descubre el caracter luchón, terco y proveedor de la mujer mexicana que todo, todo lo puede, adelantándose a las luchas feministas. Borola Tacuche de Burrón es la jefa, la dictadora, la que manda y la que ama por sobre todas las cosas al pequeño Regino, símbolo nada lejano del hombre mexicano del siglo XX. ¡Viva Borola!
Borola, la mujerquetodolopuede. Queda a deber este artículo en la descripción del personaje pues si bien es el orgullo el que la caracteriza, lo es también el rasgo polímata que le dio Don Gabriel Vargas. Inventora de máquinas para evitar el tráfico en los ejes viales de los años 70; helicópteros creados con motores de licuadoras para trasladar a las chamaconas que sufrían acoso sexual; benefactora de la vecindad y proveedora de todo lo que hiciera falta para que no faltara nunca una posada. Borola descubre el caracter luchón, terco y proveedor de la mujer mexicana que todo, todo lo puede, adelantándose a las luchas feministas. Borola Tacuche de Burrón es la jefa, la dictadora, la que manda y la que ama por sobre todas las cosas al pequeño Regino, símbolo nada lejano del hombre mexicano del siglo XX. ¡Viva Borola!
No sé cual sea el retrato más fiel de la mujer mexicana, pero los ideales de mujer mexicana se debaten entre la Virgen de Guadalupe -la figura materna- y la mujer cabrona que hace lo que quiere.
Me dio mucha risa el comentario que dice ”La virgen de Guadalupe”, pensándolo bien, sería un buen personaje de ficción. Nunca he leído la familia Burrón, al leer un poco sobre ellos y platicar con mi papá, (y al leer este texto), me di cuenta de que Borola es el personaje de ficción perfecto para representar a México. Mujeres que todo lo pueden o intentan, que no se dejan tirar. De ésas conozco pocas y se necesitan muchas.
Más Borolas y menos VirgencitasdeGuadalupe, plis.
Me parece que la vigencia de los Burrón es que aún prevalece esta situación de vivir al día, de mirarse con los bolsillos vacíos e ingeniárselas para sacar dinero, aunque sea unos pesitos. Bien podemos reconocer en cientos de mujeres a una Borolita (aunque sea en el físico), que se las ingenia para sacar adelante a su familia o que de repente se cuelga hasta el molcajete. Sin embargo actualmente podemos encontrar otros referentes de la mujer mexicana, la mayoría de ellos difundidos en la televisión: la maldita mujer exitosa, la vanidosa, la aventurera, las mujeres asesinas, la trepadora, la sexy, la fea… ¿será que en unos años nos identificaran con Teresa Mendoza, alias “la mexicana” ? ¿O será ” La tamalera” la que represente el papel de las mexicanas?
Me parece que la vigencia de los Burrón es que aún prevalece esta situación de vivir al día, de mirarse con los bolsillos vacíos e ingeniárselas para sacar dinero, aunque sea unos pesitos. Bien podemos reconocer en cientos de mujeres a una Borolita (aunque sea en el físico), que se las ingenia para sacar adelante a su familia o que de repente se cuelga hasta el molcajete. Sin embargo actualmente podemos encontrar otros referentes de la mujer mexicana, la mayoría de ellos difundidos en la televisión: la maldita mujer exitosa, la vanidosa, la aventurera, las mujeres asesinas, la trepadora, la sexy, la fea… ¿será que en unos años nos identificaran con Teresa Mendoza, alias “la mexicana” ? ¿O será ” La tamalera” la que represente el papel de las mexicanas?