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“La música es el alimento del cuerpo”. Es una frase que se ha escuchado muchas veces y  es en Venezuela donde ha adquirido un significado casi literal. Los paisajes dónde genera más importancia son los barrios bravos de Caracas (algo parecido a las favelas en Brasil), montañas llenas de ranchos destartalados con piso de barro, infinitas escaleras que parecen lograr una fusión con el cielo y miles de personas viviendo en condiciones de pobreza e inseguridad extrema. Justo allí es a donde llega “El sistema”, allí en donde niños y jóvenes sobreviven en zonas de riesgo, donde es más fácil ganarse un videojuego robando que por recompensa por hacer el trabajo de la escuela.

No es secreto que Venezuela, desde hace unos años para acá, es uno de los países más inseguros, donde reinan la impunidad, la corrupción y los asesinatos. Las noticias de hechos violentos ocurren con tal frecuencia que ya no sorprenden; en Venezuela se roban 110.000 celulares por mes y en un fin de semana normal en Caracas hay alrededor de 40 muertos por violencia.  Esto es lo que más suena de Venezuela, conocida por muchas cosas malas y pocas cosas buenas, pero no significa que no las haya –si bien parece que vivamos una situación muy lamentable y real. Para no caer en lugares comunes y sólo hablar de lo mal que está la situación allá, hablemos también de una medida que hay para atacar esa violencia desde los primeros años de vida. Unos de los mejores ejemplos que ha dado Venezuela es el modelo de educación musical que se desarrolla en programas de orquestas juveniles que, más que sólo promocionar una carrera musical, impulsa el desarrollo social: evita que los niños caigan en el círculo vicioso de la violencia refugiándolos en la música. Se hace todo por vencer la cotidianidad de armas y robos con instrumentos musicales, ofreciendo oportunidades, reconocimiento, esperanza y un mundo nuevo a los niños y jóvenes en zonas de riesgo de ese país.

Todo comenzó hace más de 35 años

José Abreu no es un economista cualquiera. Es el fundador y antiguo director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (OSSB), así como la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil y la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles (FESNOJIV). Y es que la música siempre significó una acción social para él. Persiguiendo un anhelo de llevar la música a todos los sectores de Venezuela, Abreu fundó El sistema. “El  primer día eran 11 niños, y allí supe que el reto iba a ser grande porque los obstáculos eran muchos” dijo cuando recibió el premio TED (1). Nadie se imaginó que a partir de esos 11 niños formara una de las mejores Orquestas Juveniles del mundo. Lo revolucionario de Abreu es que, principalmente, logró conquistar con la música a niños y adolescentes que jugaban con armas y balas.

Una alternativa a la violencia: “La música es vida”

El sistema es, básicamente, un programa social para luchar contra la pobreza. Sigue Abreu: “la pobreza física de un niño se supera con la riqueza espiritual que ofrece la música”. Tocar un trombón o un violín llena más el alma que recibir unas cuantas monedas a cambio de un poco de mariguana. Es allí en donde tiene éxito esta empresa, en llegar a los niños y jóvenes de las zonas con más riesgo de convertirse en delincuentes y transformarlos en músicos profesionales, orgullosos de sí, con esperanza de una vida mejor que la que está a su alrededor y de la que son constantes testigos. El sistema, más que enseñar a jóvenes a tocar música clásica, les enseña que otra vida es posible.

“La música dejó de ser un monopolio de la elite” dice Abreu. Lo dice con palabras que, admitamos, los venezolanos están cansados de escuchar, pero están llenas de verdad. La variedad de razas y clases socioeconómicas queda difusa allí adentro y el estatus te lo da el esfuerzo en tocar bien tu instrumento. Aquí se promueve la fraternidad entre los nuevos músicos y los jóvenes desarrollan su autoestima  junto con valores y una ética que tiene relación con la música misma. Es inmensa la importancia de despertar en los niños estos valores y de que ellos se lo pasen a otros. Estos valores han hecho que no abandonen la escuela, que mejoren su proceso de aprendizaje y que quieran salir adelante para tener otra vida y ayudar a sus familias. Ejemplos de éxito son muchos, pues son muchos los niños que han decidido combatir la violencia de su alrededor mediante la música y la disciplina escolar. También hay casos muy conocidos, como el de Gustavo Dudamel, director musical de la Orquesta Juevenil Simón Bolivar, de la Filarmónica de Los Angeles y de la Sinfónica de Gotemburgo y el de Edicson Ruíz, contrabajista venezolano muy reconocido miembro de la Orquesta Filármonica de Berlín. Ambos son producto del Sistema y dan continuidad a la música del proyecto.

Tan tangible es el éxito del Sistema que su modelo pedagógico se ha reproducido por todo el mundo. Argentina tiene su propio sistema de orquestas juveniles  que reúne a personas entre 3 y 25 años. Brasil creó otra red exitosa: Neojibá. Otro ejemplo es  la Sinfónica Nacional Juvenil “José Artigas” de Uruguay y el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles del Perú (SOJIP), que en su página se describe como “un proyecto social presidido por el reconocido tenor peruano Juan Diego Flórez, con la finalidad de rescatar a niños y jóvenes de escasos recursos en conductas de riesgo como el alcoholismo, la drogadicción, violencia, trabajo infantil etc. a través de la cultura y expresión musical”. Otros más son: AustraliaAustria, BoliviaCanadáChileColombiaCorea del SurCosta Rica, Cuba , Ecuador, El Salvador, EscociaEstados Unidos, Guatemala, Honduras, InglaterraItalia, Jamaica, IndiaMéxico, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, y Trinidad y Tobago.

Blanco o negro

A pesar del éxito mundial de este programa y de ser copiado alrededor del planeta, no ha dejado feliz a todos los venezolanos. Este programa existe desde hace muchos años pero fue desde que Chávez llegó al poder que se ha le dado más protagonismo, y esto hace que la red de orquestas juveniles esté muy ligada al gobierno bolivariano y que reciban muchas críticas, pero no justamente de los opositores, sino de los mismos que apoyan al gobierno porque exigen otro tipo de orquesta. Primero por las inmensas cantidades de dinero que reciben para sus viajes internacionales,  también porque no ha sido totalmente politizado y muchos quisieran que Abreu y Dudamel pregonaran el nombre de Chávez por todo el mundo. Y a eso le sumamos que para muchos críticos (que se podrían considerar extremistas), El Sistema es demasiado imperialista y eurocentrista porque tocan a Mozart, Bethoven y a Tchaikovsky  en vez de tocar la música criolla venezolana y difundir nuestra cultura. Por esa razón, no debería apoyársele.

Como dice en un blog en contra de El Sistema: “… están (los músicos) siendo secuestrados por el Sistema para tocar y luchar en contra de su propia identidad.” Para algunos es blanco o es negro. O apoyan completamente al gobierno y se politizan, o no se les debería apoyar. Pero no se puede negar que los resultados son reales y positivos. Como alternativa a la violencia,  es un triunfo. Este programa ha ayudado a más de 300,000 jóvenes, de los cuáles el 70% vive en zonas de pobreza (2). No quiere decir que sólo puedas asistir a las orquestas y recibir clases si en tu casa tu piso es de barro; sólo que están principalmente enfocados a ese sector, lo que no restringe El Sistema a ninguna clase social. Al contrario, pues permite que distintos grupos sociales y económicos convivan diariamente bajo las mismas condiciones.

Las orquestas infantiles y juveniles de Venezuela se abren camino entre la violencia.

Desde el punto de vista cultural, no sólo la persona se enriquece sino también su comunidad.  Un niño que cree que no tiene nada aprende a tocar un instrumento y, enseguida, deja de ser un niño cualquiera; tocar un instrumento musical hace la diferencia: les da la oportunidad de sentirse parte de una comunidad en la que se identifican, en la que quieren ser mejores y en la que saben que así también ayudan a su familia. Quise escribir sobre el Sistema porque creo que utiliza una herramienta muy eficiente en el combate a la pobreza y a la violencia en Venezuela.  No ataca el problema ya que existe, sino que trata de evitarlo de raíz. Y si a un niño le funciona, al otro también y se va haciendo una espiral positiva que ojalá sólo siga creciendo. En palabras del maestro Abreu: “La madre Teresa insistía en algo que siempre me impresionó—lo más miserable y trágico de la pobreza no es la falta de pan ni de techo, es el sentirse nadie, el  no ser nadie, el carecer de identificación y de estima público. El cambiar las metas del niño ayuda a cambiar el camino de su vida”.

Video (se recomienda también ver el Danzón Número 2):

Referencias:

(1)   TED Prize 2009 http://www.tedprize.org/jose-abreu/

(2)   http://www.fesnojiv.gob.ve

(3)   Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles http://www.observatoriodeviolencia.org.ve/site/referencias-noticiosas.html

En contra del sistema: www.laotracaradelsistema.blogspot.com

CBS NEWS http://www.cbsnews.com/stories/2008/04/11/60minutes/main4009335.shtml?tag=contentMain;contentBody

Para más información:

http://twitter.com/#!/fesnojiv

http://www.fesnojiv.gob.ve/es/inicio.html

 

Natalia Gutiérrez Ávila

De papá colombiano y madre mexicana no sabe por qué razón terminó radicando diecisiete años en “la tierra del sol amado”; Maracaibo, Venezuela. No cree mucho en eso de las nacionalidades y menos en estos tiempos sin fronteras diferenciadas. Estudia Sociología en la UNAM. @JemapelleNatali

3 Comments

  • Juan Pablo Toledo dice:

    Cuando leo las primeras líneas de este escrito siento que la persona que lo escribió nunca ha pasado por el oeste de Caracas (la zona de las clases trabajadoras), habla de nosotros los del oeste como hablan en los medios de comunicación privados; como zonas despojadas de orden, seguridad, educación y llenas de vicios. Yo vivo en el oeste, no en un rancho de lata con piso de tierra, pero vivo en el oeste y camino barrio sin pudor; les puedo asegurar que aunque sí existe un riesgo psico-social fuerte con el asunto de las drogas y la delincuencia, la respuesta más pertinente a estos problemas no es el “maestro” Abreu y su intención de aburguesar a los muchachos.

    Yo hago parte de los miles de chamos afectados por el sistema de orquestas nacionales hambriento de presupuesto, estudiaba en la escuela de música “José Ángel Lamas”, donde los instrumentos estaban en un estado terrible. Desde el ministerio se ofreció la reparación de los mismos, pero cuando tocó que los instrumentos reparados volvieran a la escuela, la mitad fueron desviados a los núcleos del sistema de orquestas. La escuela “José Ángel Lamas” funciona en un edificio destruido y lleno de problemas, que con una fracción pequeña de lo que le dan al sistema para que Abreu se haga más famoso podrían arreglarlo.

    Pasando el párrafo, cuando hablan de “Blanco o negro” para convertir esto en un lío maniqueo de buenos y malos están perdiendo el punto. El problema no es qué música tocan, sino cómo hacen que la gente la toque y para qué lo hacen. La mayoría de los disidentes del sistema que yo conozco son personas que pertenecieron al mismo y pudieron experimentar de primera mano que la promesa del sistema que “distintos grupos sociales y económicos convivan diariamente bajo las mismas condiciones” es una mentira.

    Los problemas y las diferencias de clase se evidencian en muchos espacios del sistema, desde la escala unipersonal (donde los muchachos que llegan en carro se hacen sentir diferente a los muchachos que usan el transporte público), hasta la escala nacional (donde la visión estructuralmente violenta de centro y periferia ha hecho que los núcleos del sistema de Caracas estén en mejores condiciones que los núcleos del resto del país). Todo esto deriva del problema fundamental de este asunto: los medios de comunicación.

    A Abreu le sabe a mierda la gente detrás del instrumento, sólo se visibilizan cuando las personas y sus condiciones pueden ser útiles como propaganda (y uso la palabra “propaganda” y no “publicidad” porque esto es una guerra) para obtener mayores simpatías de los que sueltan el presupuesto. Es mentira que la mayor cantidad de muchachos del sistema sean pobres, basta con acercarse a los núcleos principales para darse cuenta de que los chamos que tienen éxito en el sistema son mayoritariamente provenientes de clases medias y altas; jóvenes que su capital cultural está formado por los mismos valores del sistema: la música europea, la música latinoamericana que está hecha a la usanza europea y el desprecio al barrio como generador de productos culturales genuinos como la salsa erótica, la cumbia villera, el raptor house, el tribal y el mambo violento.

    En los medios se muestra la labor del sistema con documentales montados en laboratorio para hacer ver lo que no existe. “Tocar y luchar”, la película del sistema es más ficción que otra cosa, manipulan los casos de los estudiantes con impedimentos físicos, jugando a conmover con un discurso que quiere aparentar siempre sensibilidad social. Ahí es donde se le ven las costuras, si en realidad fuese un sistema socialmente sensible no necesitara tanta parafernalia para demostrarlo.

    La verdad es que para un muchacho común, hijo de Juana y Pedro, entrar en un núcleo del sistema de orquestas tarda hasta tres años en espera de un cupo, cuando los hijitos de los músicos que hacen parte del sistema tienen asegurada la entrada ¿Acaso esto no se está propiciando una oligarquía musical? Hay que ver si el sistema es el salvador de los muchachos que viven en la mierda o si es una fachada para complacer los gustos de las clases medias y altas con presupuesto del gobierno.

    Muy malo tu artículo, la única parte donde pudiste repararlo terminó hundiéndolo. Las disidencias al sistema no son casos aislados, si no vives en el país no te dejes llevar por lo que diga Abreu en TED, investiga.

    Si todos estamos claros que este mundo está mal, que los vicios y las virtudes están disociados, cómo vamos a creer que la corriente principal y hegemónica de información nos va a mostrar como “buenos” a los que realmente son buenos. Tenemos a Obama con un premio Nobel de la paz y un Abreu con un premio TED. La gente que hizo cosas realmente provechosas para imaginar un futuro diferente fueron premiadas con la muerte, como los curas de la teología de la liberación en América central, para citar un caso.

    Salud y anarquía tropical

    Juan Pablo Toledo

  • Emilio Nudelman-Cruz dice:

      “La música es el alimento del alma”, pues el cuerpo necesita comida. El
    sistema (capitalista), durante todo el siglo XX, ha generado ciclos migratorios
    que se han caracterizado por el abandono del campo y el desarrollo urbano
    descontrolado y desesperado, entre otras situaciones oprobiosas, que se
    reflejan principalmente en los barrios pobres y la desesperanza de las masas. Hoy
    las cosas están cambiando para la gran mayoría de los venezolanos y si no, pregúntenselo
    al pueblo, no a las élites privilegiadas que ven en los Estados Unidos un
    referente y que escapan de Venezuela, no por falta de trabajo, sino porque su
    no-ideología individualista está en contra de la colectividad.

     
    Las noticias de mayor alcance sobre Venezuela, provienen de empresas
    privadas de comunicación que están en manos de narcotraficantes y productores
    de armas que sirven para asesinar a millones de personas pobres alrededor del
    mundo: de ahí los datos que manejan. Por lo tanto, son fábricas de mentiras
    dispuestas a desprestigiar cualquier acción encaminada a destruir al sistema
    que los mantiene en operación y que sirven a intereses mezquinos y extranjerizantes,
    principalmente pro-yanquis y más en específico, pro-Miami.

     
    Es común que las clases aristocráticas (o que aspiran a serlo) vean mal
    lo que está sucediendo en Venezuela, pues pone en jaque sus intenciones
    egoístas. Pero cuando uno habla con el pueblo, que siempre es mayoría, sus rostros
    se iluminan. Y el pueblo, mientras hace música, ahora también trabaja, come y
    duerme con más dignidad que antes: para vencer la pobreza, se necesitan acciones
    politizadas y contundentes, no paliativos sensibleros y discursos falaces que
    enajenan colectividades a través de los sentimientos. La revolución es
    racional, y la música, siempre será más grande cuando el mensaje que tenga
    detrás sea un mensaje completo, un mensaje político con proyecto de cambio
    social. Lo revolucionario es la conquista de la dignidad nacional-popular. Lo
    revolucionario es la filosofía de la praxis, no el discurso especulativo del
    sistema ni la arrogancia de quienes huyen de la justicia social. Que vengan los
    sacrificios. Que venga el compromiso y la voluntad colectiva.

     
    El sistema (capitalista) es, básicamente, un proyecto civilizatorio que
    genera pobreza, desigualdad y genocidio. Diría Fidel: “la pobreza física de un
    niño se supera con una alimentación completa, con una educación de excelencia,
    con amor y con una salud y un futuro garantizado”. Aprender y aprehender el/del
    mundo puede más que unas clases extraescolares.

     
    Ahora en Venezuela la política, la vida y el futuro dejan de ser
    mercancía y un monopolio de las élites antes-hegemónicas: el pueblo se da
    cuenta de que otra vida es posible.

     
    De pronto, desde hace casi 30 años, la ideología y la utopía se ven como
    algo negativo. Algunos dicen que las discusiones tiene que rebasar diferencias
    ideológicas y que tienen que ir más allá de la izquierda y la derecha. Esto no
    hace más que demostrar que la economía imperialista está más ideologizada que
    nunca y que la enajenación burguesa es una característica de quienes huyen de
    sus países (no porque no encuentren trabajo, sino porque no están de acuerdo en
    el proyecto social) para conseguir su sueño de desarrollo individual en
    sociedades donde el abuso aún está permitido.

     
    Lo más miserable y trágico de la pobreza es el hambre, la desigualdad,
    la enfermedad, el desempleo, la vergüenza y la muerte injustificada. El cambiar
    el mundo hacia formas más justas de vida, ayuda a cambiar la condición del ser
    humano.

     

     

  • Antonio Lira dice:

    muy interesante de verdad yo soy musico y estudio criminologia, queria una forma de poder fusionar estas dos pasiones y hacer algo bueno y pense en hacer una tesis orientada a este aspecto pero me senti algo desmotivado al no tener sustentos y me encuentro esto, es una maravilla leere mas de ello pues mi tesis va en ese rumbo mil gracias.

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