Es 21 de febrero, día decisivo para Evo Morales. De ganar el referéndum, podría modificar el artículo 168 de la Constitución y ser presidente del Estado Plurinacional de Bolivia hasta 2025. Desde 2006 Evo Morales ha sido imbatible en procesos democráticos de votaciones, pero ahora es diferente. Los bolivianos llegan a las urnas abrumados de preguntas: las que les dictan los medios, las que les vienen del corazón:
Las señoras votantes no dejan de preguntarse si será cierto que murió el hijo del presidente, o si alguna alma piadosa lo tendrá resguardado bajo otro nombre, al cuidado de otros padres y sólo identificable por un lunar en el tobillo, como suele ocurrir en los culebrones.
Otros hacen cálculos sobre la edad de Gabriela Geraldine Zapata Montaño cuando conoció los dulces néctares del amor del Tsunami Azul. Porque si ahora tiene 29 años, ¿cuántos tuvo en 2005-2006, cuando inició el romance? Y si se comprueba que era menor de edad, ¿el Gran Jefe Indio no podría haber cometido pedofilia?
Por suerte, el conflicto de por qué confundió Morales a su enamorada lo resolvió con autoridad la ministra de Transparencia, Lenny Valdivia. “Resulta que aparece de pronto para sacarse esta foto y el Presidente no la reconoció de manera inmediata. La población va a saber que cuando uno se hace una operación en la nariz, que es el adorno de la cara, le cambia totalmente la estructura del rostro”.
Votantes menos sensibles prefieren hurgar el Registro Nacional de Abogados, administrado por el Ministerio de Justicia, para descubrir, asombrados, que Gabriela Geraldine no figura como licenciada. A lo que el representante de CAMCE, Fernando Cortez, corre a aclarar: que ella fue contratada por sus cualidades profesionales, que los chinos son muy cuidadosos para calificar los méritos de sus directivos, que ella desde hace nueve años está involucrada en trabajos interdisciplinarios y de análisis con ingenieros bolivianos y chinos, que le dan capacidad para estar al frente de la gerencia comercial.
Mientras, los habilidosos de las redes sociales han encontrado visitas recientes de Gabriela Geraldine a Palacio de Gobierno, como si quisiera avivar las llamas de la vieja pasión.
Y hasta se ha sabido que en julio de 2014 ella y Juan Evo han sido padrinos de Camila, la pequeña de la exjefa de la Unidad de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia, Cristina Choque Espinoza.
El gobierno de Morales intenta defenderse. El ministro de la Presidencia, Juan Ramon Quintana, asegura que el periodista Carlos Valverde es un agente encubierto de Estados Unidos, y que juntos armaron el caso de tráfico de Gabriela Geraldine. Valverde responde desde su Feis: “Para ser infidente debí ser confidente; en este caso: cómplice. No soy ni seré. Punto, vuelvo a lo mío”.
Y el 18 de febrero, una marcha de hombres, mujeres, niños y niñas, todos ellos vestidos de inmaculadas prendas blancas, en la plaza 24 de septiembre de Santa Cruz apoyan la libertad de expresión del intrépido periodista, al grito de ¡Somos Valverde! ¡Somos Valverde!
Así llega el domingo 21 de febrero. Hay 6,5 millones de bolivianos habilitados para votar. Participa el 84.45%. El conteo tarda dos días, pero para el martes 23 ya se especula la derrota de Morales. “Si ganamos será por pocos votitos, si perdemos será por pocos votitos”, reconoce el mandatario.
Y tiene razón Morales. El conteo final da el triunfo al NO, con un 51.30% El Gran Jefe Indio de la Patria Grande, el Apu Mallku, el Héroe de la Madre Tierra, ha perdido un proceso de votación por primera vez desde hace diez años. “No porque ganó el No, ha acabado la vida de Evo, no porque no ganó se acaba la lucha”; así aceptó su derrota.
Ahora las especulaciones toman más fuerza. ¿Entonces qué pasará con Gabriela Geraldine? ¿Se debe investigar su posible tráfico de influencias?
Y sobre todo: ¿En verdad ha muerto tu hijo Ernesto Fidel, Evo Morales?
4.5