No hay cara más conocida en Bolivia que la de Evo Morales. Usted la recordará en las elecciones de 2005, las elecciones de 2009, las elecciones de 2014, un sinnúmero de cumbres latinoamericanas y hasta en los reportes de seguridad del aeropuerto de Viena-Schwechat de Austria, cuando se especulaba que en su avión viajaba un célebre invitado.
Pero el 5 de febrero, en su cita ante la prensa, había algo distinto en su expresión: era la cara desconocida de la sorpresa, del estupor, del dolor que sólo puede causar la herida de un viejo amor.
Con camisa en manga corta en vez de la característica chompa, con el rostro ajado por el insomnio, la nostalgia y las ausencias, dos días después de la perversa revelación de Carlos Valverde, el Tsunami Azul habló con el corazón en la mano: “Ayer, hasta ayer, con mucha preocupación, había escuchado sobre un tráfico de influencias con una señora. Quiero decirles, compañeros de prensa: evidentemente, a la Gabriela Zapata Montaño la conocí en 2005; luego que era mi pareja, en 2007, tuvimos un bebé, y lamentablemente, por nuestra mala suerte, ha fallecido. Tuvimos algunos problemas, y a partir de ese momento nos distanciamos.”
Las candentes revelaciones cimbran la Madre Tierra, de la que Evo es el Héroe Mundial. Perdió un amor y perdió un hijo. Al pueblo boliviano, al unísono, se le encoge el corazón por el dolor. “Ya pasan como diez años, no puedo entender que algunas personas usen eso con fines netamente políticos”.
Y más que fines políticos hay coyunturas electorales. En 16 días se votará el referéndum que permitirá reformar el artículo 168 de la Constitución Política; de esto depende si habrá Evo Morales hasta 2020 o si su proyecto de Nación podrá alargarse hasta 2025. Especular sobre el tráfico de influencias de personas tan cercanas a él, bien podrían significar el revés en estas elecciones.
Pero el sentido del tiempo de Evo se distorsiona al evocar. Porque el mismo día que aseguró no haber visto a su expareja desde 2007, empezó a circular una foto donde el Gran Jefe Indio de la Patria Grande abraza a una muchacha de radiante sonrisa. ¿No es acaso Gabriela Geraldine Zapata Montaño? ¿Y esta foto no fue tomada en el Carnaval de Oruro de 2015?
La imagen de la sonriente pareja recorre la red. La comunidad entera no se cansa de preguntarse si no reinició aquel viejo amor. Los periodistas vuelven a acudir a Evo, ansían una explicación. El líder, antes dolido, muestra indiferencia: “Ustedes saben, en las fiestas se acerca la gente para sacarse fotos con el presidente. Yo vi a una mujer que no recordaba bien, cara conocida que se me acercó y era la Gabriela.”
De madre de hijo muerto, a #CaraConocida. Las redes estallan con asombro:
Así fue como Gabriela Geraldine Zapata Montaño, la joven y prometedora y dinámica empresaria, se volvió tendencia en las redes sociales: #CaraConocida desde Bolivia… ¡Y para el mundooooooooo!
*acordes de cumbia*
4.5