“Vi morir a Berta en mis brazos, pero también vi su corazón sembrado en cada lucha”.
El activista mexicano Gustavo Castro es un testigo clave en el asesinato de la ambientalista indígena hondureña Berta Cáceres, y escribió una carta que fue publicada este lunes en El Heraldo, de Honduras. Éstas son algunas de las frases de su misiva, acompañadas de información sobre el caso.
“Yo no tengo delito, ya declaré, y las demás diligencias las puedo hacer desde mi país. Me duele enormemente estar encerrado en la misma ciudad solo”.
El domingo 6 de marzo las autoridades hondureñas le impidieron a Castro regresar a México, para que declarara sobre el homicidio de Cáceres. Este lunes el ambientalista sobreviviente del ataque del pasado 3 de marzo aseguró que ya declaró, pero accedió a quedarse unos días más y colaborar con las autoridades centroamericanas.
“Los sicarios ya saben que no morí, y seguro estarán dispuestos a cumplir con su tarea”.
El mexicano teme por su vida, y denunció que el gobierno hondureño se niega a ver su situación de peligro; lo han amenazado de que si se va de Tegucigalpa, le enviarán órdenes de aprehensión preventivas.
“No hay lluvia que semeje tantas lágrimas derramadas por su partida, pero no hay tanta fuerza que asemeje la lucha lenca”.
Berta Cáceres fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), que se mantiene luchando contra más de 40 proyectos hidroeléctricos y decenas de proyectos mineros. Cáceres es reconocida, entre otras cosas, por haber impedido la construcción de una represa hidroeléctrica en un territorio sagrado para la comunidad indígena de los lencas, que vive en el suroeste de Honduras.
“(…) el escenario del crimen fue modificado y alterado (…) no me han mostrado las caras de los dueños de las empresas o sus sicarios”.
Gustavo Castro dijo en su carta que las autoridades hondureñas pretenden inculpar a compañeros de Cáceres por su asesinato, presentando el crimen como producto de conflictos internos, y criticó que no han sido llamados a declarar “los sospechosos tiempo atrás de estar intentando asesinar a Berta”, quienes estarían vinculados a las empresas a cuyos proyectos se opuso la ambientalista.
La carta completa de Gustavo Castro la puedes leer en El Heraldo.