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Por Luis Urquieta

Desde hace dos años la temática del narcotráfico en México ha asegurado su posición en la primera plana de cualquier periódico, la cruenta lucha entre el gobierno federal y los principales cárteles no ha alcanzado tregua alguna, los muertos se cuentan por miles, surgen sonados escándalos de corrupción, un sinnúmero de atentados y fuertes crispaciones con el gobierno de los Estados Unidos.

La realidad no es nada sencilla para el gobierno mexicano, el monstruo gestado está en su apogeo, el control alcanzado por los cárteles los ha transformado en verdaderos poderes fácticos con la capacidad de controlar grandes “feudos”, influenciar fuertemente en la política y la justicia, y transforman a los capos más renombrados en héroes populares que son inspiración de leyendas y canciones.

De entre todos los narcotraficantes sobresale el líder del cártel de Sinaloa, el famoso Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo Guzmán. Para conocer su historia bastaría escuchar con atención los narcocorridos de los Tucanes de Tijuana, sin embargo para el ocasional lector daré un pequeño bosquejo del flamante prófugo mexicano.

El Chapo es originario de Tuna Bariguadato, Sinaloa. A partir de los años 80´s se asoció con Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del cártel Guadalajara, quien fue capturado en 1989 provocando la fragmentación de aquel cártel en otros dos: el cártel del Sinaloa liderado por el Chapo Guzmán y el cártel de Tijuana bajo el control de los hermanos Arellano Félix. Estos dos cárteles mantuvieron duros enfrentamientos que trajeron consigo la polémica muerte del Cardenal Posadas Ocampo en Guadalajara en el año de 1993; ese mismo año el Chapo alcanzó su máximo punto de notoriedad en la prensa y poco después fue capturado en Guatemala y trasladado a la prisión de alta seguridad de Puerta Grande en Jalisco, donde se mantuvo hasta el 2001, año en el que, de una manera “inexplicable”, logró burlar a las autoridades y fugarse (existen muchas versiones, la más difundida indica que el Chapo fue escondido en medio de la ropa sucia y logró escapar a través del servicio de lavandería). En poco tiempo consiguió nuevamente asegurar el control de su cártel. Desde el 2001 su poder y riqueza ha ido en ascenso, no obstante sus familiares han sufrido las consecuencias de su pesada sombra: cuatro han sido ejecutados y otros cuatro han sido detenidos.[1]

A inicios del 2009, Forbes, la famosa revista estadounidense especializada en negocios y finanzas, publicó su célebre lista denominada The World’s Richest People, la cual sorpresivamente consideró al Chapo como uno de los hombres más ricos del orbe, colocándolo en la posición 701° con una fortuna que oscila en un billón de dólares. Este hecho fue considerado como una fuerte provocación al gobierno mexicano, que arremetió en contra de dicha publicación. Felipe Calderón lamentó que existiera –desde su óptica- una campaña negra en la cual “la opinión pública y ahora hasta las revistas no sólo se dedican a mentir sobre la situación en México, sino hasta exalta a sus criminales”[2]

La respuesta de Forbes creó más polémica y debate, pues argumentó que aunque deploraba la riqueza del Chapo, sólo se encargó de señalar que las finanzas del narcotraficante están muy bien. Históricamente el diseño de la lista de Forbes ha tenido claros tintes políticos: por ejemplo, en 2006 presentaron a Fidel Castro como el séptimo mandatario más rico del mundo[3], lo cual resulta imposible de corroborar ya que si bien la revista cuenta con investigadores calificados, es obvio que detrás hay también muchas especulaciones e intereses cruzados. En el caso de Castro resultaría lógico pensar que la revista intentó una estrategia difamatoria para desprestigiar la imagen revolucionaria e izquierdista del líder cubano. De igual modo, asegurar que el Chapo tiene en su poder un billón de dólares es sumamente aventurado, no solamente por tratarse de un negocio ilícito ya de entrada difícilmente cuantificable, sino por la situación jurídica que tiene el narcotraficante como prófugo de la justicia, posición que lo obliga a ocultar su identidad ante cualquier cuenta bancaria o propiedad. La especulación de Forbes deriva de los cálculos realizados en relación al lavado de dinero en 2008 obtenido en la venta de estupefacientes en los Estados Unidos, planteando que el cártel de Sinaloa fue responsable de casi la mitad de los últimos años.[4]

¿Qué hay detrás de la colocación del Chapo en la lista de los mayores millonarios del mundo? En primer lugar, bien podría leerse como una crítica directa al gobierno mexicano por su incapacidad de controlar y detener al crimen organizado, y, claro, más que un reconocimiento a la boyante situación financiera del líder del cártel de Sinaloa, es una amenaza concreta al señalarlo como el narcotraficante más exitoso. Se dice a menudo que “Capo conocido huele a muerto”.

Casualidad o coincidencia. Pocos días después de la publicación de Forbes se dio a conocer la nueva estrategia de la Procuraduría General de la República (PGR) para desmantelar los más poderosos cárteles del país, esta vez, promoviendo un método aplicado por el FBI, un sistema de millonarias recompensas que oscilan entre los 15 y 30 millones de pesos para quien brinde información fidedigna que ayude en la captura de las cabezas más renombradas en el negocio del tráfico de drogas. El primero en la lista, como era de esperarse, es el Chapo. Con ésta son dos las recompensas que se ofrecen por información sobre el líder del cartel de Sinaloa, ya desde el 2004 la DEA (Dirección Estadounidense Antidrogas) ofrece 5 millones de dólares por la facilitación de su captura.

Veremos con el tiempo si la estrategia de recompensas rindió los frutos esperados, por lo pronto ya han comenzado a caer algunas cabecillas del narco aunque los más poderosos aún siguen libres, con gran capacidad de maniobra en sus “feudos” y con protección muy bien armada. La suspicacia es lanzada, ¿usted confiaría en la palabra del gobierno mexicano en relación al pago de una millonaria recompensa, en su discrecionalidad y su seguridad ofrecida?, ¿confiaría en un gobierno que logró aprehender al narcotraficante más buscado del mundo y lo dejó escapar en un cesto de ropa sucia? O, ante el poder real del narcotráfico, su alcance homicida y su amenaza, aceptaría vivir bajo las tres normas básicas de supervivencia entre la población y las mafias sicilianas: non vedo, non sento, non parlo.

Notas:

[1] Véase en http://www.forbes.com/lists/2009/10/billionaires-2009-richest-people_Joaquin-Guzman-Loera_FS0Y.html

[2] Véase en http://www.eluniversal.com.mx/notas/583561.html

[3] Véase en http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_4984000/4984926.stm

[4] Véase en http://www.eluniversal.com.mx/notas/583010.html

3 Comments

  • Raúl Cárdenas dice:

    Creo que la pregunta que planteas al final es de fácil respuesta. Sólo un sentimiento de heroísmo ingenuo o una imbecilidad muy grande haría que alguien delatara a un capo como el Chapo y confiara en las autoridades. Es triste, más que eso, es trágico, porque lo anterior supone la insuficiencia absoluta del Estado, pensando al Estado como el poder encargado de darnos seguridad a los ciudadanos. El Estado no puede con el narco, y seguramente no podrá ni con diez años de guerra. La pregunta que sigue es en términos de seguridad, ¿qué nos queda? ¿pactar con el narco como se hizo anteriormente? ¿desentendernos? ¿legalizar la droga? Nada es de fácil respuesta, pero la situación no puede seguir así. Ojalá nos salvemos del abismo.

  • Mab dice:

    Pues sí, así es, lamentablemente las instituciones gubernamentales en México carecen de credibilidad ante el pueblo. Por lo menos en lo personal, respondiendo a las preguntas del autor, yo no confiaría en la recompensa y mucho menos en la discrecionalidad y seguridad ofrecida. Creo que solamente personas involucradas en el narcotráfico, amantes del riesgo, denunciarían a las cabezas de los cárteles.

  • Juan B. dice:

    Buen artículo, sólo quiero señalar que no es Tuna Bariguadato, es: La Tuna, Badiraguato.
    Mas cuidado con ésos detalles.

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