Pegas un salto de 14,85 metros que valga oro o tienes una foto con las tenistas negras más gloriosas de la historia. El salto lo consiguió la colombiana Caterine Ibargüen en el Mundial de Atletismo de Moscú 2013; la foto, dos hermanas afrocolombianas, en un partido promocional con Venus y Serena Williams, en Medellín 2011. Dos episodios, distintos en alcance, pero con una misma sensación: mujeres visibilizadas a su modo en Colombia.
Cuando una mujer negra sonríe en Colombia, y esa sonrisa se hace conocida, estamos ante un evento poco común. Según el último censo poblacional del Departamento Administrativo Nacional de Estadística colombiano en 2005, el porcentaje de población afrocolombiana es casi del 11%, en un país con 45 millones de personas. Es decir, hay más de 4 millones de afrocolombianos, de las cuales más de la mitad son mujeres. Pero para ellas, en general, hay poca visibilidad, poca pantalla, poca participación.
Las hermanas Torres, Evelin y Betty, afrocolombianas, una ingeniera y la otra docente, han vivido en Medellín donde, cual museo de arte moderno, conservan en su apartamento una pieza que para ellas vale oro –como el salto de Ibargüen-: la imagen en compañía de las famosas Venus y Serena Williams que nunca habían visitado Colombia y que, por primera vez en 2011, exhibieron su talento ante el país en un partido no oficial, promovido por empresarios.
Una fotografía que para estas fans se convirtió en una sensación de gozo detenido en el tiempo, pues empezaron a seguir la carrera de las deportistas desde 1998 cuando apenas despuntaban en Estados Unidos. “Fue un sueño cumplido”, dice Evelin, la menor de las hermanas Torres, con cierto éxtasis. Era como verse en un espejo con dos similares, un poco más reconocidas que ellas.
En 1851, en el gobierno del presidente José Hilario López, se decidió que en Colombia no habría más esclavitud para la gente proveniente de África. Hoy, 164 años después, la mujer negra continúa su lucha contra la triple negación en cuanto a condición étnica, de género y proyección social, que si bien es una problemática que aqueja a la población femenina en general, para el caso de las afrocolombianas se acentúa.
Según documentos de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer de Colombia, institución presidencial que vela por estos temas, es necesario más saltos, más fotos, más sonrisas que cambien el panorama de exclusión que históricamente se ha modificado poco.
Quedar en la foto
Las hermanas Torres tuvieron que planear su “hazaña” en pocos días en 2011. “Nos enteramos que venían las hermanas Williams a Medellín, en noviembre de ese mismo año. A partir de ahí empezamos a hacer la gestión porque era la primera vez que venían a Latinoamérica”.
El día de la llegada de las Williams a Medellín, Betty ya estaba en el Hotel Intercontinental esperando ansiosa la rueda de prensa. Tres horas después parecía que llegaba el momento, pero entre escoltas y caos de periodistas, Betty pasó desapercibida. Ese día no fue. Solo hubo fotos generales.
Al otro día, el turno era para Evelin, quien se las arregló para acceder al entrenamiento previo al partido de las Williams. “Salí de una reunión de trabajo a las 7 de la mañana y tomé un taxi hasta el hotel para buscar la foto. Esperé al entrenamiento, pero sólo había atención para las personas autorizadas por Grand Slam, empresa que patrocinó el evento”, recuerda.
En un descuido, Evelyn logró estar cerca de las esbeltas deportistas, evadió el circuito de entrenadora, escoltas y organizadores que protegían la espalda de Venus y Serena. “Yo no me quitaba, me acercaba, y el primero que me vio fue el mánager, (un afroestadounidense de casi dos metros) que al verme me pidió que le entregara la cámara”…
El momento esperado
El anhelo por la imagen que buscaban las hermanas Torres fue tal que el ex tenista y ahora periodista argentino de la cadena ESPN, José Luis Clerc, supo de la historia y en medio de su narración, el día del partido de exhibición comentó: “¿Será que las hermanas Torres lograron la fotografía con las hermanas Williams?, no creo”, recuerdan las aficionadas.
Pero la respuesta a ello es que, al igual que las famosas mujeres de Estados Unidos, Evelin y Betty dicen que tienen en común con las Williams que “son ganadoras, son exitosas, son unidas”.
Las hermanas Torres aseguran que para ellas el reto era además la tranquilidad de conseguir una imagen “con dos personajes que nos representan a las mujeres negras, en un deporte como el tenis en el que exclusivamente predominan las rubias”, destacan.
…“Cuando el escolta me dijo que le entregara la cámara corrí, abracé a Venus y a Serena. Cumplí mi sueño”, recuerda Evelyn, quien tuvo el privilegio de quedar en la captura fotográfica. Asegura además que “la ventaja del momento fue que yo era la única negra en ese montón de público”, por eso el asistente decidió que era un momento especial, quizá por la hermandad racial. En Colombia, todas las mujeres negras quieren aparecer en la foto.
Ya después de lograr el esperado momento y observar el partido de exhibición, desde los asientos 160 y 161, los escoltas de las Williams les sonreían desde la tribuna.
Hoy, Evelyn y Betty, orgullosamente poseen un gigantesco cuadro de la foto en la sala de su casa, que sólo pocos pueden apreciar. Lo importante es que fueron visibles.
*Texto en honor a la memoria de Betty Torres, protagonista de esta historia quien falleció de una penosa enfermedad en 2014.