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Una continuación del artículo de Juan Arellano “¿Hacia dónde gira Ollanta Humala?”

Como en cualquier otro país, el imaginario colectivo del Perú tiene frases que se usan y adaptan a cada situación. “Una cosa es con guitarra, y otra, con cajón” parece ser la que define las razones para el pragmatismo del Presidente Ollanta Humala. Una cosa es el discurso en campaña – de marcado corte izquierdista/nacionalista – y otra, el mandato desde la Casa de Pizarro.

Si hasta hace unos cuantos meses los sectores más progresistas del país temían un viraje a la derecha por parte de Humala, ahora tienen una certeza de que aquello es lo que sucede.

El gabinete ante el Congreso

Todas las especulaciones acerca de las nuevas directrices de gobierno de Humala se esclarecerían en la presentación de Óscar Valdés, militar en retiro y político ubicado a la derecha del espectro político peruano, como encargado del Gabinete, frente al Parlamento Peruano el pasado 5 de enero. El nuevo Presidente del Consejo de Ministros fue enfático, entre otras cosas, en defender a los miembros del Comando Chavín de Huántar – responsables de la liberación de rehenes cautivos en la residencia del Embajador de Japón por miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en 1996 – cuyo actuar estuvo en el centro de la discusión pública al ser parte de una demanda de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al Estado Peruano.

Ante la polémica sobre el proyecto minero Conga, Valdés reafirmó el compromiso del Gobierno  de priorizar el uso del agua para el consumo humano antes que para la minería en la zona. Ello sin quitar respaldo a la actividad extractiva, afirmando que un uso sostenible del agua es fundamental para las inversiones de la minería responsable.

Pero quizás la frase más polémica de toda la exposición fue “El Perú ya no está para experimentos ni globos de ensayo que en otras épocas nos hicieron sucumbir en el atraso, en el desconcierto y en la descomposición de la sociedad”. Con estas declaraciones, Valdés marcaba la cancha en el territorio político nacional. El gobierno de Humala no permitirá extremismos que desestabilicen el orden y la economía. Su pragmatismo no solo ha llevado a elevar su popularidad en los sectores extremos A y D, sino que también ha originado un cisma dentro del equipo político y técnico responsable del Plan de Gobierno original – denominado, temido y, al parecer, ya olvidado “La Gran Transformación”.

“La Gran Continuación”

Varios asesores económicos y sociales de izquierda, del denominado grupo “Intelectuales por el cambio”, ya han presentado su renuncia ante la oficina del presidente. “Los que han perdido la segunda vuelta están gobernando”, diría Ricardo Soberón, ex-presidente de DEVIDA – organismo que articula políticas para el desarrollo libre de drogas y que está subordinado al despacho de Valdés, quien decidió que Soberón no continuaría en el cargo.

Por otro lado, la bancada parlamentaria oficialista, denominada “Gana Perú”, viene atravesando por fuertes conflictos. El ala más radical del grupo ya viene planteando una separación – es decir, formar una bancada diferente – en vista de declaraciones de Humala indicando que “Gana Perú fue solo una invitación que el Partido Nacionalista Peruano hizo a colectivos y movimientos”. Rosa Mávila, congresista electa por la denominada alianza (pues la denominación completa es Gran Alianza Nacionalista) electoral, declaró que Humala es como “el marido que ha botado a la mujer de la casa” y que no es posible “estar llorando, por propia dignidad, tocando las puertas de su casa”. Otros voceros del grupo se han apurado en poner paños fríos al conflicto e invitar al diálogo interno para hacer prevalecer la unidad. “La derecha quiere vernos divididos. Su filosofía es ‘Divide y vencerás’” dijo Freddy Otárola, una de sus cabezas más visibles.

Además, en reciente visita a España, el presidente Humala ha separado la renovación de la licencia de Telefónica de sus deudas tributarias, que ascienden a más de 800 millones de dólares – de acuerdo al cálculo de la agencia gubernamental responsable. Esta señal, que para algunos fue interpretada como de fortalecimiento de confianza de los inversionistas extranjeros, para otros significa una sumisión hacia “la invasión de transnacionales irresponsables y depredadoras”.

MOVADEF y el olvido del terror

Hay, sin embargo, un tema que ha logrado – como pocas veces en nuestra historia reciente – congregar a todas las fuerzas políticas que valoran la democracia, con sus defectos y virtudes, y condenan la violencia y el terror que grupos como Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru impusieron en nuestro país desde inicios de los 80’s hasta finales de los 90’s.

El polémico Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) pretende en estas semanas su inscripción como partido político ante el Jurado Nacional de Elecciones. Propone, en líneas generales, una “amnistía general para civiles, policías y militares de la guerra interna”, además de la excarcelación del más grande genocida de la historia del Perú: Abimael Guzmán Reynoso. Sus representantes han brindado declaraciones y accidentadas entrevistas en casi todos los medios locales, pudiéndose contar entre ellos a universitarios, abogados y militares que, bajo la idea de “una necesaria reconciliación nacional” defienden su derecho a participar de la vida política del país, en una democracia que aún tiene vacíos legales que podrían ayudarlos en su objetivo.

Sendero Luminoso ha reconocido recientemente que busca un diálogo directo con el Ejecutivo para llegar a una solución política del conflicto armado que ha vivido el Perú durante los últimos 30 años y que ha costado la vida de miles de personas.

Sin embargo, para Humala la solución al conflicto está en que los rebeldes depongan las armas “de manera incondicional” y asuman “su responsabilidad ante la justicia”, y eso supone que deberán responder ante el Poder Judicial, sin que esto implique un diálogo con el Poder Ejecutivo.

En este sentido, indicó que su Gobierno buscará evitar que cualquier célula de Sendero Luminoso se filtre y llegue al Congreso, por eso solicitó a los congresistas aprobar la Ley de Partidos Políticos que impide a personas vinculadas con el terrorismo crear grupos políticos y participar en las elecciones.

“No puede una organización que ha utilizado el terrorismo como su practica diaria, cotidiana” pretenda “jugar a ‘dos cachetes’, como decimos en Perú; es decir, que tengan actividad por la vía armada y por la vía democrática”, añadió. “La democracia no puede ser boba ni ingenua para aceptar ese tipo de malas prácticas”, puntualizó.

Más allá del rechazo a este Movimiento por gran parte de la opinión pública (según encuestas, 85% de los peruanos rechaza pretensión de Movadef de convertirse en partido político), conviene y es necesario reflexionar acerca de las lecciones que aquellos difíciles años nos dejaron. El terrorismo nos fracturó como país, violando los Derechos Humanos de miles de campesinos en pueblos alejados de nuestra Sierra, aprovechándose del abandono por parte del Estado, profundizando más las diferencias entre capital y provincias. Lima poco se interesaba por terror que departamentos como Ayacucho, Apurimac y Huancavelica vivían, hasta que, en 1992, una escalada de asesinatos y atentados estremecieron la capital.

Ahora, es el país el que reclama memoria y acción ante el surgimiento del MOVADEF. Pero, ¿dónde queda la memoria de los más de 300,000 ciudadanos que respaldan a este movimiento? ¿Qué lección han aprendido los jóvenes que defienden esta ideología que tiene como pasivo miles de peruanos inocentes muertos por el fanatismo? Los que vivieron noches a oscuras por las torres de energía eléctrica dinamitadas por SL, ¿hablan del tema con sus hijos? En suma, ¿tenemos memoria como sociedad?

Es frustrante decirlo, pero pareciera que no tenemos la suficiente memoria ni dignidad para hablar de estos hechos. Y ya no es tiempo de buscar responsables para esta desidia y olvido; es hora de que los jóvenes aprendamos, recordemos, hablemos de lo que significaron SL y el MRTA. La corta edad de algunos no es justificación para no darse por enterados. Creo en la capacidad de indignarse, investigar y hablar de esto. Y este no es el único tema en nuestro país para hacerlo.

Adrián Tamariz

Lima, Perú. 1990. Estudiante de Economía y Políticas Públicas en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Día a día trata de analizar la coyuntura política y económica del Perú, en Twitter (@sspxs), y cada que puede en el blog colectivo El Muro (elmuro.lamula.pe). Cree que, para avanzar, es preciso pasar de la palabra a la acción.

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