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Por Migue Roth desde São Paulo. Fotografías de Bruno Grappa.

Al grito de «fuera Temer», más de diez mil personas se reunieron en São Paulo para la conferencia principal de la II Feria Nacional de la Reforma Agraria que tuvo como protagonista a Pepe Mujica. El ex presidente uruguayo mostró su apoyo a la lucha campesina en un duro discurso contra las transnacionales y el agronegocio: «la tierra no debe ser propiedad privada».

Cientos de Mafaldas colmaron el parque de Água Branca, en el corazón paulista: la niña de Quino y el logo del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) fueron la insignia distintiva de camisetas y banderas rojas, en una tarde protagonizada por el ex mandatario uruguayo. Más de diez mil personas asistieron a la conferencia «Alimentación saludable: un derecho de todos y todas», organizada por el mayor movimiento campesino de Brasil.

El acto comenzó caliente: João Pedro Stedile, de la dirección nacional del MST, se sumó a las voces del público que pedían la destitución del actual presidente brasileño, y agregó: «si renuncia hoy, desde el MST nos haremos cargo del pasaje a Miami del señor Temer, su esposa Marcela y de Michelzinho».

Stedile hizo una reseña histórica de la lucha campesina y presentó datos alarmantes sobre el uso y consumo de agrotóxicos en el país: «Cada brasileño consume una media de siete litros de veneno al año, se están vertiendo 16 kilos de tóxicos por hectárea y el 64% de los alimentos producidos en el Brasil está contaminado, ¡es un crimen contra la salud pública! En el mundo, 58 empresas controlan toda la producción agrícola, y cuatro o cinco detentan el veneno que utilizan para sus industrias, pero el agronegocio es un modelo de producción que podemos detener».

A las palabras del directivo del MST, se sumaron las de Leticia Sabatella, reconocida actriz y activista social; Bela Gil, especialista en nutrición holística y una disertación del ex ministro de salud, Alexandre Padilha, quien halagó el trabajo de la medicina cubana a favor del sistema sanitario brasileño y homenajeó las resistencias campesinas.

En un clima político marcado por huelgas y paros, el MST llamó a luchar contra «un gobierno golpista y responsable del asesinato de indígenas y sin-tierras». Las consignas y denuncias escritas en volantes que circulaban entre la multitud, fueron repetidas desde el palco: «en estas semanas, nueve compañeros fueron amarrados, torturados y asesinados a golpes y tiros; el 24 de marzo, Silvino Nunes Gouveia, militante del MST de Minas Gerais, fue asesinado de diez tiros en la puerta de su casa. Hace una semana, reprimieron a indígenas en Viana: ¿será coincidencia que esa violencia ocurrió justamente en el mismo mes en que el diputado federal Jail Bolsonaro, en una presentación en el Club Hebraica (uno de los clubes exclusivos de São Paulo), defendió la idea de acabar con las reservas indígenas? Este es el mismo diputado que días antes prometió fierro contra los sin-tierra.»

Puños en alto y gritos de «Fuera Temer» precedieron la presentación de Pepe Mujica, quien fue ovacionado de pie. El ex mandatario uruguayo comenzó diciendo que la lucha no es por la tierra, sino por una civilización distinta; aplausos después, se despachó contra las grandes ciudades y su cultura de consumo: «una persona que demora dos, tres horas para ir a trabajar —como aquí—, no puede ser libre; de esa manera siempre optará por comer lo preelaborado, la chatarra. El mercado les robó el tiempo. Nuestra civilización sustituyó a dios por el mercado y todo es prostituido por las ganancias».

El ex ministro de salud, Padilha, grababa con su celular mientras Mujica hablaba: «Toda nuestra cultura práctica está embebida de consumo funcional al mercado; vivimos hipotecados y eso tiene que cambiar. Yo soy campesino de alma, mis manos lo cantan, pero hoy es más fácil hacer un ingeniero que un campesino de alma».

«Hay que luchar por ciudades pequeñas, para que la gente se conozca. Las megalópolis son el cultivo de la soledad. Nuestra cultura está basada en el despilfarro y eso le sirve solo al mercado; le sirve a las transnacionales como Monsanto, Cargill, como esos monstruos que nos asechan. La vida no se compra, por eso felicito al MST que lucha en un país que nació con criterio feudal y condenó a la gente a la pobreza. Pero para que exista una verdadera reforma agraria, la tierra no debe ser propiedad privada».

El ex presidente uruguayo cerró su presentación diciendo que la riqueza se está concentrando y hay cada vez más distancia entre el fondo y el techo: «el error de mi generación fue pensar, con simple ingenuidad, que cambiando las relaciones de producción tendríamos un mundo mejor, pero uno necesita aprender a vivir como piensa, si no termina pensando como vive».

Los presentes corearon por Mujica: «Viva Mujica» «Viva la reforma agraria» «Fuera Temer».

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