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Luego de presentar el informe “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina”, el director de Oxfam para la región, Simon Ticehurst dijo a Distintas Latitudes que la simple repartición de tierras no es la solución y que ese ha sido el fracaso de las reformas agrarias pasadas.

De acuerdo con el informe de Oxfam más de la mitad de las tierras productivas de América Latina están concentradas en el 1% de las fincas más grandes. La gran concentración económica se vuelve una concentración del poder político y ocurre lo que Ticehurst llamó “captura política o secuestro de la democracia”.

De acuerdo con el informe, las propiedades muy pequeñas no son productivas, ¿Es una solución repartir los latifundios en pequeñas propiedades?

Hay minifundios que no son muy productivos. Sin embargo, con latifundios nos referimos a enormes porciones de tierra, el tamaño promedio de las fincas son de 22 mil hectáreas. Y estamos hablando de repartir esto en 22 mil fincas chiquitas de una hectárea, una repartición más igualitaria le permite a pequeños productores tener una porción de tierra para tener una base productiva. La simple repartición de tierras no es la solución, este ha sido el fracaso de las reformas agrarias en el pasado. La simple repartición de tierra es una receta para el fracaso.

Existe una contradicción entre los cultivos requeridos por el mercado y aquellos que necesita la población de cada país ¿Cómo se equilibra esto?

Esto es algo que señalamos, la gran concentración económica se transfiere a una gran concentración de poder político. Se da un fenómeno que llamamos captura política o secuestro de la democracia, en el que las élites económicas y políticas ejercen un control indebido del ejercicio de las políticas fiscales y las políticas públicas. A partir de ahí, estas políticas tienden a favorecer determinado modelo, uno que consideramos que va a contramano con los desafíos impuestos por las metas de desarrollo sustentable con la que todos los gobiernos se han comprometido. Un modelo de expansión extractivista, del monocultivo; que no es sustentable, no genera empleos y concentra la riqueza. Es el Estado el que tiene que evitar que el interés privado se imponga al interés público.

¿Qué otros errores cometieron las reformas agrarias del pasado?

En muchos casos las reformas agrarias fueron intervenidas por la invasión norteamericana. Tal es el caso de Guatemala, impulsada por los intereses de la United Fruit Co. También hubo algunos casos donde se le dio el reconocimiento a la reforma agraria, pero no como una intención real de implementarla, sino para quitar el empuje de las fuerzas revolucionarias que se daban en las décadas del 50 y 60. Hubo reformas agrarias truncadas, que nunca tuvieron la voluntad política para hacerlas funcionar, nunca fueron seguidas de una reforma agraria profunda con capacitación, paquetes tecnológicos y acceso al crédito. Muchas veces la titulación se complicaba en el camino, y en eso el campesino recibía la propiedad, pero como no funcionaba, terminaba vendiéndola y salía a la ciudad.

¿Qué tan difícil fue acceder a la información?

Algunos países respondieron sin problemas, otros no, y tuvimos que buscar la información disponible al público. En general, es un tema muy difícil de estudiar, por eso hablamos de “explotaciones”,  no de “propiedades”, porque es posible que un propietario pueda tener más de una de esas extensiones. Incluso, por eso mismo puede que la propiedad exacerbe aún más la concentración, pero es muy difícil de definir porque esa información no está disponible en los censos. Es que los censos son más o menos recientes, muy caros, y no se hacen con tanta frecuencia. Hay varios que vienen del 2002, aunque el caso de Bolivia es más reciente pero es una encuesta, no un censo. O Colombia que tiene del 2014. Lo cierto es que la tendencia en todos los censos es a que la  concentración sea mayor que el censo anterior. En este periodo se está acelerando la liberalización de tierras.

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