Leo en Wikipedia que el programa Top Gear lleva transmitiéndose desde 1977 por la BBC de Londres. El tema fundamental, coches. En 2002 le dieron un giro cómico: ahí entran en escena nuestros protagonistas, Jeremy Clarkson, James May y Mark Hammond, tres ingleses desabridos con dentaduras lamentables. O así es como el estereotipo nos obligaría a imaginarlos.
El escándalo ya se sabe: en su penúltima transmisión, mientras comentaban el automóvil deportivo de manufactura mexicana, Mastretta, los tres conductores se dieron vuelo “bromeando” sobre la ironía de que un coche tenga origen mexicano, visto que los mexicanos son flatulentos, perezosos y pasados de peso. En otras palabras: pedorros, huevones y marranos. Otros comentarios distinguidos fueron: “Los mexicanos no pueden cocinar, toda su comida es como vomitada con queso encima” (los mexicanos, indignados, respondemos que nuestra cocina es patrimonio cultural de la humanidad y que la inglesa llega a su máximo nivel de sofisticación con el fish & chips) , “imagínate despertar y recordar que eres mexicano, sería brillante, porque de inmediato puedes volverte a dormir” y “no recibiremos ninguna queja por esto porque el embajador va a estar sentado con su control remoto (roncando)” (los mexicanos les recordamos que Eduardo Medina Mora ya tuvo su dosis de no hacer nada mientras fue Procurador General de la República). Llama la atención cómo en ningún momento analizaron las ventajas o desventajas del automóvil, el real propósito de incluirlo en el show.
Más allá de que, en efecto, el embajador presentó al día siguiente una queja ante la BBC, exigiendo disculpas por el “despliegue de prejuicios e ignorancia” por parte de los tres presentadores, lo que me sorprende respecto al escándalo fue la reacción de los mexicanos. Por una parte, los genuinamente ofendidos, muchos de los cuales incluso exigieron veto hacia el programa y la cadena (El Instituto Mexicano de la Radio decidió suspender la transmisión de los contenidos de la BBC, pero reconsideró su postura al día siguiente con un comunicado de prensa). Por otro lado, se desplegó un curioso fenómeno: los ofendidos por los ofendidos.
Desde las redes sociales, cientos de liberales, que desde luego no se sintieron aludidos por las bromas de los ingleses, se erigieron como la parte ecuánime del asunto, acusando de pueriles y “chillones” a todos aquellos que criticaron los comentarios hechos en Top Gear.
Héctor J. Coronado, conocido en la blogósfera como Control Zape (@control_zape), escribió: “En vez de indignarse por lo que dicen los de Top Gear, aprendan a construir con sus manos. Sin quejarse ni esperar el viernes” (sic) y “A la lista de características mexicanas que mencionó Richard (sic) Hammond le faltó agregar y no aguantan vara”. El tuitero @doctor_marmota también aportó: “Puro pinche chillón con lo de Top Gear. Las bromas étnicas sirven para cualquiera y el que no las sabe tomar a la ligera, es un patriotero” y “En lugar de indignarse de que hagan chistes sobre el cliché de que somos huevones, jodidos y comemos mierda, pregúntense de dónde viene”.
Los comentarios por el estilo continuaron durante todo el día (1 de febrero, el día que el “escándalo” se destapó). Casi todos tenían la misma estructura: “En lugar de ofenderse por lo de Top Gear, oféndanse por: narcobloqueos en Guadalajara/el caso Marisela Escobedo/la guerra contra el narco/Felipe Calderón/la televisión mexicana, etcétera”.
El incidente desveló un fenómeno que me parece curioso: la intolerancia hacia la intolerancia. Podemos comprender que un amplio sector de la población experimentara disgusto por los comentarios de los presentadores ingleses: durante años, el mexicano ha sido estereotipado en la cultura pop como un ranchero ataviado con sarape (la sábana con un hoyo en medio que Hammond y compañía no pudieron nombrar), sentado a la sombra de un cactus sobre un desierto enorme salpicado de iglesitas miserables. Ya que Hollywood ha perpetrado insistentemente dicho estereotipo –pensemos en Speedy González, que a pesar de ser mexicano parecía estar en un constante rush de cocaína– parece natural que el resto del mundo haga suya esta percepción y mire a los mexicanos de esa forma. Es el mismo motivo por el que imaginamos a los franceses como mimos con boina y camisa de rayas, a los italianos como chefs obesos de espeso bigote y a los rusos como cosacos perpetuamente borrachos. La pregunta es: ¿qué tan inteligente o siquiera medianamente verosímil es prolongar estereotipos obsoletos e incongruentes ya?
Lo que me resulta difícil de comprender es por qué tantos mexicanos asumirían una postura tan intolerante, justificando una broma que, de entrada, es de mal gusto y sobra en el contexto en el que apareció. Hay una delgada línea entre la burla políticamente incorrecta, aquella que echa mano de lugares comunes y se regocija en el mero hecho de poner el dedo en la llaga, y la burla desatinada y fuera de lugar. Los ingleses de Top Gear cayeron en esta última. No se trata de satanizarlos, pero tampoco de defenderlos y mezclar los temas: ofenderse por lo que dijeron no equivale a ignorar lo que ocurre en el país; más bien, me suena a que la misma gente que toma con tanta naturalidad estos comentarios es la que se queja del tráfico que las marchas generan. Mexicanos que, desde el falso bastión de la neutralidad, se enjuician unos a otros pero aceptan la crítica ajena.
El periodista mexicano Enrique Acevedo, ganador dos veces del Premio Nacional de Periodismo, escribió en el periódico en línea The Periscope Post un artículo esclarecedor y enteramente objetivo sobre los comentarios hechos en el programa inglés. Su conclusión es definitiva: la emisión del 30 de enero fue como “ver un episodio de una película gringa de bajo presupuesto, en la que el protagonista queda varado en un pueblo que luce como Tijuana hace 150 años. Es un estereotipo ridículo y un lugar común aburrido que no tiene cabida en el horario titular de la BBC”.
Estoy con Acevedo cuando afirma que, más allá de ofender a una nación entera, lo que los titulares de Top Gear hicieron fue mala televisión. Y, aparentemente, llevan haciéndolo desde su renovación (es un decir) en 2002: acusados constantemente de cimentar su humor en estereotipos y en burlas recalcitrantes, han recibido quejas por comentarios homofóbicos y racistas. Sí, del tipo: un gallego quiere cambiar un foco…
Algunos hechos claros: la exigencia de Medina Mora no puede reprochársele, ya que incluso, de no haberla hecho, habría suscitado más críticas. Era, posiblemente, la única forma de reaccionar ante el comentario de Jeremy Clarkson.Y en eso no estuvo solo: el parlamento británico presentó un punto de acuerdo para que la cadena ofreciera una disculpa pública por los comentarios considerados “inaceptables e inoportunos”, dado que las excelentes relaciones diplomáticas entre nuestro país y el Reino Unido, específicamente Inglaterra, pueden resquebrajarse gracias al que, de otra manera, se consideraría un desliz menor. Sobre todo, en vísperas de la visita del vice primer ministro, Nick Clegg, a México. Hay hilos sutiles en la diplomacia que no deben halarse demasiado.
La BBC obedeció… Pero de qué forma. Se disculpó ante Medina Mora, pero defendió el humor de los chicos de Top Gear porque, sencillamente, así son sus bromas: “Nuestros propios comediantes se burlan de que los británicos son malos cocineros, los italianos son desorganizados y dramáticos; los franceses, arrogantes y los alemanes, ultra organizados”. Bueno, podemos estar de acuerdo en que ningún alemán se ofendería por ser etiquetado como un tipo muy organizado. El colmo: Clarkson tituló su columna en el periódico The Sun, “Lamento mucho… que no tengan sentido del humor”. Recicla los mismos argumentos de la BBC, básicamente: así es nuestro humor y si no pueden lidiar con ello, es su problema. Remata con un chiste: “¿Por qué los mexicanos no tienen un equipo olímpico? Porque todo aquel que puede correr, saltar o nadar ya está del otro lado de la frontera”.
Sobre este asunto quedan muchas reflexiones al aire. Está, por ejemplo, la estudiante mexicana de joyería, residente en Londres, que interpuso una demanda a la BBC. Están, por el otro lado, los que no se ofendieron por las bromas, pero sí se ofendieron porque varios mexicanos se ofendieron: los tuiteros antes citados, abusando de una ecuanimidad de la que a todas luces carecen. Están los que determinaron no volver a ver una sola emisión de Top Gear, personas de susceptibilidad frágil. Y también están los creadores del Mastretta MXT, una familia mexicana que le apostó todo a un auto deportivo con acabados de lujo y un costo de 690 mil pesos, que irónicamente obtuvo la publicidad deseada de la peor forma posible.
Si me preguntan si debemos sentirnos ofendidos, mi respuesta tiene que ser un tanto conservadora: sí. Estamos en pleno año 2011, hay protestas en Egipto tratando de desterrar una dictadura atroz, países en el Medio Oriente que despiertan en las calles de una existencia adormecida y esclavizante, cubanos tratando de comunicar a escondidas la realidad de su país, y miles de mexicanos muriendo cada día en lo que cada vez se parece más a una guerra civil. No estamos para estereotipos ni para lugares comunes. Si el humor de los señores de Top Gear tendrá la misma sutileza que un jueves de cantina con Ortiz de Pinedo, eso sólo significa que no han sabido portar con dignidad la tradición del humor inglés. Ahí tienen a sus maestros, los integrantes de Monty Python, que cuando quisieron hacer un comentario sobre las características de las naciones, escribieron un sketch en el que los filósofos alemanes se enfrentan a los filósofos griegos en un partido de futbol. Su disculpa me suena más a justificación y a soberbia, y a que no han podido comprender que su humor está lejos de ser humorístico.
Probablemente deberiamos ofendernos… pero antes me gustaria que nos ofendieramos de otros asuntos mas cercanos y apremientas como los que mencionas, bloqueos, pobreza, etc. Se ha sobre dimensionado este asunto y sobre todo se nos olvidan muchas cosas, en la tv mexicana de comedia existen muchos sketchs que se basan en el estereotipo, aun no he visto una sola nota diplomatica de disculpa por presentar a los gallegos como idiotas (y me pregunto si la mayoria de los mexicanos ubica Galicia en un mapa) o los terribles chistes que ni siquiera distinguen a un japones de un chino, chistes de argentinos, etc. En lo particular tengo sobre peso, me gusta muchisimo dormir y me pedorreo de manera promedio, ¿debería sentirme ofendido? en mi caso no y cuando a alguien no le gusta algo de si mismo es su responsabilidad cambiarlo. Vayamos pues mas alla de la ofensa, vayamos hacia ser mejores.
Estimada Lilian: ojalá como bofetada de guante blanco para los ingleses para la próxima escribas sarape en lugar de zarape. Y sí, fui de los ofendidos por los ofendidos. Saludos.
Lamentablemente, tenemos ese otro estereotipo de que el inglés es una persona sofisticada y caballerosa, cuando está muy lejos de la verdad. El inglés es cruel, es hiriente y cuando puede aprovecharse de algo, lo hace. Son seres humanos que durante todos estos años, han tenido que vivir en una isla, protegiéndose de los bárbaros que vivían en el norte y además, tenían que proteger sus aguas y sus islas de otros invasores. Todo eso con una escuela romana en la cabeza.
El inglés ya aprendió a joder de inicio, no hay de otra. Eso sí, generalmente lo hace con mucha educación. Si el mexicano se sigue revolcando en quejas, el inglés seguirá respondiendo sólo por demostrar que es el chico más grande, el que sí aguanta. No fue casualidad que hicieran pedazos a los escoceses y a los irlandeses y que estos, a la fecha, sigan teniendo problemas para hacerse un … digamos, mejor lugar.
La broma fue de mal gusto (tal vez ni a broma llega), pero los alcances mediáticos de esta son absurdos. Hay otros asuntos que deberían ser resueltos, que deberían estar en nuestras cabezas, pero constantemente, tenemos este bombardeo de especulaciones y notas a parte. La broma de Top Gear es la peor de estas cuestiones, simplemente porque el mexicano curioso decidió compartirla a través de internet a todos sus amigos mexicanos y ahora, tenemos todo un “incidente internacional” cuando hay muchas cosas por hacer aquí. El mismo mexicano decide distraerse en el insulto inglés, cuando otros mexicanos están matando a otros mexicanos con el objetivo de proteger sus malos negocios.
Eso resuelve la broma y ya: hay mexicanos para nada huevones que están chambeándole duro en matar a sus compatriotas, para mantener su bonito estilo de vida. Creo que la broma de Top Gear me hubiera insultado más si hubieran mencionado que el mexicano está muy ocupado desmembrando a los que no se apuran a sacar los kilos de coca.
Pues yo me ofendí, les escribí una carta y aunque la “disculpa” no me parece muy satisfactoria ni muy sincera, ya deberíamos dejar el asunto por la paz, que hay otras cosas más importantes.
Un par de días de protestar en los medios habituales está bien, ya una semana me parece excesivo. Por lo visto los conductores solo son una bola de idiotas que se consiguieron una cámara cuando Youtube no era suficientemente popular. Y dicho esto, en Youtube hay muchísimas cosas que sí valen la pena, comparado a Top Gear.
Como nadie me lo ha pedido, aquí va mi comentario:
1) Uno de los vicios más recientes que noto cada vez que abro el diario, o entro a facebook o a twitter es el de la indignación en escalera. Aquí un ejemplo: si sale el funcionario X a decir: “estamos trabajando en arreglar el problema del agua en la colonia tal”, la gente de la colonia tal dirá: “pero sí hay tantos problemas, cómo enfocarse solamente en uno: ¿y la pobreza?, ¿y la inseguridad?, ¿y la basura? etc.”. Aquí pasó lo mismo, que tú indicas: la gente se indignó de que la gente que se indignó no se indignara de todos los demás problemas que padecemos.
Conclusión: nos hace falta concentrarnos, y temas como éste no ayudan.
2) Y para entrarle al tema: no veo por qué debo indignarme si alguien se burla de mí basado en un estereotipo, porque en realidad no está hablando de mí, sino de una imagen pobre que tiene de mí. Si yo voy en la calle y alguien me grita “¡Pendejo!””, ¿en serio voy a ofenderme porque alguien que no conozco y cuyo juicio no está sustentado en nada me considera un pendejo? Es como si el embajador de España se quejara cada vez que Facundo cuenta un chiste de gallegos.
Yo creo que somos hipersensibles.
Saludos.
Buen artículo, felicidades a Lilian por las atinadas reflexiones. Sin embargo, considero importante hacer la siguiente distinción: existe una delgada línea entre el cliché y el estereotipo denigrante. Decir que todos los alemanes son “muy organizados” no es lo mismo que decir que todos los alemanes son “unos nazis”; decir que los italianos son “dramáticos” que decir que son todos “mafiosos y ladrones”. Una cosa son las caricaturizaciones de los rasgos nacionales y otra cosa es relacionar a una nación entera con características indeseables. Si los de Top Gear hubieran dicho que el Mastretta contaba con recipiente para nachos y un quemacocos diseñado especialmente para que pudieran asomarse los sombreros charros de los pasajeros, nada de esto habría pasado de ser una broma anacrónica pero tolerable. El problema es que los comentarios inciden en estereotipos que no sólo ofenden sino denigran al pueblo de México. Cabe recordar que varios estados de EEUU están buscando aprobar leyes que discriminan abiertamente a las personas de origen hispano, la gran mayoría de los cuales son mexicanos. Un estado de ese país, Arizona, ya aprobó una enmienda de esta naturaleza. Puedo asegurar que buena parte de la motivación en dicho estado contra esa ley surgió de los comentarios racistas e ignorantes de varios políticos (incluyendo John McCain, ex senador por Arizona y excandidato presidencial, quien alguna vez dijo que los inmigrantes ilegales “causaban accidentes de carretera de forma intencional”).
El estereotipo de que los mexicanos son holgazanes es uno de los más nocivos e injustos (sí, injustos, pues son los mexicanos quienes labran los campos agrícolas que los mismos estadounidenses no quieren y/o no tienes estámina suficiente para labrar) pues, muy por el contrario, México cuenta con algunas de las leyes laborales más estrictas del mundo en el tema del esparcimiento: mientras que los británicos gozan de 28 días de vacaciones al año por ley, los mexicanos únicamente contamos con 5. Vale la pena pensar si el estereotipo de que los mexicanos somos flojos no ha servido a los gobernantes como excusa para formular leyes laborales tan nocivas para los trabajadores. Otro estereotipo que goza de sano crecimiento en todo el mundo es aquél de que los mexicanos somos “violentos”. Aunque desafortunadamente la guerra contra el narcotráfico protagoniza muchas de las noticias que se presentan en el extranjero acerca de México, lo cierto es que la narcoviolencia sigue siendo ejercicio de una diminuta minoría. Sin embargo, esta violencia de los cárteles se ha esgrimido como argumento para a favor de estas leyes antimigrantes al menos en Estados Unidos (la idea de que los migrantes importarán “la violencia” a las comunidades gringas).
En fin, considero buena la reflexión, aunque bien vale la pena hacer una distinción (y esto va para la BBC también) entre una caricaturización relativamente inofensiva y un estereotipo racista, pues ambos tienen implicaciones sociales y culturales muy diferentes.
Creo que el asunto de fondo que bien resaltaste es el hecho que no hablaron del coche, por que si bien en Mastretta lograron que se reseñara el MXT en Top Gear se les olvido un pequeño detalle: enviarlo; de ahí parten las burlas que si bien fueron basadas en un viejo estereotipo no fueron dirigidas hacia los mexicanos sino a la fabrica mexicana que olvido enviar el auto.
No justifico, pero ellos para variar hicieron gala del estereotipo que la mayoría de las personas tenemos del ingles y es el de una persona tan culta que es ignorante.
hablando de méxico y sus tradiciones, ¿por qué todos olvidan que a chillidos de marrano oídos de carnicero?
yo creo que lo que se dice sin argumentos se rechaza sin argumentos, que no hay que alimentar a los trolls y que antes de dedicarle esfuerzo mental a una noticia hay que saber si es importante. vamos, son señores que juegan con carritos y dicen pendejadas. y ya.
perdón, pero si puedo ser muy sincero, en su momento sólo alcancé a opinar que uno debe darse su lugar y no bajarse al nivel de los pendejos.
Cero ofendido, mi estimada Lilián. Creo que dejaste fuera otros 30 tuits en los que expreso algo bastante más parecido a tu postura (sin la indignación de la indignación de la indignación -claro-) pero me parece absolutamente respetable tu opinión.
Habría que añadir, nada más, que en el “horario estelar” de la BBC, también transmiten Little Britain, que se burla de forma atroz de toda la ignorancia británica. O que Monty Python’s basó toneladas de su material en los estereotipos ingleses de la época (sólo falta ver a Graham Chapman vestido de ama de casa para recordarlo). Y claro, esto también cae en el cliché de “sólo si eres negro puedes decir nigger, o “sólo si eres mexicano puedes burlarte de los mexicanos”, etcétera. Corrección política que me parece -sí- absolutamente conservadora y absurda.
En ese sentido es que iba mi “indignación ante la indignación”: Formamos parte de un país donde a diario hay situaciones de violencia, esclavitud, marginación, escarnio (real) y -como regla general- un abuso constante de la autoridad hacia los ciudadanos. ¿En qué reparan nuestros medios y nuestros medios “propagadores” de la indignación? En tres idiotas haciendo un pésimo sketch de humor estereotipado para vengarse de que no les enviaron un auto para su reseña. ¿De mal gusto? Sin duda, como casi todo el humor pseudonacionalista. ¿Relevante? En lo absoluto, creo yo.
Esta “selectividad” de nuestra “piel sensible” (a manera de nación, vaya) es lo que me resulta nauseabundo y aterrador. Porque pueden matar centenares de personas al día, pero si me critican a mi Chespirito o a mí presidente alcohólico, tengo que usar el aparato (y el dinero) del Estado para levantar “enérgicas reclamaciones”. Mismas que sólo ocupan los minutos y los renglones de la comunicación, mientras los verdaderos problemas suceden, y normalmente sólo quien los sufre, se entera.
Y comulgo con el que comentó más arriba: Dedicarle otra línea sería tan absurdo como darle validez a uno u otro argumento por el simple hecho de ser tuitero o “premio nacional de periodismo”. Las ideas tienen un valor intrínseco, independiente de quienes las emiten, y yo sigo esperando a tantos y tantos “premios nacionales de periodismo” como Loret de Mola, etcétera, a que usen esas tribunas de comunicación tan recurridas por el ciudadano común para cosas mejores que el chisme barato o el marketing político de los tapados, etc. Se lo deben al país que le pone nombre a su premio “nacional”.
Saludos!
Doctor Marmota.
Para mí las preguntas son: ¿Quién llevó una nota irrelevante a ser un asunto de distracción nacional? ¿Qué resultados evidenció esta prueba de laboratorio social de cara a las elecciones presidenciales del 2012?
Yo sí estoy ofendido pero no por lo que alude Lilian sino por otra cosa.
Lo que me ofende, y un chingo. al grado de que no hallo razón para tolerarlo es lo siguiente:
Muchos -comenzando por el embajador Medina-Mora- están dispuestos a defender, con entusiasmo, el honor nacional pisoteado por la broma pitera y sobada de los comentaristas de Top Gear. Y muy pocos, lamentablemente, están dispuestos a discutir, señalar y hacer algo al respecto por que empresas inglesas le sigan vendiendo a instancias locales y federales del gobierno mexicano detectores moleculares fraudulentos y que actualmente se usan para buscar drogas, armas y explosivos.
Aquí la liga para que sepan de lo que hablohttp://news.bbc.co.uk/2/hi/programmes/newsnight/9377875.stm
No entiendo como es que el embajador Medina-Mora y sus comparsas están más al tanto de lo que les digan 3 comentaristas de Top Gear que de los aparatos fraudulentos que compañías inglesas le venden a México.
Bueno, si lo entiendo: la mayoría de la gente -aquí y en Inglaterra- suele tener volteadas sus prioridades.
A mí lo que me parece muy gracioso de los, digamos “intelectuales”, es que se ofenden por lo de Top Gear, pero hablar en contra de los chistes super racistas que los mexicanos hicieron en todos lados sobre el caso Kalimba, eso sí era irrelevante.
El racismo me parece pésimo en los dos casos. Absolutamente reprobable, creo que en eso estamos de acuerdo.
Pero sobre la ofensa y la ‘ofensa por la ofensa’, creo que se trata – disculpe usted – de un asunto de ‘moda’, no de ética. Porque yo no te sigo en twitter, pero dudo mucho que te hayas tomado la molestia de quejarte por los chistes racistas contra Kalimba. ‘El caso Kalimba ,por dios, qué cosa ordinaria inventada por televisa, yo no me rebajo a hablar de ese racismo’.
Se trata de DEMOSTRAR en sus redes sociales quién es más original, quién tiene la opinión menos cliché, quién es menos predecible en su postura. Y creo que básicamente en eso se resume esto de las ofensas, las ofensas por las ofensas y lo demás. Ningún twittero dirá que está a favor del racismo. No se trata de eso. Se trata de que ‘nuestros followers vean que soy tan open mind que si todo mundo está indignado, yo no’. De no hablar de una cosa tan sosa como ‘el caso Kalimba’ porque no mames, ese racismo tiene que ver con televisa y no es digno de ser trending topic a menos que sea para hacer chistes originalísimos dignos de ser retuiteados.
Lo primero de todo saludos a México. En España emiten este programa y he de decir que es muy provinciano, los presentadores de Top Gear son unos paletos presumiblemente divorciados los tres y muy desdichados en sus vidas privadas.