Introducción
El pasado 21 de enero, Gabriel Boric, el recién electo presidente de Chile, presentó su gabinete ministerial. Entre la expectación, el mandatario chileno dio a conocer a su equipo de gobierno, marcado por un número importante de mujeres, así como por la inclusión de miembros de otros espacios políticos de izquierda. Situación que incita al análisis político.
El equipo de gobierno de Boric se denomina histórico porque supera la paridad de género: 14 de los 24 funcionarios son mujeres, y en puestos trascendentales como la Cancillería, Interior y Seguridad, Medio Ambiente, Justicia, entre otras. Es el primer gabinete de la historia chilena con mayoría de mujeres.
Asimismo, hay presencia de jóvenes —el mismo Boric tiene 36 años, convirtiéndose en el mandatario más joven en gobernar Chile—: siete de los 24 ministros no llegan a los 40 años de edad.
Entre los nombres más llamativos del nuevo gabinete están los de Alexandra Benado, Ministra del Deporte y primera mujer abiertamente lesbiana en asumir una cartera ministerial; Marco Antonio Ávila, Ministro de Educación y primer ministro chileno abiertamente gay; y Maya Fernández, Ministra de Defensa, quien es la nieta menor del expresidente chileno Salvador Allende.
Pero no son los únicos. El gobierno de Gabriel Boric está conformado por varios perfiles novedosos dentro del universo de la política chilena. A continuación te presentamos tres microperfiles de ministros que arrancaron funciones el pasado 11 de marzo.
“Hemos conformado este equipo de trabajo con personas preparadas, con conocimiento y experiencia, comprometidos con la agenda de cambios que el país necesita y con la capacidad de sumar miradas, distintas perspectivas y nuevas visiones,”
Gabriel BoricPresidente electo de Chile
Por: Isidora Varela L.
“Miro la cara de mi hija y sé lo que debo hacer”, dijo Izkia Siches cuando renunció a la presidencia del Colegio Médico de Chile para convertirse en la jefa de la campaña presidencial de Gabriel Boric en noviembre de 2021.
Con la voz un poco rota y los ojos llorosos, sus palabras retumbaron en millones de chilenos por la convicción que demostraban. Convicción que la llevó a recorrer todo Chile durante 12 días como jefa de campaña, amamantando a su hija Khala, mientras trabajaba “para que la esperanza sea posible en un próximo gobierno”, como dijo en su carta de despedida. Fue un momento clave para que los de Boric lograran la victoria presidencial.
Izkia es de las “primeras mujeres”. Fue la primera mujer presidenta del Colegio Médico de Chile y también la persona más joven en el cargo. Ahora, será la primera Ministra del Interior y Seguridad Pública en la historia de Chile.
Su nombre fue invento de su madre, quien quería que sus hijas resaltaran desde la raíz. Izkia nació de la combinación de Izkra, nombre de origen croata; con iskay, el número dos en lengua quechua (por ser la segunda hija de la familia). Nacida en Arica, la ciudad más al norte de Chile, y criada en Santiago, Izkia se define como una mujer “joven, de izquierda, morena, medio aimara (pueblo originario ubicado en el norte de Chile), y con los ojos achinados”.
En 2021, Izkia fue incluida dentro de los 100 líderes del futuro de la Revista Time. Michelle Bachelet, ex Presidenta de Chile, la reconoció como una mujer que “con solo 34 años ya ha demostrado un liderazgo asombroso y un enorme potencial”.
Cuando comenzó la pandemia, Izkia estaba en la primera línea sanitaria como médica internista, trabajando en el hospital público San Juan de Dios. Mientras, desde el Colegio Médico exigía al gobierno de Sebastián Piñera tomar en cuenta la voz de especialistas en salud. Así logró sentar juntos al Presidente, expertos y parlamentarios para enfrentar la pandemia en conjunto, lo que la llevó a convertirse en una de las figuras mejor evaluadas por la opinión pública chilena.
La Jefa
Cuando Gabriel Boric anunció su gabinete ministerial, el primer nombre mencionado fue el de Izkia Siches Pastén: primera mujer Ministra del Interior y Seguridad Pública en la historia de Chile. Días después fue catalogada como la futura ministra mejor evaluada. Tanto por su cargo ministerial como por su papel en la campaña presidencial, ha sido nombrada “la Jefa”.
Izkia liderará uno de los ministerios clave siendo “mujer, madre y esposa”, como ha mencionado. Según el medio La Tercera, en su primera reunión con ministros del gobierno saliente, luego de la victoria electoral, preguntó si era posible ser ministra teniendo espacio para la familia. Le respondieron que era difícil. “Algunos dicen que [el cargo] es una moledora de carne”, afirmó a CNN Chile.
“[Es] necesario que quienes asumimos esos roles vayamos delineando nuevas formas de ejercer el poder porque, de lo contrario, muchas personas que quieren mantener una vida a pesar de tener roles importantes como estos, se ven un tanto alejadas del poder porque parece ser bastante incompatible”, agregó.
Mujer cuestionada, mujer empoderada
A pesar de los cuestionamientos por su poca experiencia, su camino en la política inició años atrás.
Cuando entró a estudiar Medicina en la Universidad de Chile, Izkia militó en las Juventudes Comunistas. Tres años después, dejó los partidos políticos y se posicionó como independiente. Fue presidenta del Centro de Estudiantes de su carrera y parte de la Federación de Estudiantes, donde conoció a Gabriel Boric.
Es justamente su independencia política lo que la ha llevado a tener una alta aprobación entre la ciudadanía. “Ella representa a un segmento de personas que no se sienten parte de determinados partidos, pero sí de proyectos políticos”, explicó al diario La Tercera Francisca Perales, encargada territorial durante la campaña presidencial de Gabriel Boric.
No obstante, Izkia también ha sido cuestionada por su fuerte personalidad. En marzo de 2021, durante un capítulo del podcast La Cosa Nostra, llamó “infelices” a personeros del gobierno de Piñera por sus desencuentros en el manejo de la pandemia. Semanas antes de asumir como ministra, fue criticada en redes sociales por comprar en un centro comercial exclusivo de Santiago y no ser consecuente con su discurso.
Pero en ambos casos afrontó a la opinión pública. Primero, expresó disculpas públicas por sus dichos. Después, publicó en sus redes sociales: “sigo siendo mujer, madre y esposa, y no renunciaré a nada de ello, así que es muy probable que me vean en el mall, en el súper o en la calle, para que se vayan acostumbrando”.
De la primera línea sanitaria a la primera línea política
Actualmente, Chile atraviesa varias crisis que Siches deberá enfrentar como ministra de Interior. El conflicto en La Araucanía por la ocupación estatal y privada de tierras que el pueblo mapuche reclama como propias, ha sido catalogado por la futura ministra como uno de los desafíos más grandes de su cargo. Conflicto que, desde octubre de 2021, mantiene parte de la zona sur del país bajo un estado de excepción.
También está la crisis humanitaria en la frontera norte, donde día a día cientos de migrantes intentan entrar al país enfrentándose a situaciones inhóspitas que van desde el clima de la zona hasta el rechazo hacia su llegada en forma de manifestaciones y actos de violencia (como la quema de sus pertenencias) en la ciudad de Iquique.
Por último, Siches tendrá que lidiar con la situación en torno a los Carabineros de Chile. Desde el estallido social de 2019, la institución ha sido criticada por violaciones a los derechos humanos, falta de justicia hacia las víctimas y la situación en la que se encuentran los llamados presos políticos, algunos de los cuales llevan más de dos años en prisión sin avances en sus procesos judiciales.
El pasado 10 de marzo, horas antes de que Boric asumiera como presidente, su Ministerio del Interior y Gobierno anunció que retirará 139 querellas judiciales contra presos del estallido social. “Para el gobierno del Presidente electo Gabriel Boric es importante la voluntad política de reconstruir confianzas y avanzar hacia la paz social”, dice el comunicado.
Sobre cómo abordará estos retos, Izkia ha sido tajante: “Yo estaré dispuesta a reunirme con todo aquel actor que esté disponible a trabajar por la paz, a encontrar acuerdos políticos, sociales y de cualquier índole para poder avanzar en la paz”.
Por: Bernardita Ortiz Lillo
Hace años atrás, en un colegio de la zona sur de Santiago, una pequeña Antonia Cósmica Orellana Guarello fue suspendida por jugar fútbol. Fue uno de los tantos episodios de machismo que la chocaron cuando niña fuera de su hogar, porque puertas adentro el panorama era otro. Tras la muerte de su padre, cuando tenía cinco años, su hogar quedó compuesto por seis mujeres, con lo que creció bajo un esquema matriarcal.
“Mis referentes siempre fueron mi mamá y mi abuela. Siempre tuvimos ese momento de shock desde el espacio doméstico, donde todas éramos mujeres y no había distinciones”, dijo recientemente en una entrevista con El País Orellana, quien, con 32 años, acaba de asumir la jefatura del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género como parte del nuevo gobierno de Chile y es, por lo demás, fanática de Colo Colo, el club de fútbol con más puntos en la historia nacional.
En 2006 se unió a la Revolución Pingüina, un movimiento estudiantil que protestaba por mejorar la educación pública durante el mandato de Michelle Bachelet. Fue una etapa frustrante para Antonia, ya que, pese a su activismo, sintió que los resultados no fueron los esperados. En ese entonces, sus conocidos la recuerdan como una joven punk -asistente habitual a tocatas de bandas como Fiskales Ad-Hok o 2 minutos– y anarquista, algo que se refleja en el hecho de que no votó en elecciones presidenciales hasta 2017.
Mientras estudiaba el segundo año de Periodismo en la Universidad de Chile, Orellana comenzó a participar en agrupaciones de izquierda. Fue algo que empezó en 2010, tras haber abortado y sufrido violencia obstétrica. Entonces Chile penalizaba aún la interrupción del embarazo en todas sus causales, a diferencia de hoy, cuando lo permite en tres. “Ahí le tomé el peso a la situación actual de las mujeres, pensando en lo que implican las normas, las instituciones”, dijo en una ocasión. “Desde ahí me metí a militar”.
Desorbitar el patriarcado desde la política
Si bien Orellana comenzó a acercarse al mundo político en la universidad, nunca postuló a ningún cargo de elección. Más bien se dedicó a hacer las comunicaciones de los candidatos que apoyaba y a manifestarse en grupo. Uno de sus hitos como activista feminista universitaria fue en 2013 cuando, junto a otras 200 mujeres, irrumpió en la Catedral de Santiago gritando consignas a favor del aborto libre mientras se oficiaba una misa dirigida por el Cardenal de entonces, Ricardo Ezzati.
Luego, en 2015, ingresó a la Red Chilena Contra La Violencia Hacia Las Mujeres, cuyo rol fue muy importante en las movilizaciones feministas de 2018. Además, comenzó a militar en la Izquierda Libertaria. En 2017, Orellana llevó su activismo a una esfera más oficial: ese año se hizo cargo de las políticas de género en la campaña de la entonces candidata presidencial Beatriz Sánchez, del Frente Amplio.
Si bien Sánchez no ganó, Antonia se mantuvo en la cancha política y agarró más fuerzas. Ese mismo año se convirtió en una de las fundadoras de SOL, movimiento Socialismo y Libertad, que en 2018 unió fuerzas con el Movimiento Autonomista, Nueva Democracia e Izquierda Libertaria para fundar Convergencia Social, partido liderado por Gabriel Boric.
Aquí Orellana encabezó el Frente Feminista del colectivo. Su rol en esta área se vio con mucha fuerza cuando impulsó, junto a otras mujeres, la iniciativa para que la Convención Constituyente tuviese paridad de género, proyecto que se concretó por primera vez en la historia. En una entrevista con el medio chileno La Tercera, la investigadora feminista Luna Follegati describió a Antonia como una activista que tiene “una claridad muy importante de cómo el feminismo se vincula con los procesos de transformación político-social y, particularmente, cómo se transversaliza y se levanta una perspectiva feminista al interior de los espacios políticos”.
En 2021, Orellana lanzó su primera candidatura en las elecciones para la Convención Constituyente por el Distrito 10, sin embargo no resultó electa. Uno de los hitos de su campaña fue cuando, en un programa del canal nacional TVN, encaró al ex subsecretario de Salud, Arturo Zúñiga cuando este comentaba que no hay mujer que no sufra al abortar. “Aborté clandestinamente por decisión y hoy también soy mamá por decisión, y te puedo decir que no sentí dolor, así que no hables por mí”, le replicó Antonia esa vez.
Un año más tarde, apareció con su hijo de tres años en sus brazos en el anuncio del gabinete de Gabriel Boric, quien la nombró ministra de La Mujer y La Equidad de Género.
Un ministerio que no rota solo en torno a su propio eje
Una de las cuestiones más llamativas de este nuevo gobierno, explícitamente feminista, fue la presencia de mujeres en 14 de los 24 cargos ministeriales del país, así como la integración del Ministerio de la Mujer y La Equidad de Género al comité político del Presidente, algo inédito en la historia de Chile. Boric tomó esta decisión con el fin de lograr una “transversalización de la perspectiva de género con las distintas carteras ministeriales”, dijo Camila Vallejo, la nueva vocera de Gobierno, cuando anunció esta noticia.
“El Ministerio de la Mujer es una entidad más rectora, que debe fiscalizar lo que están haciendo los otros ministerios. Al estar en el comité, vamos a poder estar señalando que todas las políticas públicas sean con perspectiva de género”, dijo hace poco Luz Vida, quien, con una trayectoria como feminista, mapuche y expresidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular, será su nueva subsecretaria.
Otra señal importante para la agenda feminista es que la ministra tendrá oficina junto al presidente en La Moneda, la casa de gobierno. Para Orellana es prioridad comenzar este nuevo mandato de la mano del Ministerio de Economía, esto con el fin de potenciar la recuperación del empleo femenino en el ya anunciado Plan de Estabilización Económica.
Según cifras de Women in Work, Chile es el tercer país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con mayor tasa de desempleo femenino. “Retrocedimos una década”, dijo Orellana a El Mostrador hace unos días. “El sector de la población que corresponde a las mujeres es muy grande y ha sido uno de los que más se ha demorado en recuperar el ritmo pre-pandemia”,.
Otros de sus desafíos principales serán agilizar el proyecto de ley que busca garantizar el derecho a una vida sin violencia y hacer que se transversalicen y aprueben demandas históricas del movimiento feminista como la legalización del aborto, el sistema universal de cuidados y la derogación del régimen conyugal en un Senado con mayoría opuesta.
Con estas y otras propuestas, Orellana busca acabar con la violencia y discriminación de género, para que no haya más niñas y mujeres que, como ella, no puedan jugar a la pelota ni decidir libremente sobre sus cuerpos.
Por: Moisés Miqueas Abdón
Tiene 44 años y le gusta que le digan Marco Antonio, o al menos así le dicen sus compañeros de Revolución Democrática (RD), partido político al que pertenece desde el año 2015 y donde se desempeña como Coordinador de la Comisión de Educación, un rol muy ligado a su vida profesional.
Su larga trayectoria por el sistema educativo chileno lo ha hecho enfrentarse a grandes desafíos, así como merecedor de un gran número de reconocimientos. Hoy, sus años de práctica lo llevaron a ser la carta más idónea para estar a cargo en uno de los puestos más cuestionados dentro del gabinete ministerial.
Su formación comenzó en la Universidad Católica Silva Henríquez, donde estudió Pedagogía en Castellano. Sin embargo, su relación con la educación empezó mucho antes, quizás durante su niñez, al ver el esfuerzo de su padre al educar a jóvenes y adolescentes de un liceo de la comuna de El Bosque, al sur de Santiago de Chile.
A esas alturas ya sabía que su camino iba ligado al servicio público. Fue así como, luego de egresar de la educación superior, a sus 22 años, aceptó trabajar en una escuela técnico profesional en Maipú. Fue su primer trabajo en un aula y su primera gran experiencia dentro de la educación.
Por su trabajo en las aulas, Marco Antonio fue merecedor de la Asignación de Excelencia Pedagógica e integró la Red de Maestros de Maestros. Sus ganas por enseñar a jóvenes lo llevaron a especializarse con un Magíster en Educación e Innovación. Posteriormente, de las salas de clases pasó a ser jefe de una Unidad Técnico Pedagógica. Ya desde entonces se podía apreciar su necesidad por llegar más allá y generar cambios dentro de la vida de los estudiantes y en los recintos educacionales.
“Creo en un sueño con más oportunidades para procesos reflexivos, que un estudiante sea capaz de poder enfrentar un desafío, investigar de manera autónoma o mediada por un profesor. Que sea capaz de identificar la información verdadera de la falsa, distinguir buenas fuentes de información, generar una reflexión y comunicarla”, dijo recientemente a UNESCO.
Dejar atrás las aulas
Las aulas y los establecimientos educacionales fueron quedando atrás mientras Marco Antonio daba otra vuelta a su vida profesional. Sus especializaciones y estudios lo llevaron a formar parte del segundo gobierno de Michelle Bachelet como coordinador Nacional de Educación Media del Ministerio de Educación, un cargo que lo fue preparando para lo que se vendría unos años más tarde.
Hasta antes de ser nombrado ministro por el Presidente Gabriel Boric, se desempeñó como jefe de proyectos en la Fundación Chile, un organismo cuestionado por fomentar la privatización en la educación. Fue mientras trabajaba como coordinador de contenidos en EducarChile que recibió el llamado a formar parte del nuevo gobierno de Chile.
Cuando el presidente Gabriel Boric presentó su gabinete, mencionó que Marco Antonio Ávila Lavanal se convertía en el primer Ministro de Educación de profesión profesor. Aunque no es realmente el primero, sí es el que más tiempo ha estado en las aulas. Además, es el primer ministro abiertamente homosexual en la historia del país.
El panorama del Ministro Ávila
Ser Ministro de Educación en Chile no es una tarea sencilla. En los últimos años ha sido señalado como uno de los ministerios más difíciles. Marco Ávila toma el cargo enfrentándose a un movimiento estudiantil que ha exigido cambios y reformas por más de diez años -el mismo que en 2019 inició el estallido social saltando el torniquete del metro-, un movimiento feminista que exige nuevos protocolos en el sistema educativo, y un grupo no menor de estudiantes endeudados que marchan por la condonación del crédito estatal.
Las aulas serán otro desafío para el nuevo ministro. Luego de dos años de clases remotas y un incremento de las desigualdades, los gremios educacionales se encuentran en disputa, en especial por el retorno obligatorio a clases, una decisión que le costó una acusación constitucional al anterior ministro, Raúl Figueroa.

Créditos
Textos:
Isidora Varela L.
Bernardita Ortiz Lillo
Moisés Miqueas Abdón Bucarey Villegas
Edición: Javier Roque
Ilustraciones: Rocío Rojas
Diseño web: Alma Ríos