Joss Skotiuk encontró en la ilustración una vía para mostrar aspectos de su tierra natal: Venezuela.
Cuando Joselin estudiaba en el colegio no prestaba atención a las clases. Ella solía “perder bastante tiempo dibujando”, dice. Desde entonces se convirtió en una ilustradora.
Joselin Skotiuk nació en Caracas, Venezuela, en 1991. Allí creció y vivió hasta 2015. Inició sus estudios en diseño gráfico en la Universidad José María Vargas, ubicada en el este de la capital. Estuvo ahí por un año hasta que dijo que no podía más y tomó la decisión de cambiarse al Instituto Diseño de Caracas (IDC). Se tituló en el año 2015.
En ese mismo año, saltó de Venezuela a Nueva York para estudiar Ilustración en la School of Visual Arts (SVA por sus siglas en inglés). Actualmente está a un semestre y medio de finalizar la carrera y se dedicada a gestionar su marca personal llamada Joss Skotiuk con la que desarrolla una serie de productos que van desde agendas, portavasos y camisas.
Joss es una migrante que está dentro de la lista de los 4 millones de venezolanos que abandonaron su país, ella no olvida sus raíces caraqueñas y vuelve a ellas mediante las ilustraciones y tarjetas que hace. Ese arraigo que tiene es lo que la llevó a recrear El Ávila (montaña) y las guacamayas que habitan en la ciudad.
Conversamos con Joss para conocer más sobre su labor como ilustradora, muralista voluntaria y sobre su marca personal.
¿Qué es la ilustración para ti?
La ilustración es una manera universal de expresar ideas sin importar su origen. Para mí es una herramienta que permite mostrar visualmente un mensaje, el cual puede venir desde nuestros propios sentimientos y vivencias, así como puede también mostrar mensaje políticos, religiosos, humorísticos o incluso comerciales.
¿Por qué estudiar en Nueva York?
Simplemente tuve la oportunidad. Hace muchos años atrás hice mi primer viaje a Nueva York con mi familia y me encantó. Es una ciudad parecida a Caracas, pero muchísimo más elevada; una ciudad muy competitiva y súper activa, literalmente nunca duerme, y eso me hacía sentir como en casa. Además, a nivel logístico era más sencillo ya que tenía un sitio donde llegar y algunas personas de confianza con las que podía contar.
¿En qué te inspiraste para trabajar sobre tu marca personal?
Sé que esto va a sonar raro pero la verdad es que siempre he tenido la idea de trabajar para alguna empresa como diseñadora o ilustradora, pero cada vez que lo intento algo sucede y termino trabajando de manera freelance, quizás son señales del universo.
Ser una ilustradora freelancer no es nada nuevo, pero recuerdo una conversación que tuve con Miguel, mi novio, donde me comentó lo importante que era para él no ser solo “Miguel, el diseñador o publicista freelance”, sino que él quería crear algo más formal, más grande y eso es algo que me hizo reflexionar sobre mi propio trabajo y hacia donde quisiera llegar con mi imagen.
¿Coleccionas algún objeto?
Brochas. Creo que soy un poco compradora compulsiva cuando se trata de materiales de dibujo y traje de baños, típica chica del caribe. A pesar de manejar y tener muchos trabajos en digital, mi manera favorita de ilustrar es a través de técnicas tradicionales como acuarela; siento que hay algo mucho más personal e invaluable cuando se usa un lápiz y un papel, una brocha y un pigmento. Simplemente existe una conexión especial.
¿Por qué decidiste recrear en tarjetas “pop-up” del Ávila y las guacamayas de Caracas?
Esto es una larga historia. Todo empezó como un experimento en una clase en la universidad a la que asisto actualmente. Por lo general tomo materias bastante tradicionales como pintura y dibujo, pero siempre me gusta elegir electivas que me reten creativamente y me inspiren a crear cosas nuevas y en este caso elegí una clase de creación de libros pop-up con Teen Liu, una chica que hace pop-ups realmente increíbles. Así empecé a practicar mecanismos sencillos y debo decir que es de lo más complicado que he experimentado.
Todo empezó como eso, un experimento y entre esas pruebas decidí probar con una guacamaya. ¿Pero por qué una guacamaya? Porque cuando una migra uno se reconcilia con su cultura. Alguien que vivió en Venezuela a lo mejor nunca en su vida escuchó gaitas por voluntad propia, pero ahora que está viviendo en otro lugar las gaitas forman parte del playlist navideño solo porque sí. Esto me pasó a mí. Mi propia cultura, mis vivencias y mi manera de ver las cosas hace que me diferencie de un grupo de 20 personas o más, de un grupo en donde todos tienen algo similar que contar y yo tengo una historia distinta simplemente por formar parte de una minoría dentro de ese grupo.
Así que básicamente así empezó, con una simple guacamaya de experimento con la que empecé a darle vida y una historia, la que me ayudó a expresar lo que tengo en mi imaginación y que espero me ayude a contar muchas más historias usando el mismo formato de tarjetas pop-up.
¿A qué ilustradoras/ilustradores sigues y nos recomiendas conocer?
Muchísimos. Hoy en día estamos muy expuestos a contenidos y a personas súper talentosas así que trataré de resumir esta lista. Empezaré con artistas del tatuaje, un par de venezolanos, Yomico Moreno y Nathaly Bonilla, tienen estilos súper distintos pero ambos son brutales. Hay una chica en particular que estudió conmigo, Eugenia López, también es tatuadora y tiene mucho talento. Me inspira ver personas que estudiaron conmigo o están en mi misma etapa que tenga tanto nivel, es un recordatorio de todo lo que me queda por crecer. Un par de profesores que tengo acá, maestros de la pintura, Marvin Mattelson y Steven Assael. Un pintor colombiano llamado Nicolás Uribe. Algunos ilustradores como Yuko Shimizu, Marcos Chin y Edo Ilustrado. Recientemente conocí el trabajo de un muralista que se hace llamar Buff Monster, increíble. Solo por mencionar algunos.
¿Cuál es el recuerdo de la infancia al que vuelves cuando necesitas inspiración?
Creativamente ninguno. No tuve ninguna figura artística en mi familia, no crecí con pinturas o dibujos ni nada que se le parezca. Mi abuelo es lo único cercano a las artes, pero estaba enfocado al área de la construcción y no realmente a nivel artístico así que nunca lo vi trabajando. Lo que sí puedo decir es que mi familia me inspira en trabajar duro cada día, mis abuelos y mis padres son ejemplos para mí de responsabilidad y disciplina, claves para tener éxito dentro de cualquier oficio.
Además de ilustrar/dibujar, ¿qué otras cosas haces?
Nadar y viajar. Prácticamente nací nadando. Mi mamá siempre me cuenta que la primera vez que me llevó a una piscina simplemente me soltaron al agua, sin flotadores y yo estaba muy pequeña como para recordarlo. Desde entonces no he parado. La vida en el mar sin duda es más sabrosa. Y viajar, me encanta conocer lugares nuevos, cuando tengo tiempo libre y es verano mi hobby prácticamente es señalar un sitio en el mapa y salir a caminar para conocerlo.
Cuéntanos cómo es la labor de ser una muralista voluntaria
Al principio fue un poco intimidante, murales no es la tarea que hago siempre pero es algo que me encantaría hacer, es una de mis metas, pero no es tan sencillo conseguir paredes públicas para pintar y por eso elegí hacer este voluntariado como una manera de aprender, asistiendo a la artista principal, Catherine Hart, quien además ha confiado en mi trabajo y me ha dado libertades para el desarrollo creativo.
El proyecto de mural consiste en restaurar algún espacio público trabajando junto a niños o personas que estén involucradas en dicho espacio. En mi caso, es un bachillerato donde tienen un jardín abierto al público en temporadas y donde cultivan diversos vegetales como tomate, berenjenas y frutas como fresas. La labor de restauración se realiza durante una clase en particular que es electiva para los chicos que allí estudian, es decir, ellos deciden participar en esa clase.
Esto resulta muy gratificante ya que podemos usar la ilustración como una herramienta para resaltar las bellezas y cualidades de un espacio verde dentro de una ciudad como Nueva York.
Lo más cercano que he realizado hasta ahora a un mural es una pintura en exterior junto a Miguel Manrique, en la Isla Roosevelt, Nueva York. El tema a pintar era sobre el medio ambiente y digo que lo más parecido a un mural porque en realidad era en una pared hecha a base de madera para ser exhibida en el parque.
¿Cuál es tu postre favorito?
No soy de tener una sola cosa favorita así que no puedo elegir un solo postre, pero sí tengo que pensar en el último postre para comer al final de mis días y voy a ser bastante específica aquí, sería el Cabello de Ángel del Pozo Suruapo en San José de los Altos de Venezuela.
Para ver el trabajo de Joss pueden revisar su Instagram o su Behance.
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Ilustración de portada: Alma Ríos