El Banco Nacional de Datos Genéticos de Argentina es el primero de su tipo en el mundo. Además de buscar a lxs nietxs desaparecidxs durante la dictadura, asesora a organizaciones de países que han atravesado conflictos similares.
Portada: Alma Ríos
Hola, soy Julieta Bugacoff, desde Argentina. Seguramente en alguna ocasión has escuchado hablar de los nietos desaparecidos de mi país. Entre 1976 y 1983, la dictadura cívico militar desapareció a 30 mil personas, según cálculos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADI) y otros organismos de derechos humanos. Entre ellas había parejas con niños pequeños y mujeres embarazadas que dieron a luz en centros clandestinos de detención.
La mayoría de esos bebés no fueron devueltos a sus familias sino robados y, en muchos casos, entregados a quienes los habían secuestrado. Es aquí cuando entra el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), un organismo que en los últimos 35 años ha ayudado a reencontrar a decenas de esos niños con sus verdaderas familias.
Ok, pero ¿qué es exactamente el Banco Nacional de Datos Genéticos?
El BNDG se creó en 1987 con un objetivo específico: implementar una base de datos genética que permitiera encontrar a los niños que nacieron en centros clandestinos de detención y fueron robados durante la dictadura.
“Una práctica muy frecuente en esos años consistía en decirle a las madres que sus hijos habían nacido muertos. Sin embargo, ellas nunca veían los cuerpos de sus bebés y no había partida de defunción”, explica la Dra. Mariana Herrera Piñeiro, directora general técnica del BNDG desde 2014.
Si bien no hay cifras exactas, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo -una organización de Derechos Humanos que busca a lxs chicxs apropiados tras el Golpe de Estado de 1976- estima que fueron robados unos 500 bebés. El objetivo del BNDG es encontrarlos a todos.
¿Y cómo surgió el BNDG?
Con una pregunta: ¿puede nuestra sangre servir para identificar a nuestros nietos?
Recién comenzaban los 80 y las “Abuelas de Plaza de Mayo” buscaban a sus nietos. La ciencia permitía confirmar el vínculo entre padre e hijo a través de un análisis de sangre. Sin embargo, lo que ellas necesitaban requería de un salto mayor.
“La comunidad científica internacional nunca se había planteado si era posible identificar a un bebé sin contar con la presencia de los padres. Costó mucho llegar a la conclusión de que la sangre de una abuela alcanzaba para realizar este proceso”, afirma Herrera Piñeiro.
En 1984, una comitiva de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia viajó a Argentina para darle una solución a este problema. Fue así que surgió el índice de abuelidad, una fórmula estadística que, a partir del análisis de material genético, permite establecer la posibilidad de parentesco entre un nieto y sus abuelos.
En junio de ese mismo año, Paula Eva Logares, de ocho años, se convirtió en la primera niña robada en ser identificada a partir de la información genética de sus abuelos. Tres años después, el gobierno creó el BNDG para esclarecer conflictos de filiación genética.
¿Cómo se hace para saber si se es uno de los nietos robados?
En realidad, todo empieza en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). Si alguien tiene dudas sobre su identidad, esta institución se ocupa de evaluar las posibilidades de que sea uno de los nietos apropiados durante la dictadura. En aquellos casos en los que se cumplen varios indicios, la persona es derivada al BNDG.
“El BNDG tiene los perfiles genéticos de todos los grupos familiares que buscan tanto a sus hijos como a sus nietos desaparecidos”, explica Herrera Piñeiro. “Además, en esa misma base de datos se suben los perfiles de aquellas personas que nacieron entre 1976 y 1983 y dudan de su identidad, o de quienes, por medio de un proceso de investigación, podrían ser nietos de alguno de estos grupos”.
En el BNDG se les extrae sangre, que es almacenada en tarjetas FTA (Flinders Technology Associates) -un papel de celulosa a base de algodón que permite resguardar muestras biológicas por veinte años. El análisis dura normalmente alrededor de dos meses.
“Cuando el resultado da positivo -que es la menor cantidad de veces- se repite todo el procedimiento de vuelta para asegurarse de que no haya ningún tipo de error. Si todo sale bien, se le avisa a la CONADI o a la Justicia, según corresponda; se entrega un informe y se habla con Abuelas de Plaza de Mayo. Recién cuando todas las partes están enteradas se convoca a una conferencia de prensa”, dice Nicolás Furman, responsable del laboratorio forense del BNDG.
¿Cuántos nietos han sido encontrados por el BNDG?
Hasta el momento, 130 nietos han recuperado su identidad. El BNDG es responsable de 80 de ellos, incluidos casos de bebés robados tras el parto.
Manuel Gonçalves Granada, el nieto número 57 en ser recuperado, es hoy el Secretario Ejecutivo de la CONADI. Como tal, es él quien se encarga de informarle a las personas que su resultado es positivo: “Sabemos que es un momento muy fuerte y por eso tratamos de acompañar en el proceso de restitución de la identidad. En general, ya tenemos preparada una carpeta con fotos y archivos para que de a poco el nieto vaya reencontrándose con su historia”.
“Una de las últimas nietas que apareció vino al BNDG para ver su informe”, cuenta Herrera Piñeiro. “Sólo estaban vivas una abuela y una tía. El resto de sus familiares ya habían fallecido, pero antes habían pasado por el Banco para dejar sus datos. Para ella fue muy fuerte saber que no se trató solo de una abuela que la buscaba, sino de una familia entera que siempre la quiso y que estuvo hasta sus últimos días tratando de encontrarla”.
¿La actividad del BNDG se limita a Argentina?
No. Además de trabajar en la restitución de la identidad de los nietos robados durante la dictadura, el BNDG se encarga de capacitar a equipos de otros países que también atravesaron dictaduras o guerras internas con gran cantidad de personas desaparecidas.
“En los procesos de formación se enseña desde el trato respetuoso con los familiares para tratar de hacer una investigación preliminar hasta cómo seleccionar a los familiares que pueden aportar mayor información genética para la identificación”, afirma Herrera Piñeiro.
Gracias a la capacitación del BNDG -hoy pionero en materia de análisis genético-, países como Colombia o Perú pudieron implementar sus propias bases de datos genéticas y empezar a trabajar en procesos de recuperación de la identidad.
En 2018 Perú inauguró su propio Banco Nacional de Datos Genéticos, cuyo principal objetivo es encontrar a las personas desaparecidas durante el gobierno de Alberto Fujimori. Algo similar ocurre en Colombia, donde el Banco de Perfiles Genéticos busca a los desaparecidos del conflicto interno. En mayo de este año, la institución anunció que había logrado identificar a 84 personas desaparecidas en 2021.
La ayuda del BNDG no se limita a América Latina: desde 2017 se prepara un acuerdo con las madres de más de 200 niñas secuestradas en Nigeria por Boko Haram, un grupo terrorista que busca imponer el fundamentalismo islámico en toda la región. Estas mujeres se acercaron a las Abuelas de Plaza de Mayo y al BNDG para consultarles sobre la elaboración de una base de datos genéticos.
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