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Berta Rojas nos habla del jazz, la música urbana, los algoritmos y de las mujeres que hicieron historia con la guitarra clásica.


 

Una de las alegrías para América Latina en el 2022 fueron los dos Grammys Latinos que ganó la guitarrista clásica Berta Rojas, la primera paraguaya en alcanzar tal hito. 

Berta, una leyenda viva y «orgullosamente latinoamericana» de la guitarra clásica, estuvo tres veces nominada a los Grammy Latinos entre 2012 y 2015. Pero fue en 2022 que finalmente logró conquistar el premio al Mejor Álbum de Música Clásica con «Legado», un homenaje a grandes mujeres de la guitarra clásica universal, como la francesa Ida Presti y la argentina Maria Luisa Anido. También consiguió un segundo Grammy a la Mejor Obra/Composición Clásica Contemporánea con «Anido’s Portrait: Chacarera», un tributo del compositor brasileño Sergio Assad a Anido. 

 

Con más de tres décadas de trayectoria, Berta ha sido elogiada por la crítica y la prensa global, desde el Washington Post hasta las revistas especializadas Gramophone y Classical Guitar Magazine, entre otras. Aunque reside en Estados Unidos y enseña en el prestigioso Berklee College of Music, nunca ha abandonado América Latina en su obra. 

Tampoco se ha alejado de su Paraguay natal, donde lidera varios proyectos sociales para impulsar a las nuevas generaciones de músicos.  Entre ellos se encuentra el Ensamble Pu Rory, una convocatoria que brinda oportunidades de capacitación a jóvenes guitarristas destacados, y Jeporeka, que busca fomentar la creación de nuevas obras musicales. 

De técnica y agilidad excepcionales, Berta es capaz de recrear diferentes paisajes latinoamericanos a partir de las seis cuerdas. Desde los rincones de Buenos Aires («Historias del Tango»), los sabores de Río de Janeiro («Felicidade»), las postales de San Juan Bautista —ciudad natal del paraguayo Agustín Barrios Mangoré, considerado el Chopin de la guitarra clásica— («Intimate Barrios»), o su tributo a las Américas con instrumentos fabricados a partir de elementos reciclados («Salsa Roja»), Berta reivindica el «Legado» de grandes mujeres que también hicieron historia en la música. 

¿Por qué te defines como «orgullosamente latinoamericana»?

Yo creo que todos los que transitamos el mundo del arte —y la vida misma— sentimos una sensación de pertenencia que nos da fuerza. A mí me gusta la analogía de un árbol que expande sus raíces en el suelo y se va haciendo fuerte. Para mí, el suelo es mi identidad como paraguaya, como latinoamericana. De ahí tomo la savia, la fuerza para crecer. 

Un dato curioso es que también eres pianista. ¿Por qué elegiste la guitarra clásica sobre el piano?

De hecho, empecé con la guitarra antes que con el piano porque mi hermano mayor me enseñó primero a tocar la guitarra. Luego empecé a tomar clases con Emiliano Riveros, quien fue un gran guitarrista paraguayo. También compramos un piano en mi casa y enseguida comencé a tomar clases de piano. Entonces, de alguna manera fui creciendo con ambos instrumentos en mi vida. 

Ciertamente disfruté mucho tocando el piano. Lo que te permite el piano es ver la música de forma horizontal. Es un ejercicio muy lindo, te permite entender cómo son los movimientos armónicos, el contrapunto, la estructura de la música desde otra mirada. El piano influye en la guitarra mientras que la guitarra también influye en el piano. En la combinación de ambos instrumentos me encuentro yo. 

No obstante, me convertí en guitarrista porque tuve más exposición a situaciones que me hicieron practicar durante más tiempo la guitarra. Por ejemplo, hubo concursos en el Paraguay en los cuales quise tener una participación destacada, por lo que debí exigirme más con el instrumento. Eso fue creando para mí posibilidades de afianzarme como guitarrista y de ir descubriendo en el proceso el instrumento, su poesía, su belleza.

¿Cuál es la relación que encuentras musicalmente entre la guitarra y el piano?

La guitarra tiene una gran expresividad, aporta esa capacidad de canto tan destacada que tiene, su hermoso vibrato, su sencillez como instrumento. Su repertorio se nutre mucho de las expresiones musicales latinoamericanas. Ese es el aporte de la guitarra a mi universo sonoro. Por otro lado, el piano, desde su inmenso repertorio y tradición, posee mucha historia, anterior incluso a la guitarra. Ambos instrumentos tienen algo para aportar. 

Dejaste Paraguay para formarte en Uruguay y luego en los EE.UU. ¿Cómo influyó tu identidad como migrante en tu sensibilidad artística? 

Creo que el desarraigo siempre trae una sensación de búsqueda permanente. Quien se va, nunca termina de estar completo. De alguna manera extraña su hogar, al mismo tiempo que abraza uno nuevo, un espacio que debe construir como propio. Así mismo, al regresar al hogar, se extraña lo que se ha dejado atrás. 

Entonces, el desarraigo es una crisis constante por no poder unir todas nuestras pertenencias. De alguna manera, esa nostalgia influye en quienes tratamos de expresarnos a través de la música. Es una búsqueda permanente de espacios sonoros en los cuales volcar esas sensaciones, difíciles y hermosas a la vez, que nos permiten descubrir otras partes de nosotros mismos. 

 

En tu discurso en los Grammys Latinos mencionaste a las mujeres de la guitarra clásica que allanaron el camino. ¿Pudieras comentarnos un poco más acerca de ellas?

Con «Legado» mi objetivo era rendir tributo a las mujeres pioneras de la guitarra clásica. Al hablar sobre este instrumento, el discurso oficial pocas veces destaca a las mujeres, que también son parte de la historia. Hay un silencio alrededor de sus figuras. Entonces me parece importante traerlas a la conversación. 

Yo apenas elegí un par de mujeres, cuyas obras me han tocado muy, muy de cerca. María Luisa Anido, de Argentina, fue una pionera de la guitarra en Latinoamérica. Fue una destacada concertista, compositora, profesora y arreglista. Ida Presti, nacida en Francia, es considerada la gran virtuosa de la guitarra del siglo XX. Son dos nombres muy poderosos en la historia de la guitarra clásica. Me hace muy feliz poder tocar música dedicada a ellas. 

¿Cuáles crees que son algunos pendientes que aún existen para las mujeres artistas en el ámbito de la música clásica?

En general, no solamente en lo que respecta a la música, es un pendiente la igualdad en el acceso a las oportunidades, a una vida digna, al reconocimiento por nuestros aportes. 

Estoy contenta de poder contribuir a que se reconozcan los nombres de las mujeres en la música, sus obras y sus historias.

¿Cuáles son algunas de las nuevas fronteras musicales que te gustaría explorar con la guitarra clásica? 

Quiero aprender jazz, estoy abocada a eso. Pero tengo muy poco tiempo, y me doy cuenta de que el jazz requiere tanto tiempo de estudio como la música clásica. Este es un ejercicio que estoy haciendo en estos momentos porque la música está en constante crecimiento, hay desafíos, todos los días hay algo nuevo para aprender. 

Respecto a otros géneros de música latina, muy en boga, como la música urbana, bachata, entre otros, ¿qué opinas? ¿Crees que pueden convivir o hasta retroalimentarse con otros estilos musicales o incluso con la misma música clásica?

Hay que tener mucho respeto a lo que el pueblo abraza. Son fenómenos que vienen acompañados de momentos sociales, que hacen que esos géneros se desarrollen y tomen tanta fuerza.

Sé que es un momento muy especial para la música latinoamericana porque está alcanzando un nivel de difusión a nivel mundial que es muy sorprendente. Considero que estamos en una época de oro para la música latinoamericana. 

Siempre habrá música que nos atraiga más o menos. Lo que vaya a suceder depende de los creadores. Habrá quienes la lleven hacia formas quizás más eruditas, otros preferirán formas más sencillas de comunicación. Habrá quienes incorporen poesía, o quienes lleven mensajes que apelen al más bajo común denominador. Todo va a estar siempre ahí. Es muy difícil saber qué va a suceder y qué va a terminar abrazando la gente.

La música clásica es la música que a mí me roba el sueño. También está viviendo un momento de mucha creatividad. Admiro la pasión, la inteligencia y la sensibilidad que hay ahora en las nuevas generaciones de músicos clásicos, muchos de ellos alumnos míos. Espero con mucha ilusión ver hacia dónde va la música clásica latinoamericana.

Berta Rojas. Foto: Facebook

¿Cómo crees que más personas del público en general, además de profesionales o estudiantes de música, pueden acercarse a la música clásica?

Nadie puede disfrutar o amar lo que no conoce. Un primer paso es escuchar. No dejar que los algoritmos elijan por nosotros. Es tratar de pensar un poco y elegir lo que vamos a escuchar, cómo invertir nuestro propio tiempo, las lecturas del día, cómo informarnos. Creo que todavía tenemos esa posibilidad de elegir, aunque está bastante dirigido lo que consumimos día a día. Ahí es donde la rebeldía debe primar, esa rebeldía necesaria para imponernos a los algoritmos y elegir ser capaces de elegir. 

¿Pudieras comentarnos cómo nace esa motivación de seguir impactando en tu país natal, a pesar de vivir lejos, por medio de diferentes proyectos con los cuales buscas contribuir con el desarrollo de nuevos músicos?

Creo que tengo un compromiso de crear nuevas oportunidades para aquellos artistas que van transitando un camino que conozco muy bien. De alguna manera busco contribuir mínimamente a facilitar el camino para las generaciones que siguen. Para quienes nacimos en países muy pequeños, donde las oportunidades son muy escasas, es de gran satisfacción saber que se puede de alguna manera ayudar a construir un puente para acercar las experiencias y aprendizajes acumulados en el tiempo. No quiero ser pretenciosa y decir que mi impacto es grande, no. Es un impacto que espero sea positivo y que pueda ayudar a facilitar un poquito al menos el camino. 

¿Qué palabras dedicarías a niñas y adolescentes latinoamericanas que están empezando el camino de la guitarra clásica?

El camino del arte es un camino que viene con sus exigencias, con un mundo a descubrir. Pero tiene sus satisfacciones también. Cuando mis alumnos me preguntan sobre esto, les respondo: Si tu razón para hacer música es porque quieres ser rico y famoso, no sé si esas motivaciones te permitirán permanecer en el camino. Sin embargo, si te acercas a la música porque sin ella te falta algo, porque tienes mucho para decir con ella, porque tu comunicación no es completa sin ella, ahí sí hay más posibilidades. 

Creo que todo lo que nos surja del corazón, lo que nace de una necesidad expresiva y no de una satisfacción pasajera, tiene más probabilidades de permanecer. 

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El Salvador (1989). Vive en Asunción, Paraguay. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Asunción. Se ha desempeñado como comunicadora, redactora, periodista y docente. Es además escritora; disfruta escribir cuentos, poemas, guiones y aspira a culminar su primera novela. Interesada en derechos humanos, política, género, cultura, medio ambiente, fact-checking. Ama el periodismo narrativo y la investigación.

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