El 11 de julio de 2021 Cuba fue testigo de las mayores protestas antigubernamentales de su historia reciente. Solo durante ese día, conocido ya como 11J, al menos 123 puntos del país vieron a sus habitantes salir a manifestarse. A continuación, un resumen del tornado de acontecimientos que han venido sucediéndose en Cuba desde ese día.
El 11 de julio de 2021 Cuba fue testigo de las mayores protestas antigubernamentales de su historia reciente. Desde que Fidel Castro proclamó la victoria de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, las únicas manifestaciones permitidas han sido aquellas útiles y afines al gobierno cubano.
Y aunque a lo largo de los años se han producido protestas pequeñas y medianas (estas últimas fundamentalmente en La Habana), ninguna había logrado cruzar el país de una punta a la otra.
Hasta ahora. Solo durante el 11J, como ha quedado grabada la fecha, al menos 123 puntos del país vieron a sus habitantes salir a protestar. A continuación, un resumen del tornado de acontecimientos que han venido sucediéndose en Cuba desde ese día.
¿Dónde y por qué iniciaron las protestas?
Las protestas comenzaron durante la mañana del domingo 11 de julio en San Antonio de los Baños, un pequeño municipio de la provincia Artemisa, al suroeste de La Habana. Según un reportaje de la revista El Estornudo, el detonante directo fue el hartazgo de la población por la carencia de alimentos y los constantes apagones, intensificados durante los últimos meses.
Pero como puede leerse en el reportaje, las protestas del 11J son el fruto de la acumulación de un largo número de insatisfacciones políticas, sociales y económicas nunca resueltas. También, de la llegada a un punto donde la capacidad de subsistencia de los cubanos y su temor a expresarse libremente terminaron por sobrepasar sus propios límites.
Tanto la manifestación en San Antonio de los Baños como las que le siguieron en decenas de municipios del país durante los días siguientes, estaban compuestas por cientos de personas que gritaban “Libertad” y “Patria y Vida”, título de la canción que se ha convertido en himno de la resistencia cubana. También se escucharon frases contra Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) y presidente del país.
¿Cuál es el contexto en que se dan estas manifestaciones?
De manera inmediata, los cubanos han debido lidiar con un severo agravamiento de las crisis económica y alimentaria que aquejan al país desde la década de 1990. La escasez de alimentos y suministros básicos se ha visto potenciada desde inicios de 2020 por el desplome de las principales industrias del país producto de la pandemia, la apertura de tiendas en monedas extranjeras, la entrada en vigor de un grupo de medidas económicas que han disparado la inflación y el costo de vida, el lastre del embargo estadounidense y la rigidez del Estado para impulsar medidas de liberalización aprobadas años atrás en su propio seno.
A ello se suman una nueva crisis energética –producto de la falta de combustible- y otra epidemiológica. A pesar de contar con cinco candidatos vacunales propios –uno de los cuales ya recibió la autorización de uso de emergencia– el país se encuentra en el peor momento de la pandemia. El sistema de salud enfrenta un crecimiento acelerado del número de contagios y fallecidos por covid-19, así como una marcada carencia de medicamentos, insumos médicos y condiciones hospitalarias.
Desde finales de junio cubanos dentro y fuera del archipiélago comenzaron en redes sociales una campaña de solicitud de ayuda humanitaria con etiquetas como #SOSCuba y #SOSMatanzas, esta última en alusión a la provincia que se ha convertido en epicentro de la pandemia. Gracias a la participación de personalidades como Daddy Yankee, Residente y Mia Khalifa, entre muchos otros, la campaña se convirtió en tendencia de Twitter el sábado 10 de julio.
La negativa del gobierno a reconocer (su responsabilidad en) la crisis estructural que vive el país, unida a la falta de soluciones y a la necedad de vincular el pedido de ayuda con intentos desestabilizadores de Estados Unidos, fueron claves para quebrar el último resquicio de confianza de una considerable parte de la población en un Estado cada vez más sordo y desconectado de las mayorías.
Aunque el régimen cubano se dice socialista, en la práctica funciona como un capitalismo de Estado administrado por una casta de militares y burócratas. Agrupados bajo el estandarte del PCC, el único permitido en el país, estos controlan el país sin ningún tipo de fiscalización popular. En los últimos años, además, han intensificado la represión contra artistas, activistas, periodistas independientes y cualquier persona que vocalice su descontento con la situación del país.
Aunque esta represión ha acompañado todo el proceso revolucionario, es en los últimos años, después de décadas de control absoluto sobre los medios de comunicación, que ha empezado a quedar en evidencia de forma masiva. La persecución vivida recientemente por grupos disidentes como el Movimiento San Isidro (MSI), el 27N y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) da fe de ello.
Tanto las redes sociales como los medios independientes han jugado un rol determinante en la visualización de todo esto, sobre todo a partir de 2018, cuando los cubanos pudieron acceder por primera vez al servicio de datos móviles. La incapacidad del régimen para renovar su discurso y conectar con los jóvenes, fundamentalmente, también ha hecho su parte.
¿Cómo respondió el gobierno?
A las cuatro de la tarde del 11J, después de una fallida visita apaciguadora a San Antonio de los Baños, Díaz-Canel convocó a los seguidores del gobierno a enfrentar a los manifestantes en defensa de la Revolución. “La orden de combate está dada”, dijo. “A la calle los revolucionarios”.
A partir de entonces comenzaron a reportarse en todo el país actos represivos y de repudio por parte de las fuerzas del orden y seguidores del gobierno, respectivamente. También, cortes de Internet, enfrentamientos entre manifestantes y algunos saqueos. Las manifestaciones, que mantuvieron generalmente su carácter pacífico, cedieron al anochecer del 11J, cuando tropas especiales y policiales se hicieron con el control de las calles. Hubo otras al menos hasta el 17 de julio, aunque cada vez más pequeñas y aisladas.
Durante las últimas semanas el gobierno ha intensificado la propaganda, la militarización y la represión. También reconoció el fallecimiento de una persona en La Habana durante las protestas del 11J, así como un saldo de “decenas de heridos”.
Aunque no se ha dado a conocer el número de detenidos, varias iniciativas ciudadanas, en coordinación con organizaciones de derechos humanos, realizan conteos independientes. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos, por ejemplo, registra al menos 757 personas detenidas o desaparecidas, incluidos 13 menores, 11 periodistas y un Gran Maestro de ajedrez. Podrían ser muchos más, sobre todo si tenemos en cuenta que, dos semanas después, el régimen sigue con las detenciones.
Entre los detenidos el mismo 11J se encuentran Luis Manuel Otero Alcántara, rostro más visible del MSI, y José Daniel Ferrer, líder del partido de oposición UNPACU. El primero se encuentra en una prisión de máxima seguridad acusado de atentado, resistencia y desacato, con lo que se une a otro grupo de artistas y activistas disidentes encarcelados durante los últimos meses.
Otros, como la artivista Tania Bruguera, fundadora del Instituto de Activismo Hanna Arendt (Instar), se encuentran bajo vigilancia e interrogatorios.
¿Qué ha pasado con los detenidos?
El 25 de julio, la Fiscal General, Yamila Peña Ojeda; el presidente del Tribunal Supremo, Rubén Remigio Ferro, y la presidenta de Bufetes Colectivos, Lilian María Hernández, reconocieron el enjuiciamiento de 59 personas hasta el momento. Aunque negaron la conculcación de garantías judiciales, medios independientes e internacionales han reportado la celebración de varios juicios sumarios contra manifestantes, incluidos menores de edad, por supuestos delitos de desorden público y desacato.
Si bien decenas de detenidos han sido liberados durante los últimos días, entre ellos algunos de los juzgados de forma sumaria, aún se desconoce la situación de la mayoría. Tampoco se sabe qué pasará con quienes se encuentran en reclusión domiciliaria y aquellos que, sin haber sido detenidos, están igualmente bajo procesos de investigación. En ninguno de los casos se conoce la cifra exacta.
Tanto la represión del 11J y los días posteriores como el encarcelamiento de cientos de personas inocentes que marcharon de manera pacífica han provocado una ola de solidaridad por parte de personalidades internacionales, pero sobre todo de dentro de Cuba. Desde los míticos Pablo Milanés y Chucho Valdés hasta algunas de las bandas más populares del país (Van Van, Adalberto Álvarez y su Son, Cimafunk, etc.), han denunciado públicamente la violencia del gobierno y llamado a respetar a quienes piensan diferente.
Aunque en buena parte del mundo esto no llamaría la atención, se trata de un giro sin precedentes en el proceso cultural cubano de los últimos 60 años, caracterizado por el silencio ante los distintos tipos de violencia ejercida por el Estado.
Desde Estados Unidos hasta Italia, pasando por México, Argentina y otros países, cientos de cubanos se han organizado para denunciar el carácter represivo del régimen cubano y exigir la liberación de todos los detenidos desde el 11J, así como el respeto de sus derechos. Algunos de esos países han albergado también manifestaciones con simpatizantes del gobierno cubano.
¿Cómo puedo mantenerme informado?
Diez medios y periodistas a seguir para estar al tanto de los acontecimientos post-11J y las discusiones a su alrededor: