Texto: Florencia Luján
Fotos: Bruno Grappa
LA REVOLUCIÓN DE LAS HERMANAS
La primera vez que salí a la calle a manifestarme fue en el marco de la Marcha del Orgullo LGBTI+ en noviembre de 2011. Iba acompañada por mi hermana Tania que entonces tenía 24 años, las dos vivíamos juntas en un departamento en el barrio porteño de Once. Recuerdo que cuando llegamos a Plaza de Mayo, ella se detuvo en un puesto donde unas mujeres hacían stencil, se sacó la remera, y pidió que le estamparan una frase:
“Yo decido sobre mi cuerpo”.
Nunca olvidé la frase estampada en su remera.
Siempre rememoro con emoción esta escena porque fue el principio de una revolución interior que me trajo hasta donde estoy ahora: parada frente al Congreso de la Nación Argentina, pidiendo: “¡Aborto legal ya!”
Observo a través del visor de mi cámara a todas las mujeres congregadas en este lugar. Me pregunto si al igual que yo, sus hermanas las inspiraron a deconstruirse en esta sociedad patriarcal, si las motivaron a prestar atención a sus derechos y a militar en alguna organización para poder ejercerlos.
Y aquí estamos este 8 de agosto de 2018. Han transcurrido quince años de lucha ininterrumpida de las compañeras de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Buenos Aires amaneció con el cielo gris, viento frío y una llovizna finita, pero todo esto que muy lejos está de desanimar a las personas que caminan por el centro de la ciudad, con sus pañuelos verde esperanza amarrados en sus cuellos, muñecas o listón del pelo. Estamos expectantes ante la posibilidad de abrazar un futuro que le permitirá a las mujeres argentinas autonomía sobre sus cuerpos.
ABORTO LEGAL, SEGURO, GRATUITO Y FEDERAL
Camila está a 468 kilómetros de Buenos Aires, en la provincia de Santa Fe, caminó seis cuadras desde su casa hasta llegar a DEMOS Comunidad Cultural Emergente, lugar en donde también también se realizaron intervenciones artísticas que tiñeron de verde las instalaciones. Aquí cerca de 100 personas se reunieron para exigir el derecho al aborto seguro, a un derecho de salud pública, una deuda añeja del Estado para con las mujeres de todo el país. Todos siguen la transmisión en vivo de lo que sucede en el Senado y en las calles de la gran ciudad.
“Cuando cursaba el segundo año de la carrera Licenciatura en Terapia Ocupacional, a los 19 años, una amiga, hermana y aliada, me invitó a la marcha que se hace todos los años el 8 de marzo”, me cuenta la joven de apenas 22 años. Camila menciona usa palabra “hermana”, para referirse a una persona que la inspiró a emprender el camino de la lucha por los derechos de las mujeres, en donde se topó con el pañuelo verde, que lleva amarrado a su mochila y la acompaña a todas partes.
Las mujeres en Santa Fe acceden a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), mediante un protocolo que rige desde 2012, elaborado por el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, del Ministerio de Salud de la Nación.
En el primer semestre de 2018 se registraron en Santa Fe 450 interrupciones legales de embarazo de manera ambulatoria, contó la Ministra de Salud Andrea Uboldi a UNO, sin embargo, ¿qué pasa con las mujeres gestantes del resto del país?
En Argentina se practican más de 11 mil interrupciones del embarazo bajo la supervisión del sistema público de salud, sin embargo es un derecho del que sólo gozan algunas provincias como lo son Buenos Aires, Neuquén y Santa Fe.
En otras, ocurren historias como la de Liliana Herrera, quien la noche del 5 de agosto de 2018, falleció por causa de un aborto clandestino en la localidad de Loreto, en la provincia de Santiago del Estero, ubicada a unos 1.047 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las hijas de esta mujer, que tienen 3 y 6 años aún no lo saben, pero también son víctimas de la falta de un protocolo que contemple la atención de abortos no punibles y la educación sexual integral, una falta política que se cobró la vida de tres mujeres, entre ellas su madre.
Y este día, dentro del Senado de la Nación Argentina un grupo de senadores y senadoras debate en torno a algo que las millones de mujeres que llenamos las plazas de todo el país, decidimos hacer nuestro: el derecho a exigir, a luchar y a decidir.
Entonces, ¿qué exigimos las argentinas? Aborto legal, seguro, gratuito y federal.
HOY PASARÁN COSAS CHINGONAS
Cerca del mediodía de este miércoles 8 de agosto mi hermana y una amiga paramos a almorzar en una pizzería sobre Avenida Corrientes. Cuando salimos no podíamos acreditar que en tan sólo una hora, las calles se han inundado de tal manera: la marea verde arrasa. Caminamos en fila, girando a cada rato la cabeza, para ver si aún seguimos juntas entre tantas personas que se desplazan con sus pañuelos, sus banderas, sus redoblantes y toda esa energía expresada en un grito colectivo: “¡QUE SEA LEY!”.
Mientras camino no dejo de pensar en qué sucede en el interior del país. Sé que más de 100 autobuses salieron de diferentes zonas para trasladar a miles de personas que querían estar estar en el epicentro de una vigilia histórica. Hay personas de todas las provincias, desde Jujuy hasta Chubut.
Quisiera saber qué pasa en este mismo momento en esas ciudades, muchas en las cuales exigir el aborto legal, seguro, gratuito y federal tiene una condena social que calla a tantas mujeres, de todos modos como predijo una amiga: “hoy pasarán cosas chingonas”.
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Urdinarrain es una ciudad situada en el departamento de Gualeguaychú, dentro de la provincia de Entre Ríos, que se encuentra a 290 kilómetros de Buenos Aires, donde ahora las mujeres aseguran : “América Latina va a ser toda feminista”. Me duele decirlo porque es mi lugar favorito en el mundo, pero es una ciudad conservadora y machista, donde las mujeres no formamos parte de ninguna agenda, pero por suerte hay quienes rompen con el status quo que nos obliga a callar.
Cincuenta jóvenes de Urdinarrain se autoconvocaron vía WhatsApp y organizaron una movida que se llevó a cabo en la casa de la abuela y abuelo de Ana Moreno, una jovencita de 19 años que cuando la ves luchar se te eriza toda la piel.
Se reunieron a partir de las 16 horas, con los pañuelos que ellos y ellas mismas confeccionaron, para compartir experiencias de cómo se fueron contagiando entre sí la necesidad de poner el cuerpo para exigir en cuanto a materia de derechos humanos.
La mayoría son alumnos y alumnas de mi hermana Tania, a quien describo como una de esas antiprincesas de la editorial infantil Chirimbote, es una mujer real, valiente, empoderada que transita por la vida siempre con una sonrisa. Hace cinco años que da clases de geografía en dos colegios secundarios de la ciudad, y también aunque muchas veces así no lo sienta, da lecciones magistrales de género a ese puñado de jóvenes que se animaron a izar la bandera verde del aborto legal.
Cuando le pregunto a Tania qué significa el debate que se instaló en Argentina alrededor de esta problemática de salud pública, ella sin rodeos me dice que es una batalla ganada que se hable de aborto legal, seguro y gratuito en diversos contextos. “No te hablo de mucho tiempo atrás, pero cuando me tocaba dar tasa de natalidad, trataba de hablar de aborto pero sin mencionar la palabra en sí, porque sino los gurises y las gurisas te miraban raro”, cuenta con notable preocupación al respecto.
“Se ganó una batalla importante: hablar de educación sexual, embarazos adolescentes e interrupción voluntaria del embarazo”,profundiza Tania.
LOS INVENCIBLES PAÑUELOS VERDES
“Con 38 votos en contra, 31 votos a favor y 2 abstenciones, el Senado votó en contra de los derechos de las mujeres y personas gestantes, nuestra llama no se apaga: #SeráLey”, publicó en su cuenta de Twitter LatFem a la 1. 44 de la madrugada. Las mujeres permanecieron firmes frente al Congreso de la Nación Argentina, tienen la certeza de que después de esta sesión histórica cuando se levanten, el aborto legal, seguro, gratuito y federal seguirá siendo una deuda en el país que más de una vez dijo: “Nunca más”.
Sus invencibles pañuelos verdes, amarrados con más fuerza que nunca de sus cuellos, les recuerdan y recordarán que deben seguir exigiendo una de las mayores deudas que tiene nuestra democracia: el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos.
Mis hermanas latinoamericanas, que estuvieron pendientes de esta votación irresponsable y antidemocrática, que empuja a las mujeres a abortar en la oscuridad, la soledad y la desidia de la clandestinidad me han hecho llegar sus mensajes de apoyo. Entre todo esto, viene a mi cabeza la canción Derecho de nacimiento de la mexicana Natalia Lafourcade: “Es un derecho de nacimiento, es el motor de nuestro movimiento, porque reclamo libertad de pensamiento, si no lo pido es porque estoy muriendo”.
Y pienso que como buenas hermanas que somos, seguiremos sembrando la semilla de la revolución a las que vienen detrás de nosotras, con más conocimientos, con más herramientas, con más experiencias, con más ganas de dar batalla al patriarcado.
Ya es 9 de agosto, las plazas del país están vacías, pero aún se respira lucha.
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