Los adultos mayores son las personas que corren los mayores riesgos frente al nuevo coronavirus. Platicamos con personas de entre 65 y 90 años en diversos países de la región para saber cómo están viviendo esta coyuntura, qué les preocupa, cómo se informan y qué tan acompañados se sienten.
No importa el país, las cifras son consistentes: el grupo poblacional que corre los mayores riesgos por COVID-19 son las personas de más de 60 años.
Mientras que la tasa de mortalidad asociada al COVID-19 en China está situada en 3.9%, la cifra sube a 4.6% cuando se trata de población contagiada de entre 60 y 69 años; a 9.8% para el caso de personas de entre 70 y 79 años y 18% para mayores de 80 años.
En Italia el panorama es aún más drástico: 75% de las personas infectadas en Italia son mayores de 50 años. Vale la pena recordar que este país europeo tiene actualmente una de las tasas de mortalidad asociada al COVID-19 más altas del mundo: 7.9%.
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¿Por qué las personas mayores se enferman y mueren más con el COVID-19?
Aunque parezca obvio es importante mencionarlo. Por un lado, las funciones del sistema inmune declinan con la edad y, por otro, las enfermedades crónicas que padecen varias de las personas mayores obstaculizan su recuperación. En Italia se descubrió que 75% de los pacientes que habían fallecido hasta el 4 de marzo por causas asociadas al COVID-19 tenían tres o más “condiciones preexistentes”, como hipertensión, enfermedad coronaria, enfermedades pulmonares o diabetes.
Pero el declive del sistema inmune no es el único riesgo. Según Vox, cuando se trata de este nuevo coronavirus, el mismo sistema juega en contra de las personas mayores. ¿Por qué? Porque al tratar de detener una infección, el sistema inmune de una persona mayor tiene más probabilidades de generar una reacción conocida como “tormenta de citocinas”. Las citocinas son proteínas que sirven para que el cuerpo aumente su esfuerzo contra las infecciones. Sin embargo, durante una “tormenta”, estas citocinas se producen en exceso, lo que causa inflamación severa, fiebre alta e insuficiencia orgánica. En otras palabras, la reacción exagerada del sistema inmune también puede matar al paciente.
Preguntas y preocupaciones
En Distintas Latitudes nos dimos a la tarea de recabar testimonios de personas de más de 65 años, especialmente de aquellos países que han iniciado una serie de medidas de cuarentena y aislamiento para grandes cantidades de su población. ¿Cómo lo viven, qué les preocupa, cómo se informan, cómo se sienten?
[Las entrevistas se editaron y recortaron para darle coherencia y fluidez al texto, pero se mantuvieron todos los modismos y palabras propias de cada país].
Paraguay
Con información de Micaela Cattáneo
En Paraguay el gobierno estableció desde el 16 de marzo una serie de medidas de restricción de movimientos que son, en la práctica, un toque de queda. En estas circunstancias, hablamos con Verónica (nombre ficticio), paraguaya de 90 años, quien vive en el barrio de Sajonia, uno de los más tradicionales de Asunción.
¿Cómo vivís esta pandemia?
¿Sabés? No le tengo miedo, pienso que no me va a tumbar a mí, qué sé yo, a lo mejor es por optimismo nomás que pienso así. Yo no salgo, me cuido, me lavo las manos cada 5 minutos porque pienso que todo lo que hay está contaminado con algo. No le tengo miedo, pero me asusta cómo se contagia. No voy al supermercado, no salgo, mi yerno es el que hace las compras y me trae todo lo que necesito.
¿Estás preocupada?
Sí, pero por sobre todo me agobia tanto tanto hablar de esto, de mañana, tarde, noche y madrugada, en todo momento. Se puede crear una psicosis que nos va a hacer daño. Cuando prendo la tele trato de poner algún canal que transmita algo de música, fiesta, cine o moda, para salir un poco del tema porque me abruma, me satura.
¿Cómo te informás?
Estoy todo el día haciendo zapping en la tele, veo todos los canales locales, veo también los de Argentina, Colombia, España e Italia, y en todos lados se habla de lo mismo. Por los diarios digitales no, porque no manejo Internet. Por WhatsApp recibo los mensajes que recorren los grupos, pero no puedo darle el valor porque hay gente que inventa o asusta.
¿Qué es lo que más te incomoda o asusta?
Lo del aislamiento no me incomoda porque generalmente no salgo todos los días. Normalmente, iba al supermercado, a alguna reunión social o a caminar, pero lo que más me preocupa realmente es hasta cuándo va a ser, porque esto va a traer muchísima pobreza, porque imaginate la gente que vive “al día”, aquellos que venden chipas, empanadas o toda esa gente que gana ese dinero para comer y que ahora tiene que quedarse en su casa.
¿Te sentís sola? O al contrario, ¿estás más acompañada ahora?
La verdad que sí me siento acompañada, siempre, por mis hijos, mi yerno y mis nietos. Yo vivo sola y ellos en su casa, pero ambas están conectadas por un pasillo largo. Siempre nos comunicamos, me asisten mucho. Normalmente me llevan de aquí para allá y cuando me tengo que ir al médico, también. Estoy con ellos siempre. Con esta pandemia, los más viejitos estamos señalados, de eso estoy más que enterada, pero no tengo miedo, la verdad.
Venezuela
Con información de María Laura Chang
El 15 de marzo, Nicolás Maduro ordenó el “aislamiento social colectivo” y cuarentena en siete estados del país, medidas que dos días después se extendieron a todo el territorio nacional. A través de mensajes de WhatsApp, conversamos con María Laura Lombardi, caraqueña de 65 años, residente en la urbanización La Florida.
¿Cómo lo estás viviendo?
Confieso que anhelaba estar sola en casa sin tener que realizar mi trabajo habitual, sin compromisos establecidos ni horarios que respetar. Tenía la idea de “restaurar” cada cuarto de mi apartamento con mis manos como tantas veces lo hice cuando era joven. En estos tres días desde que el Gobierno decretó la suspensión de actividades, me di cuenta que la realidad y la fantasía no concuerdan. Una cosa es fantasear con una hipotética encerrona voluntaria y otra quedar encerrado en casa por tiempo indefinido, como una medida preventiva sanitaria para frenar el contagio de un virus fatal. Son cosas distintas. Ahora se disparó el miedo, la angustia por los demás, la toma de conciencia de mi propio estado de salud y de lo vulnerable que puedo ser al contagio.
¿Estás preocupada?
Sí. En Venezuela y en Caracas es muy frecuente el corte de agua, luz e internet. Si todos permanecemos en casa estas carencias serán continuas. La motivación para hacer grandes trabajos de limpieza o intelectuales se ve interferida por la idea fija de que nuestro país no está —y a lo mejor nunca ha estado— en condiciones de atender ningún problema grave de salud y eso crea una especie de indefensión frente a esta nueva situación de crisis. Tampoco tenemos confiabilidad sobre la información oficial. Me pregunto qué pasará con las personas que necesitan trabajar para subsistir y no van a poder hacerlo. Me pregunto cómo apoyar a mis hijos en esta hora, cómo aliviar la angustia de otros y de verdad me siento incompetente para ello. Soy pesimista por carácter.
¿Qué te incomoda o afecta?
Me incomodo ser diabética, cardiópata y tener cáncer de piel ante el coronavirus. Me incomoda un Gobierno como el de Venezuela, siempre atento a perpetuarse en el poder en lugar de atender las necesidades de la población. Ya antes ha dado muestras de su incapacidad para atender cualquier crisis económica, social, política o de salud que se ha producido en el país.
¿Cómo te informas?
Me informo por las redes y reviso los medios y portales en lo que confío más. Últimamente he estado sintonizando la RAI italiana para tener información de los países europeos.
¿Te sientes sola o has estado más acompañada que de costumbre?
Me siento sola en relación a mis compañeros de trabajo por razones comprensibles y me siento menos sola en relación a mi familia porque nos hemos comunicado más en estos últimos días.
Chile
Con información de Valentina de Marval y Génesis Méndez
El 18 de marzo, el presidente Sebastián Piñera decretó el “Estado de catástrofe” con vigencia por 90 días. Esta determinación incluye la posibilidad de limitar los movimientos y el libre tránsito de las personas. Un día antes de este anuncio, hablamos de manera virtual con Antonieta Moya, chilena, 65 años, funcionaria pública y con Manuel Castro, de 76, jubilado y asesor de ventas. Ambos viven en Santiago.
¿Cómo están viviendo todo esto?
Antonieta (A): Bien, en general. Lo vivo tranquila. Tratando de ser obediente con las instrucciones y las precauciones que hay que tomar.
Manuel (M): En este momento es una cosa compleja. Todas las cosas que tenían importancia hasta este momento han sido transformadas en un problema único que es el coronavirus. Ya no hay política, ya no hay deporte, ya no hay noticias de otros ámbitos que no sea el coronavirus en todas partes.
¿Están preocupados?
A: Sí, pero una preocupación normal. No he caído en la psicosis ni en la paranoia social. Me preocupa el grupo etario de adultos mayores, pues se ha visto en Italia que ha fallecido mucha gente de la tercera o cuarta edad. Pienso que para salir bien del problema hay que ser disciplinados. Nos tenemos que hacer cargo y hacer la cuarentena. Y que estén los medios para hacerlo: empleadores que autoricen que sus empleados laboren desde casa. Pero hay gente que no lo está entendiendo.
M: Lo vivo con inquietud y con tranquilidad. Sobre todo mucha inquietud porque para una persona que tiene más de 60 años hay mayor riesgo. O sea, hay que estar preocupado.
¿Qué les incomoda?
A: La psicosis que tiene a todo mundo dejando los supermercados vacíos. Esas compras desproporcionadas. Eso me incomoda. Que vayas a una farmacia y no quedan mascarillas, guantes y gel con alcohol. Hay gente que lo compra de manera desproporcionada.
M: No saber lo que va a pasar, porque resulta que esta situación también es nueva para mí. Nunca había vivido una situación como está, entonces no sé cómo viene la mano. No sé si puede terminar en algo desagradable, o en algo que pasa de largo.
¿Cómo se informan?
A: Me informo a partir de la lectura de diarios digitales, algún que otro noticiero y también del boca en boca, que todo mundo está con el tema.
M: Principalmente por la televisión que le ha dado mucha cobertura. Después vienen los diarios que en todas partes tienen el coronavirus en la primera hoja. En tercer lugar están las conversaciones que tenemos con nuestra gente: hijos, familiares, amigos, compañeros de trabajo. Todo el mundo tiene esto como tema principal. En este momento estamos en la casa porque por orden mayor hay que darse cuenta de que la situación es compleja.
¿Se sienten solos o han estado más acompañados que de costumbre?
A: No me siento sola. Pertenezco a un grupo de trabajo donde tengo constante interacción con la gente. Mucha conexión con mi jefe. Aunque estamos en cuarentena estamos comunicados con nuestros compañeros de trabajo. Estamos haciendo teletrabajo. Además de que tengo una red familiar que nos preocupamos mucho unos por otros.
M: Todos preocupados por mí, porque dentro de la familia se podría decir que soy el más adulto. Entonces, si voy a ir al supermercado me dan todas las recomendaciones: que tengo que toser en el brazo, que no tengo que hacer tal, que tengo que hacer aquello. Hay una inquietud familiar completa y latente. No tengo tranquilidad en la casa. Como yo soy el mayor de la familia, la preocupación es amplia y general. Me siento hasta perseguido (risas).
Perú
Con información de Pierina Sora
El 17 de marzo el Perú inició su propia cuarentena, decretada por 15 días por el presidente Martín Vizcarra. Las medidas incluyen cerrar las fronteras del país, evitar el ingreso de extranjeros, suspender vuelos en los aeropuertos, detener actividades de comercio y paralizar el movimiento civil. En este contexto hablamos, vía telefónica, con Angel Eguiluz, plomero y gasfitero peruano, 68 años, quien vive en el Callao.
¿Cómo está viviendo la cuarentena?
Bueno, ¿cómo lo estoy viviendo?, por lo menos yo aquí en mi casa, viendo televisión o con el celular revisando WhatsApp, pasando algunos ratos leyendo a ver qué hay de nuevo y cosas así, pero aquí en la casa tranquilo pues.
¿Está preocupado por esta situación?
No, no, preocupado la verdad es que no. Hace un tiempo aprendí que no puedo estar preocupado por cosas que van a suceder. Trato de mentalizarme que todo estará bien. Tampoco me preocupo porque gracias a Dios en mi casa también ninguno tenemos síntomas y con las medidas de no salir me siento tranquilo, pues.
¿Qué le afecta o le incomoda de todo esto?
Lo que me afecta y me molesta es ver el egoísmo de la gente pues, que van al mercado y acaparan y hacen mercado para todo el año y no dejan para los demás. Me molesta el hecho de ver que los mismos comerciantes se aprovechan de esta situación y lo que costaba tres ahora cuesta 20, esas cosas me molestan. Hasta cierto punto yo entiendo porque son sus negocios y con los ingresos que viven los comerciantes, pero también especulan y eso molesta, por lo menos a mí me molesta.
¿Cómo se informa?
Bueno ya le digo, por televisión, por radio Bemba, por las redes sociales, también estoy recibiendo mensajes por WhatsApp o revisando el Twitter y de esa manera me informo. Yo sé que también los medios especulan mucho, también las mismas personas especulan con unos artículos sobre el capitalismo y que este ya estaba preparado, entonces escucho las opiniones y leo también del uno y del otro y saco mis propias conclusiones y entonces encuentro que algunas tienen lógica y otras no y así. Tampoco creo a ciegas lo que dicen en la televisión.
¿Se siente solo? ¿O al contrario, ha estado más acompañado?
Bueno, la cuestión se me ha hecho un poco complicada, en especial de meterme en el mercado laboral por mi edad y por lo que me dedico, como le digo ya mi edad ya no me ayuda, entonces tengo una vida no le voy a decir que sedentaria pero sí estoy aquí en la casa con mi esposa, con mis nietas y ahora como mis nietas no tienen clases estamos acá todos. También mi hija está en la casa porque donde ella trabaja está paralizado todo, mi yerno también está aquí. Estamos todos.
¿Cómo podemos cuidar a los adultos mayores?
Según el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, Hugo López-Gatell, aquí cuatro recomendaciones básicas para cuidar a los adultos mayores:
- Las personas que rodean o que están en contacto con las personas adultas mayores deben mantenerse al pendiente de su estado de salud para identificar si presentan síntomas. Hay que hablarle frecuentemente por teléfono para saber cómo está, qué necesita, cómo se le puede apoyar.
- Si se visita a una persona adulta mayor, los visitantes deben asegurarse de no haber tenido síntomas del nuevo coronavirus en los últimos 14 días, incluyendo fiebre, dolor de cabeza y dolor de garganta. Si es así, la recomendación es que que no se visite a la persona sino hasta que pase ese periodo de 14 días.
- Es recomendable que las personas mayores salgan lo menos posible. Apoyarlos con sus compras de alimentos u otros productos, para que no salgan en estos casos y se reduzca el riesgo de posibles contagios.
- Al igual que para el resto de los ciudadanos, se recomienda a los adultos mayores lavarse las manos muy frecuentemente, 10 a 20 veces por día con agua y jabón, hacer el estornudo de etiqueta, desinfectar superficies de uso común, y no tocarse la cara con manos sucias.
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