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Hoy se conmemora el Día de la Memoria Trans. En Distintas Latitudes rescatamos la voz de Alessa Flores para recordar por qué es importante la memoria de las personas trans a las que la vida les fue arrebatada por el prejuicio y la transfobia.

 


 

 

Alessa Flores era originaria de Tabasco y residía en la Ciudad de México. Era alta, delgada y su piel morena estaba adornada con tatuajes. Alessa era trabajadora sexual y activista. 

El 6 de octubre de 2016 Alessa participó en el 4to Foro Transjóvenes en el Museo Universitario del Chopo. Esa tarde, ella y otras activistas trans reclamaron justicia por Paola Buenrostro, una mujer trans trabajadora sexual que había sido asesinada siete días atrás. 

Catorce días pasaron desde el asesinato de Paola. Activistas, organizaciones y periodistas nos reunimos el 13 de octubre para concretar acciones en respuesta a la ola de transfeminicidios que azotaron a la comunidad trans en septiembre. De momento la reunión se interrumpe. Una activista rompe en llanto y gritos. Esa tarde encontraron a Alessa Flores sin vida en un cuarto de hotel. 

Alessa tenía 28 años cuando fue asesinada. Policías de Investigación (PDI) de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX) anunciaron que el cuerpo de Alessa presentó “indicios de estrangulamiento”. 

Luego de tres años, el transfeminicidio de Alessa sigue impune. 

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El registro Trans Murder Monitoring (Observatorio de Personas Trans Asesinadas) ha documentado que, en los últimos once años, 2 mil 608 personas trans han sido asesinadas en América Latina.

Brasil es el país con mayor índice de personas trans asesinadas en el mundo. México es el segundo, según datos del Observatorio de Personas Trans Asesinadas. 

Honduras es el país con la tasa más alta de homicidios por prejuicio contra la población LGBT, indica la Red Sin Violencia LGBT. 

En los últimos cinco años mil 416 personas trans han sido asesinadas en América Latina. En. Brasil, México, Colombia, Honduras y El Salvador son los países donde esta violencia se ha recrudecido.

El no reconocimiento legal de la identidad, la discriminación y exclusión en la familia, los servicios  de salud, la educación, el trabajo conforman un engranaje de violencias que permean las vidas de las personas trans y las colocan en posiciones de desigualdad y vulnerabilidad. 

Las mujeres trans experimentan, más comúnmente, la exclusión, discriminación y violencias desde la infancia o la adolescencia. En contraste, los hombres trans y personas no binarias son el grupo mayormente invisibilizado y las violencias que experimenten están sujetas a mantenerse dentro de los espacios en donde ocurren, señala el informe de la CIDH. 

“La violencia transfóbica homicida les ocurre fundamentalmente a personas trans que tiene que salir a ganarse la vida, que están en edades productivas, y les ocurre preponderantemente en espacios públicos pero no únicamente allí; ocurre donde se hace la propia vida y eso implica lo público y lo privado”, afirman Siobhan Guerrero [bióloga, filósofa e investigadora mexicana] y Leah Muñoz [bióloga mexicana] en este artículo

El objetivo del Día de la Memoria Trans es recordar a las personas trans que fueron asesinadas y exigir que el Estado garantice derechos, seguridad y justicia. 

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Fotografía y edición de video: Georgina González
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México (1991). Periodista independiente egresada de Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México. Le interesa escribir sobre las infinitas posibilidades de habitar el género, las resistencias desde una perspectiva de derechos humanos. Ha publicado en varios medios digitales como Kaja Negra, El Beisman, Revista Hysteria.

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