Paz en construcción, que es también un laboratorio de participación ciudadana a partir de una agenda perfilada a jóvenes, ha cosechado sus primeros logros. Hasta agosto de 2018 alcanzó de manera directa a 421, 334 personas [según estimaciones de ALTEC]. Y en sus espacios de co-creación han participado 119 personas, y cuyas acciones de incidencia han alcanzado a 604 personas. Se han logrado 29 alianzas informales.
Estos logros son un incentivo para las y los jóvenes que se han sumado al proyecto, y también representan un aliciente para organizaciones como Fundación Mi Sangre y Movilizatorio, pues al unir las acciones offline/online ha posibilitado el intercambio de aprendizajes.
Juan Bastidas, integrante de Movilizatorio, comparte: “También por parte nuestra era estratégico pensar y buscar un socio y un complemento que, a pesar que nuestra movilización tenga mucho que ver con tecnología y comunicaciones, siempre nos fundamentamos en la comunidad o en una base importante. Fundación Mi Sangre representó la posibilidad de fortalecernos. Lo que ha sido súper importante de este proyecto es que hay unas acciones concretas que Movilizatorio hace y que están enfocadas a lo online y Fundación Mi Sangre a lo offline y este proyecto ha sido interesante porque hemos logrado compaginar las dos cosas y hemos logrado alimentar de lo online a lo offline y de lo offline a lo online. Hemos logrado esa conversación entre las dos esferas”.
“La tecnología se ha convertido en una herramienta fundamental para amplificar la voz, esa es una de las fortalezas de este proyecto de formación y acompañamiento, para asegurar que los jóvenes realmente puedan desarrollar capacidades más allá. Con Movilizatorio tenemos una relación sinérgica, Mi Sangre ha tenido más fortalezas en lo offline y Movilizatorio en lo online, en ese sentido nos hemos complementado aprovechando herramientas que ellos ya tienen, como la plataforma de El Avispero que es donde hemos recolectado firmas para llegar a una red más amplia. Ha sido un proceso de complementariedad”, dice Catalina Cock de Mi Sangre.
El fortalecimiento de Paz en construcción ha sido posible también por la propia iniciativa de la juventud. Laura Rico de Mi Sangre explica: “Aunque nosotros teníamos una ruta planteada, el panorama no era tan claro porque dependía de cuál era el enfoque del proyecto […] Logramos hacer una selección con mucho rigor donde, de verdad, encontramos a unos activadores, líderes de la Agenda Juvenil, que estaban super comprometidos […] Son de las grandes sorpresas que nos dieron, pues daba cuenta también de lo que buscamos, de empoderar a los jóvenes, de que sean ellos quienes tengan la palabra”.
Muestra de ello es Cafecito Político, un proyecto que arrancó en febrero de 2018 en Sabaneta y que encontró su cauce luego de que Mateo Robledo acudiera a un primer encuentro con la RedAcción de Paz de Fundación Mi Sangre. Luego, Mateo se integró a Paz en construcción para desde ahí impulsar su iniciativa que apuesta por el diálogo comunitario, entre diferentes, ya sean jóvenes, actores políticos e incluso niños.
Ser parte de Paz en construcción ha permitido que Cafecito Político tenga apoyo formativo, económico y en divulgación. Al proyecto se han ido sumando más jóvenes, algunos cercanos a Mateo y Andrea, su hermana y cómplice en Cafecito Político.
Mateo aspira a que para 2019, Cafecito Político sea un referente en las campañas locales que habrá y que tenga un impacto en el Valle de Aburrá, “que podamos incidir de alguna manera”.
Además de Cafecito Político otros jóvenes han encontrado en la tecnología cívica y en el trabajo en Paz en construcción una vía para incidir en su comunidad. Así ocurrió con Aldair Romero, de Urabá, quien en 2017 participó en Build Peace [un hackatón de paz], con Movilizatorio. “Formulamos un proyecto que se llama Todos al aula, que era para disminuir la deserción escolar en el área rural del municipio de Carepa y se presentó la oportunidad de conocer a los chicos y a las chicas de Fundación Mi Sangre y vi la convocatoria de Paz en construcción y dije: voy a inscribirme y a ver qué tal es esto e iniciamos. Me ha abierto una cantidad de puertas.”
Otro caso es el de Alejandra Colmenares del municipio de Aguazul, quien es consciente de lo que permiten proyectos y espacios como los que propicia Paz en construcción: “estamos construyendo paz desde todos los enfoques poblacionales, independiente de donde estemos, independiente de quiénes seamos, pero tenemos un mismo propósito que es construir esa paz y eso es lo que tanto hemos soñado, porque hemos sido jóvenes golpeados por la violencia, por el conflicto, por las desigualdades, por la vulneración de derechos y que estemos por acá todos reunidos es para mí un espacio de intercambio de saberes, de sabores, de experiencias, de que como nosotros mismos, líderes nacionales, podemos apoyar y replicar y llevar el material de formación de aquí a cada una de nuestras organizaciones y, en mi ejemplo, es llevar este mensaje a más de 3 mil jóvenes que somos de campo, que tenemos un reto grande pero que estamos construyendo paz desde todos los espacios que nos pueda garantizar el entorno”.
IMPACTO
Hasta agosto 2018 Paz en Construcción ha alcanzado de manera directa a 421, 334 personas (de manera indirecta han sido alcanzadas 419, 336 personas,
En espacios de co-creación (como el encuentro en Girardota) han participado 119 personas
Las acciones de incidencia han alcanzado a 604 personas. Y ha logrado 29 alianzas informales.
Fuente: ALTEC-Zigla
“Siento que a pesar de la polarización que viví en Colombia, debido a los desencuentros de opiniones y posiciones ideológicas por las grandes decisiones del país, nunca antes había visto a los jóvenes tan involucrados y activos como ahora. Las redes sociales y la misma conciencia que poco a poco ha ido emergiendo, han sembrado en el imaginario de todos, y especialmente en el de los jóvenes, la idea de que SÍ SE PUEDE, de que colaborativamente podemos más. La mentalidad de las y los jóvenes de hoy, más arriesgados y soñadores, en todas sus facetas y áreas de la vida, nos dejan vislumbrar un futuro más optimista, por lo menos para mí”.
Es la reflexión que comparte Juan Esteban Aristizábal Vásquez, Juanes, el músico colombiano que creó Fundación Mi Sangre en 2006, al momento de pedirle una opinión sobre el papel que están teniendo las y los jóvenes en Colombia.
De esta manera, a partir de las alianzas (de la tecnología cívica y los jóvenes, de organizaciones como Fundación Mi Sangre y Movilizatorio), es que se perfilan otros escenarios en Colombia, un país que vive un momento crucial tras años de conflicto.
Este texto forma parte de la serie «Región de datos« que se realiza en colaboración entre ALTEC y Distintas Latitudes.