Por Angélica Medinilla (Guatemala, 1994), integrante de la 2da generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas
[Este texto es parte del especial “Lxs calientes en América Latina” que incorpora reportajes, crónicas e investigaciones desde 12 países de la región]
Por más de diez años, Tracy Méndez, fundadora del Colectivo de protagonismo infanto-juvenil de Jalapa (Copij), ha gestionado espacios de formación para que niños y jóvenes aprendan sobre su cuerpo y derechos sexuales. Los miembros de la organización también han capacitado al personal de centros educativos y de salud sobre cómo impartir educación sexual a los adolescentes desde una visión científica y laica. Su trabajo fue reconocido por la UNESCO en 2014. Pero más que los reconocimientos, Méndez busca que el Estado asuma su compromiso de implementar la estrategia de educación integral en sexualidad.
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Patricia Rossibel Jiménez es la primera joven mujer de su comunidad que asiste a la universidad. Vive en territorio del pueblo xinca, en Tierra Blanca, un caserío en la montaña de Santa María Xalapán, del departamento de Jalapa en Guatemala. De lunes a viernes, ella es la educadora de 75 niñas y adolescentes de su comunidad que aprenden sobre sus derechos sexuales y reproductivos. Durante el fin de semana, es la estudiante que cursa el segundo año de pedagogía en el centro de estudios superiores regional.
Desde hace tres años, Patricia forma parte del Colectivo de protagonismo infanto-juvenil de Jalapa (Copij). Esta organización ganó un premio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por su trabajo en prestar servicios de educación en salud sexual y reproductiva en ese departamento.
Copij nació el 12 de agosto del 2000 como una iniciativa para disminuir la violencia contra la niñez. Al principio no había un panorama claro, pero la idea fue promover los derechos de niños y jóvenes. Cuatro años más tarde, Tracy Méndez, se convirtió en madre de su única hija. Con 16 años, experimentó la maternidad siendo una adolescente. Recuerda que fue difícil luchar contra el estigma en el colegio. Incluso el director de su establecimiento educativo no la querían dejar asistir a clases, pero ella no desistió y continuo sus estudios. A partir de esto, Copij le dio mayor enfoque a la educación sexual.
Tracy Méndez en escuela Tierra Blanca. Foto Colectivo Copij.
Con el tiempo, la sede del colectivo “Espacio Juvenil” se convirtió en un punto de reunión para hablar, jugar o aprender. Jóvenes formando a otros jóvenes. Patricia sonríe, sus ojos brillan mientras comenta que las niñas y jóvenes del programa que imparte no han abandonado la escuela para casarse o unirse. “Antes eran muy naturales las uniones tempranas y ver a las adolescentes embarazadas. Ahora las chicas quieren seguir estudiando, quieren tener un futuro diferente”, dice. A sus 19 años, la vida de Patricia transcurre entre tareas, clases y reuniones en el colectivo. Pero la vida de otras jóvenes en su comunidad no es así.
En 2015, miembros del colectivo encontraron a una adolescente de 13 años en labor de parto durante una visita al hospital nacional de Jalapa. “La menor nos dijo que se unió con una persona 12 años mayor que ella, para evadir una costumbre de su comunidad (Santa María Xalapán), en la que, en la víspera del 12 cumpleaños de toda niña, el papá y el abuelo tienen relaciones sexuales con la menor: las estrenan”, contó Tracy Méndez, fundadora de Copij.
Estos casos se repiten. En octubre del 2016, un hombre fue capturado en la aldea Sansirisay, de Santa María Xalapán, sindicado de abusar sexualmente de sus tres hijas. Su hija mayor, de 13 años, tuvo un bebé producto de esa violación.
Al preguntar por los casos de violaciones, Patricia baja la mirada, su voz se vuelve más pausada y cruza los brazos sobre su abdomen. “Aquí pasa eso. Es bastante lamentable, en mi comunidad (el caserío Tierra Blanca) los agresores no han sido los padres, sino los tíos o padrastros”. La hermana de una de las adolescentes que participa en el programa de educación sexual, fue violada por su tío. La familia tiene miedo de seguir con el proceso de la denuncia porque han recibido amenazas de muerte del agresor.
El departamento de Jalapa está ubicado en la región oriente del país, es de tierra caliente y clima tropical. En el territorio xinca de la montaña de Santa María Xalapán están organizados en 12 cantones y 37 caseríos con una población aproximada de 85 mil habitantes. Tienen autonomía comunitaria, se rigen por un gobierno indígena. Los pobladores de la comunidad han encabezado la lucha contra la minería por la defensa de los recursos naturales en ese municipio.
Para llevar el tema de la educación sexual a la comunidad de Patricia, el colectivo tuvo un primer acercamiento con las autoridades comunitarias. La idea que plantearon se llama: “Abriendo Oportunidades”, un programa para brindar talleres en los centros educativos del territorio xinca, con el objetivo de promover el desarrollo integral y evitar la deserción escolar. Las charlas tratan temas sobre derechos humanos, liderazgo, salud sexual y reproductiva. Aunque en la práctica, el enfoque principal es la educación sexual.
Según datos del Ministerio de Salud, en Guatemala 14 mil 539 menores de 15 años se convirtieron en madres durante el periodo de 2011 a 2015. Sólo el año pasado, 2016, se registraron 2 mil 947 nacimientos en niñas entre 10 y 14 años, esto a pesar de que el código penal guatemalteco prohíbe las relaciones sexuales con menores de 14 años.
La estrategia del Estado
El Estado tiene la obligación de brindar educación sexual. La Ley de Desarrollo Social (2001) establece que debe diseñar, impulsar y hacer accesibles programas específicos de información y educación sexual, orientados a la prevención de embarazos no deseados, embarazos en adolescentes y la prevención de infecciones de transmisión sexual, en todos los centros y niveles educativos del país.
En 2008, se empezó a diseñar la Estrategia de Educación Integral en Sexualidad (EEIS), que tiene enfoque en derechos humanos y con bases científicas sobre lo que es la sexualidad humana. Su finalidad es que los niños y adolescentes adquieran los conocimientos que les permitan tomar decisiones sobre su cuerpo, reconocer su identidad, su autonomía y ejercer sus derechos.
Ese mismo año, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación (Mineduc) suscribieron la declaratoria Prevenir con Educación. La declaratoria enfatiza la necesidad de trabajar de manera conjunta incorporando el enfoque de educación integral en sexualidad como clave para la prevención. En Guatemala se firmó la Carta Acuerdo Salud Educación, que incluye el diseño de un plan de trabajo conjunto estableciendo el 2015 como meta para el cumplimiento del acuerdo.
Entre los objetivos a cumplir en 2015 estaba reducir en un 75% la brecha en el número de escuelas que no habían institucionalizado la educación integral en sexualidad; y reducir en un 50% la brecha en adolescentes y jóvenes que carecen de cobertura de servicios de salud para atender apropiadamente sus necesidades de salud sexual y reproductiva.
Estas metas no se han alcanzado. En la actualidad, el Ministerio de Educación aún está en la fase de formación docente. Thelma Miranda, la coordinadora del programa de educación sexual dentro del Mineduc, dice que entre los planes está implementar una plataforma virtual para que los maestros reciban las 12 sesiones de capacitación en línea debido a que no pueden suspender las clases de los alumnos para que el docente acuda a talleres presenciales.
El Ministerio de Salud no tiene cifras de cuántos Espacios Amigables para Adolescentes están habilitados en los departamentos de Guatemala. Estos espacios son lugares donde los adolescentes asisten para recibir educación integral en sexualidad, no les brindan métodos anticonceptivos, pero los orientan y luego refieren a una clínica. En Jalapa se habían cerrado algunos de los Espacios Amigables. Pero volvieron a funcionar tras un proceso de diplomado al personal de salud, impartido por el colectivo durante el año pasado.
Niñas y adolescentes que participan en el programa de educación sexual en Tierra Blanca. Foto Colectivo Copij.
Fallos de coordinación institucional
La Estrategia de Educación Integral en Sexualidad (EEIS) viene a formar parte del currículo base de todos los centros educativos del país, por lo que el abordaje y la estrategia de cobertura debe ser acorde con la realidad del proceso departamental y comunitario. En este aspecto, en la coordinación entre las autoridades centrales del país y las departamentales es donde Tracy Méndez ve mayores problemas.
“A nivel central hay convenios firmados, hay leyes, hay todo. Pero no hacen llegar la información a los departamentos. Se firma la carta Prevenir con Educación, sin embargo, el Mineduc no tiene la capacidad de trasladar la información a las delegaciones departamentales y las departamentales no pueden informar a sus docentes”, dice Méndez.
Los centros educativos tienen la obligación de cumplir con la implementación de la EEIS. Pero Méndez cuestiona que a los docentes no les dan capacitación y manuales. “Ni siquiera está estandarizado cómo dar la educación sexual, entonces cada quien educa como quiere”, agrega.
Dentro de la sede central del Ministerio de Educación no hay más personas que trabajen el tema de la educación sexual bajo la coordinación de Thelma Miranda. Ella es la responsable de todo, coordinar, ser el enlace con las sedes departamentales, documentar los avances en la implementación de la estrategia, elaborar informes, asistir a foros, entrevistas y reuniones. Miranda confirma que el proceso de formación docente está en curso, pero no da datos sobre cuántos maestros han culminado su capacitación.
Carmen Lima es la coordinadora del programa de juventud en el colectivo Copij. Tiene 16 años. Se encarga de dar charlas, talleres o diplomados a personal docente y de salud. Los educadores del colectivo se reúnen y planean cada semana sobre el uso de nuevos métodos y herramientas. “Hay algunas metodologías estándar. Pero Jalapa es distinta, por ser oriente, porque vivimos en una sociedad conservadora y machista”, recalca Carmen.
El colectivo tiene dos ejes para abordar el tema de educación sexual. Uno es el trabajo de pares, que se traduce en jóvenes enseñando a jóvenes dentro de los centros educativos o en las comunidades, y el otro eje es jóvenes que dan capacitaciones a personal docente y de salud.
–¿Parece que ustedes hacen el trabajo que debería realizar el Ministerio de educación y Salud en el tema de la educación sexual? –se le hace notar a Tracy Méndez.
–Ese es uno de los dilemas que hemos tenido a través de los años –dice, soltando un suspiro. Se reacomoda en su asiento para continuar hablando–. En el colectivo tenemos la claridad de no asumir el papel que le corresponde al Estado. Lo que hacemos es colaborar en el proceso, en el acompañamiento, en formar a docentes y personal de salud –responde.
Méndez define los objetivos principales: que el Ministerio de Educación asuma la Estrategia de Educación Integral en Sexualidad y que el Ministerio de Salud amplíe la cobertura de los Espacios Amigables de atención a los adolescentes.
Centro educativo en Tierra Blanca. Foto Colectivo Copij.
El trabajo en red del colectivo
Los colaboradores o voluntarios del colectivo pasan por un proceso de formación que puede variar entre un año o dos. Tras culminar su proceso viene el momento de replicar los conocimientos. Así se va formando una red de jóvenes que aprenden y pueden enseñar a otros. La red se actualiza constantemente, cada año empiezan a formarse nuevas generaciones de voluntarios. Para este año, el colectivo suma cerca de 250 colaboradores repartidos en los municipios de Jalapa.
Sin embargo, el grupo permanente en el colectivo se reduce a nueve personas. Son la junta directiva de jóvenes que se reúnen para marcar los objetivos, programas y actividades de cada semana.
Los coordinadores de áreas son jóvenes entre los 12 a 30 años. Jimena Asturias, la hija de Tracy Méndez, ve los temas de la niñez; Carmen se encarga de los adolescentes y Patricia de la educación sexual. Méndez se ha enfocado en el acercamiento a las instituciones para recordarles su obligación con la formación sexual de los jóvenes.
Mural elaborado por jóvenes voluntarios del colectivo.
El abordaje de la sexualidad en cada etapa de desarrollo es diferente. Jimena explica que con los niños empiezan por enseñar los derechos de la niñez, cómo prevenir el maltrato infantil y que conozcan su cuerpo. “Fuimos a una comunidad y una niña dijo que lo que le hacía su papá estaba mal porque le tocaba sus genitales y vio en un libro que habla sobre caricias buenas y malas, que eso está mal. Así es como nosotros tratamos de ayudar, con libros, metodologías, dibujos”.
Han trabajado en paralelo el programa de adolescencia con autoridades de salud y educación. El colectivo realiza visitas a centros educativos, Carmen y otras adolescentes se encargan de dar la orientación a los jóvenes. Al mismo tiempo, Tracy Méndez trabaja en explicar a los docentes y directores el marco de ley que establece la obligación de educar en sexualidad y les da algunos insumos para que puedan enseñar a los jóvenes.
Durante este año, Carmen organizó conversatorios entre adolescentes, personal docente y de salud. El objetivo es fomentar el diálogo, que cada uno hable desde su perspectiva cómo el tema de la educación sexual. Para Méndez romper el tabú y el miedo a dialogar sobre la sexualidad es un paso que ha permitido avanzar en la formación de los jóvenes. “Aunque hay avances, sabemos que en Guatemala estamos todavía a años luz de lograr la educación sexual integral”, reconoce Méndez.