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Por Lyanne Alfaro (Estados Unidos, 1993), integrante de la 2da generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas

[Este texto es parte del especial “Lxs calientes en América Latina” que incorpora reportajes, crónicas e investigaciones desde 12 países de la región]


Es sábado por la madrugada en un acogedor y concurrido bar de Brooklyn. Jóvenes de toda la ciudad se han reunido para celebrar un evento especial. Bailan al ritmo de Shakira mientras esperan al primer maestro de ceremonias a subir al escenario.

Cuando el DJ presenta a Lady Quesa’Dilla, la gente chifla y grita. Ella pisa el escenario disfrazada en un vestido del punto de polca del color de rosa caliente, peluca roja magnífica y pestañas largas. Todo el mundo en el bar está quieto.

“Eso es poder,” dice. Su audiencia se ríe. Ella levanta un dedo para empezar su tributo a la canción “Se Acabó” del artista cubano La Lupe, y los ojos la siguen. Están en presencia de una reina, es decir, una drag queen.

Su espectáculo es la culminación de años de práctica y el apoyo que ha recibido de una comunidad de artistas como la reina Horrorchata, cuyo cumpleaños están celebrando esta noche.

Pero Lady Quesa también tiene algo que celebrar. En mayo, no sólo cumple los 29 años, sino que también completa una década desde que navego desde su ciudad natal de El Paso hacia la selva urbana que es Nueva York.

La reina, aunque no tenga hogar, no tiene intenciones de irse.

PRIMERA CASA: SIENDO FEMME

Lady Quesa nació con el nombre Alejandro Rodríguez  de  padres mexicanos de Ciudad Juárez y fue criado en Texas. Fuera del escenario, se identifica como una persona cisgender y no se ve diferente a su típico Brooklynite. En un café en East Village, Rodríguez es fácil de detectar después de haber  visto el Instagram de Lady Quesa. No hay peluca para esta ocasión. Su atuendo es excéntrico pero práctico: una chaqueta de bombardero fuschia, zapatos simples y una mochila. Hemos hablado sólo unas cuantas veces, pero él me saluda como saludas a los primos, con un abrazo grande.

Muchos chicanos te dirán que son “ni de aquí ni de allá,” pero Rodríguez tiene una comprensión muy clara de su identidad

“Cambio (el refrán) y digo, olvida eso, soy de aquí y de allá”, me dice.

Sabía desde muy temprana edad que su personalidad era mas femenina que masculina. En la secundaria fue un estudiante muy involucrado en actividades extracurriculares diversas como teatro y debate. Nunca ocultó su personalidad.

“Yo era descaradamente femenina y extravagante,” dice. “Siempre he sido un personaje y siempre he sido chistosa.”

Ella recuerda que un jugador de fútbol americano la vio desempeñar un papel cómico en el escenario y la recordó. Entonces fue que Rodríguez sintió que tenía un lugar. Y la actriz joven no se alejó de la atención. A ella le encantaba.

Lo que tomó un poco más de tiempo definir exactamente fue su identidad sexual, algo que sigue cambiando hasta hoy.

Al segundo año de secundaria comenzó a decirle a sus amigos que era bisexual. Más tarde dijo a sus padres y hermanos que era gay. Le ayudaron, ella dice, que sus amigas apoyaran su feminidad y que sus padres y hermanos la apoyaran también.

A los 18 años, Rodríguez recibió una oferta que sería la causa de su primera migración, desde la frontera mexicano-estadounidense hasta Sioux City, Iowa, donde la esperaba una beca completa.

Ella no volvería por algún tiempo.

Texas había sido un lugar donde pudo formar su personalidad y sus nuevos ambientes tenían los ingredientes para ayudarla a florecer.

SEGUNDO HOGAR: HACERSE QUEEN

No tardó mucho en que Rodríguez se diera cuenta de que una escuela en Iowa no era la adecuada para ella. Un año más tarde, dejó el Medio Oeste para perseguir su vocación en la ciudad que albergaba Broadway.

Llegó a la ciudad de Nueva York con un plan: Asistir a Eugene Lang College, la Nueva Escuela de Artes Liberales, y seguir el año siguiente con una maestría en teatro en la Universidad de Nueva York.

Rodríguez tenía becas para cubrir parte de su matrícula, pero sabía que no podía cubrir el costo de vida en Nueva York. Cuando vio que sus préstamos se acumulaban, empezó a trabajar en la taquilla local. Era su primer ajetreo, uno para pagar las cuentas, pero no perdía de vista lo que se estaba convirtiendo en su sueño.

Los fines de semana visitaba los espectáculos locales de drag y tomaba notas. Fue entonces que empezó a reunirse con algunos de los grandes nombres de la escena de drag en Bushwick, que más tarde se convirtieron en amigos cercanos. Muchas eran damas que presentaban en un grupo llamado Bushwig. Entre ellos estaban Queen Horrorchata, la reina cuyo cumpleaños se celebraba en Brooklyn, y Untitled Queen.

Rodríguez no pasó desapercibido. Los intérpretes pronto comenzaron a preguntar cuándo empezaría a hacer shows. Poco sabían que ella ya tenia ideas para una presentación y hasta un nombre: Lady Quesa’Dilla.

“Me gusta alimentar a los niños”, me dijo.

Cuando empezó a presentarse, alimentaba a sus admiradores literalmente. Lady Quesa’Dilla desarrolló su fama local preparando guacamole mientras hacia su show en el escenario. Hoy, ella “alimenta” a sus espectadores a través de los mensajes incorporados en sus espectáculos, incluidos los de amor propio, la aceptación y el privilegio.

La señora Quesa finalmente estaba en la escena drag, pero se dio cuenta de que todavía necesitaba más dinero para pagar sus deudas. Después de dejar la taquilla, ella consiguió su segundo trabajo, que estaba un poco más alineado con sus intereses: un trabajo en la recepción del Centro Comunitario de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales en Manhattan.

“Es como un guardia de seguridad glorificado,” me explico.

Y todo ha sido parte de un plan más grande, donde el objetivo es ser un profesor que trabaja con jóvenes. Pues, dice que ha aprendido mucho de sus estudiantes, así como a definir exactamente dónde en el espectro de la sexualidad ella se encuentra.

“Reconozco que soy un mentor y que estoy lejos de ser perfecto. (Pero) Yo sé quién soy y lo valiosa que soy.”

Lady Quesa’Dilla en una de sus presentaciones.

TERCERA CASA: EL PODER DEL PUEBLO

El año pasado, Bushwig, el show de drag en Bushwick, fue trasladado a Queens después de que subieron las precios de la renta.

“Los artistas más recientes de Nueva York están luchando porque la ciudad está siendo gentrificada más rápido que nunca, pero la creatividad no desaparece,” dijo la reina Horrorchata a DNAinfo. “La ciudad está en constante evolución y lo que realmente importa es que el arte siempre estará aquí”.

La celebración anual, que tomo lugar en septiembre del año pasado, había programado presentaciones de los músicos Occupy the Disco y la estrella del reality show RuPaul Drag Race, Latrice Royale. Lady Quesa también se  presenta en el festival anual.

Hoy, ella también esta desplazada después de que dejó su edificio de renta estabilizada debido a problemas con su propietario en Brooklyn. La expectativa es sombría.

Mientras que las publicaciones como Curbed han notado la disminución de los precios medios de alquiler en la ciudad y The New York Times incluso publicó un articulo marcando a  2017 como el “año del inquilino“, está claro que este tipo de optimismo sólo se aplica a cierta gente. En Bushwick el precio promedio de un apartamento de 2 dormitorios es de 2 mil 397 dólares, según un informe de MNS de mayo.

Cuando le pregunto si piensa en mudarse de Nueva York, Lady Quesa admite que pensó en regresar a Texas. En última instancia decidió quedarse en la ciudad por mucho más tiempo: “Me hice una vida fantástica y mágica en la ciudad de Nueva York y no estoy lista para renunciar a eso todavía”.

La ciudad es donde se desarrollaron sus años formativos, dice, y donde ahora pertenece su vida. Cuando observa a todas sus compañeras en drag, dice que sus mejores shows serán cuando llegue a los 30 años. Lady Quesa todavía tiene mucho trabajo por hacer.

“Estoy en el epicentro de la cultura, y creo que en muchos aspectos he trabajado para llegar a donde estoy,” ella dice. “Reconozco a Brooklyn como el lugar donde está el grupo de mis mejores amigas.”

Mientras tanto, se está hospedando en casa de sus amigas hasta que encuentre un arreglo permanente, idealmente en la misma ciudad. Ella hace un poco de dinero los fines de semana en sus shows y continua trabajando en el centro LGBT.

CUARTO HOGAR: SIN TEMOR AL FUTURO INCIERTO

Aunque ella y muchas de sus compañeras están en un momento de transición e incertidumbre, es evidente que Lady Quesa se siente orgullosa de sus logros. Esto es evidente a través de su actuación en el escenario.

De vuelta al bar en Bedford-Stuyvant, ella es vulnerable frente a su audiencia. En el lapso de menos de dos minutos, ha compartido con una sala de espectadores sus triunfos e inseguridades desde que emigró de Texas, agregando: “Tengo todas estas nociones de que no soy suficiente para ustedes.”

“Lo que quiero que hagamos para avanzar es alejarnos de la ansiedad, y respetar unos a otros, apreciémonos unos a otros, de la manera que somos. Justo así”.

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