Clandestina es una marca cubana con proyección internacional. Ha logrado posicionarse como un referente del emprendimiento joven. Aquí conocemos más de la diseñadora Idania del Río, quien inició todo.
En el número 403 de la calle Villegas, a par de cuadras del Capitolio, pueden escucharse al mismo tiempo los más disímiles idiomas: polaco, italiano, inglés, español. Es así en casi toda Habana Vieja, pero aquí los turistas no toman mojito ni compran souvenires con la bandera cubana o la imagen del Che Guevara, sino que eligen qué comprar entre camisetas, sayongas, jumperetas, fundas, carteles o jabas.
Estos productos están a la venta en lo que fuera la sala de una antigua casa cubana que ahora está ambientada con paredes blancas, cierta tendencia minimalista y música alternativa. Al fondo, a la izquierda del inmueble, se imprimen slogans ya famosos: “99% diseño cubano” y “Actually, I am in Havana”. En la planta alta se exhiben otras piezas, hay un almacén y una oficina. Esta es la base de operaciones de Clandestina, la primera marca de ropa y tienda de diseño independiente en Cuba.
“Soy mamey y sirvo para hacer batido”, “Asere ya, gracias”, “Resistir y vencer” y “Se acabó el drama” son algunas de las frases que particularizan a los pulóveres de esa etiqueta habanera, que busca un punto medio entre lo local y lo global.
La marca que tanto ha gustado a nacionales y turistas se inspira siempre en algo cubano. Ya sea una quemadera (una broma), una canción de reggaetón o un problema social e intenta hallar una conexión con discursos y tendencias universales. Es diseño que nace en la Isla, pero no aislado; se proyecta al mundo con un significado para los locales que también puede ser entendido desde fuera.
Detrás de todo eso está la diseñadora Idania del Río, una joven delgada, pelo corto y crespo, de ojos claros; Idania no suele usar maquillaje ni adornos; tiene una cuantas canas que son casi la única pista de que ya cumplió 37 años; Idania es sencilla, a pesar de ser una emprendedora de éxito.
Actually, I am in Havana
La diseñadora Idania del Río nació en 1981 en San Miguel del Padrón, en el sureste de La Habana, pero pasó la mayor parte de su infancia en Cayo La Rosa, hoy provincia Artemisa, al oeste de la capital. Tenía 4 años cuando su mamá y ella se mudaron para el Pueblo Textil, un bloque de doce edificios construido en los años setenta por iniciativa de Fidel Castro para los trabajadores de la Textilera Ariguanabo, donde la abuela de Idania era costurera.
De ese pueblo medio fantasma, a dos kilómetros de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, Idania no olvida las horas montando bicicleta a lo loco, pues no tenía que preocuparse por carros pasando; también recuerda los guayabales y naranjales; y la escuela. Siempre le gustó ir a la escuela.
La abuela de Idania nunca imaginó que su nieta terminaría creando una tienda de ropa y que regresaría a Cayo La Rosa para instalar un pequeño taller con varias costureras de la localidad, quienes ahora se dedican a producir exclusivamente para Clandestina.
Lo cierto es que de niña a Idania le gustaba dibujar y quería ser artista plástica. Para ella fue traumático suspender las pruebas de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Fue su madre quien, en busca de soluciones y una carrera universitaria, la llevó al Instituto Superior de Diseño, ISDI. Idania asociaba diseño con máquinas e ingeniería, no le gustaba nada, hasta que llegó al edificio de Belascoaín, a cien metros de Carlos III, en la populosa Centro Habana.
En los años 90, la década cruenta del periodo especial —caracterizado por la crisis económica—, llegaba a su fin. “El ISDI estaba destruido”, cuenta Idania. “Creo que ahora se está cayendo también”. Sin embargo, le encantó lo que vio: el patio interior, la iluminación, los trabajos de estudiantes de primero y segundo año en las paredes. “Me gustó diseño, y dije, esto es lo que quiero”.
Desde su graduación del ISDI en el 2004, la diseñadora Idania del Río ha ejercido la dirección de arte de proyectos de artes escénicas y diseño; además, durante dos cursos fue profesora y ha expuesto su trabajo en Cuba y países como Brasil, Perú, Ecuador, Francia, Estados Unidos y Alemania.
Trabajó dos años en Uruguay, en un estudio de animación e ilustración. Le gustaba la sociedad, el país, “muy parecido a Cuba en un sentido y muy diferente en otros, por supuesto”. Sentía que estaba en un lugar fantástico, pero una coyuntura emocional y profesional resultó decisiva.
“Primero mi mamá estaba enferma, yo soy única hija, y eso me empezó a pesar. Segundo, sentía que me faltaba, que yo no había encontrado mi historia, estaba buscando. De pronto me dio por eso, regresé”, relata Idania.
En 2009 Idania volvió a Cuba diferente, tenía otras perspectivas, otras intenciones. Se enfocó entonces en tener su estudio y terminó en una casona del Vedado, el corazón de La Habana moderna, donde varios artistas plásticos creaban. Allí, se concentró en construir su estilo, su historia.
En medio de varios proyectos, sobre todo de diseño gráfico, Idania conoció a Leire Fernández, una española que trabajaba con la UNESCO en el desarrollo de una campaña de bien público. Después de colaborar en varias iniciativas, diseñadora y filóloga formaron una dupla que funciona muy bien.
Esa unión representó el inicio de Clandestina.
99% diseño cubano
Idania y Leire notaron que el panorama abría posibilidades para crear: “En algún momento Cuba empezó a cambiar. Parecía haber una oportunidad”, comenta Idania .
La diseñadora cubana se refiere a las transformaciones conducidas por el entonces presidente Raúl Castro, quien impulsó la actualización del modelo de la Isla con los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados por el Partido Comunista en 2011. En ese contexto se flexibilizaron los viajes de cubanos al extranjero, se aprobó la compra venta de viviendas y se potenció el ejercicio del trabajo por cuenta propia, como se le denomina al sector privado en el país socialista.
“Fue radical el cambio de mentalidad que hubo en Cuba […] Lo que tenían en contra de los cuentapropistas y dueños de restaurantes en los 90 era más una postura estatal, gubernamental, que una postura del cubano de a pie. Era más bien un problema de ideología; y cuando esa ideología se actualiza ya la gente no tiene ningún problema”, expresa Idania.
“Los cubanos siempre hemos sido emprendedores, el que no está resolviendo con un saco de arena, vende café, hace pastelitos, arregla ropa para la calle”, agrega la diseñadora Idania del Río.
Idania y Leire, que lleva 12 años en Cuba, apostaron por algo distinto a los clásicos negocios privados de Habana Vieja: ni uno de esos habituales paladares, ni un típico puesto de artesanía o estudio de arte; iniciaron una nueva forma y estilo en el emprendimiento cubano.
La joven creadora había visto el mercado que existe en el mundo alrededor del diseño y las tiendas de diseñador y pensaba que sería genial tener algo así en Cuba. Idania dijo a Leire lo primero que le vino a la mente y lo que más claro tenía: “Vamos a hacer una tienda de pulóveres”.
Idania y Leire no sabían en qué se estaban metiendo, no tenían idea de cómo abrir un negocio. “Yo creo que gracias a esa ignorancia nos metimos en eso, porque mucha gente cuando analiza a lo que se enfrenta, dice: mejor no”, confiesa la diseñadora.
Les tocó montarse en la maquinaria legal e institucional asociada al trabajo por cuenta propia y que todavía hoy no está bien engrasada. “Si hubiera habido más claridad con respecto a las leyes y lo que se espera del sector privado hubiese sido más sencillo”, asegura Idania.
Clandestina abrió sus puertas dos años después de aquella conversación, en febrero de 2015. “Nosotras tuvimos suerte de que la coyuntura fue propicia para lo que queríamos hacer”, afirma con la certeza de que ha habido gente con ideas similares, pero el contexto no ha sido bueno.
El primer aniversario de su emprendimiento, apenas un mes antes de la visita de Barack Obama a La Habana, coincidió con el momento de oro en las relaciones Cuba-Estados Unidos. Ese año, 2016, la diseñadora Idania del Río conoció al mandatario estadounidense durante un encuentro con emprendedores y lo describe como un político con mucho carisma y una proyección aplastante.
Años después también Idania conoció al presidente de España, Pedro Sánchez y al Príncipe Carlos de Gales. Las visitas a la Isla de estas figuras políticas son muy importantes, piensa, “porque Cuba necesita apoyo internacional”.
Con el exmandatario estadounidense, una ola de turistas llegó en 2016 a la isla caribeña, que por primera vez recibió a 4 millones de visitantes extranjeros en un año. Cuba se puso de moda, y Clandestina también. Aunque Idania nunca temió al fin fugaz de ese boom. En su emprendimiento están constantemente cambiando, sin aferrarse a nada en concreto.
“Quienes trabajan aquí saben que deben tener un ojo en la calle, para estar siempre activos y actualizados. De alguna manera tenemos la responsabilidad de seguir funcionando. Ahora que hay tanta gente que nos consume, que está tan entusiasmada, tenemos la responsabilidad de no caer”, dice.
En 2016, en Cuba había más de 535 mil trabajadores por cuenta propia (actualmente rondan los 593 mil) según cifras del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Mientras el sector privado se consolidaba dentro del panorama económico de muchos cubanos, las fundadoras de Clandestina adquirían habilidades para administrar mejor su negocio en el programa Entrepreneurship and competitiveness in Latin America de Columbia Business School.
Además, estaban enfocadas en la apertura del comercio electrónico. Para esto, Leire viajó a Estados Unidos en busca de opciones; y ambas trabajaron durante meses en un parque público de La Habana con WiFi, en momentos en que en la Isla apenas empezaba a crecer la conectividad a Internet.
En octubre de 2017 la marca cubana comenzó a vender en la red piezas diseñadas en Cuba y producidas y comercializadas en Estados Unidos. Su ventana de entrada, y la de muchos emprendedores cubanos, fue posible gracias a una legislación de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) que permite a compañías estadounidenses pagar servicios creativos a cubanos.
“Vender online es muy difícil. Estás en un océano demasiado grande. Para lograr que la gente venga a ti es realmente mucho trabajo”, explica Idania. A través de la página web Clandestina vende en todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos. Sin embargo, la mayor actividad comercial está en la tienda de La Habana que recibe unos 40 mil clientes al año, según información de la propia tienda.
La marca está ahora en una fase “expansión global” que, según su cofundadora, “funciona con mucha suerte”. Como parte de los pasos hacia el posicionamiento en junio de este 2019 abrió dos tiendas pop up (las primeras de una marca cubana en Estados Unidos) una en el local neoyorquino The Canvas, en Brooklyn y otra en Washington DC.
Rice and shine
El nombre de la marca creada por la diseñadora Idania del Río y Leire Fernández se inspira en distintos referentes, como la película Clandestinos del realizador cubano Fernando Pérez. De igual forma, tiene que ver con el clandestinaje que hay detrás del vestir y la moda en el país caribeño; la mayoría de los cubanos utilizan ropa traída desde otros países y vendida en tiendas informales en las casas. La diseñadora explica también que el término “pega mucho con todo lo que hacemos, esa cosa underground, misteriosa”.
“Obviamente tenía que ser Clandestina, porque somos chicas”, destaca Idania. No solo las fundadoras de la marca son mujeres; en este emprendimiento hay mucho female power, una proyección que ha tenido siempre de forma espontánea. Es un espacio inclusivo donde el género y la sexualidad no son impedimento alguno.
“Somos feministas porque es lo que hacemos, y está bien que lo hagamos nosotras las mujeres. Hay también hombres, y no hay ningún problema con eso, es realmente como debería ser, total libertad para contribuir con lo que tengas, no importa el género, no importa nada”.
El 11 de mayo de 2019, decenas de personas marcharon por el Paseo del Prado, desde el Parque Central hasta el Malecón, para defender los derechos LGBTI+. En el grupo iban Idania y Leire, las fundadoras de Clandestina.
“Sentí que estábamos haciendo algo realmente justo. Creo que es un momento importante para todos, para la comunidad también”, enfatiza la emprendedora. “Fue lamentable lo que pasó después, como el final de esa marcha se tergiversó en todo sentido”.
Idania está a favor del matrimonio igualitario; un tema que causó una fuerte polémica en la sociedad cubana durante el proceso de reforma constitucional. Para la diseñadora, ese debate propició que la comunidad LGBTI se diera cuenta de lo fuerte que es y la presión que puede ejercer; a la vez “hubo mucha careta quitada”, dice en alusión a la abierta campaña de las iglesias evangélicas contra la unión de parejas del mismo sexo.
“Ahora ya sabemos lo que está pasando, y eso es importante aquí, la gente tiene que saber lo que está pasando. Entonces, creo que es un momento de despertar en general”, asegura.
Resistir y vencer
Los pulóveres y artículos de Clandestina encarnan las mejores partes de la herencia cubana: el humor, el aguante y el espíritu de resolver. Desde el momento cero el emprendimiento tenía que ser económicamente sustentable.
“Este no era un proyecto para Leire o yo sentirnos felices con nosotras mismas – aclara Idania –. Esto tiene que funcionar porque de eso depende el ingreso de toda la gente que está trabajando aquí”.
Parte del éxito de Clandestina radica en la creación desde el inicio de estrategias eficientes; aunque parecieran tan locas como salir a comprar ropa usada o buscar sacos. La maquinaria de Clandestina incluye a 32 personas que trabajan a tiempo completo o colaboran en algo específico. La diseñadora Idania del Río es el rostro más visible, pero se trata de un equipo.
Ante la escasez de materiales, en Clandestina se crea a partir de los recursos disponibles. Miembros del staff se pasan el día en la calle, recorriendo las trapishopping en busca de prendas y materiales de segunda mano que puedan transformar en una pieza de diseño como parte de la línea “Vintrashe”.
“Esto forma parte de lo que se llama industrias creativas; es cómo tú agarras algo que puede ser tan normal, tan básico como una camiseta y a eso le añades un valor, lo conviertes en deseable, consumible; como sacar dinero con tu cabeza”, detalla Idania.
Una camiseta de Clandestina puede costar unos 35 dólares en la página web. En la tienda de La Habana, los cubanos tienen un descuento especial, y pueden adquirir el pulóver que normalmente cuesta 20 CUC en 16 CUC, peso cubano convertible.
Pero en Cuba hay muchísima gente que no tiene esa cantidad de dinero. O si lo tiene, prefiere gastarlo en cosas más esenciales que ropa de diseño. Para democratizar sus creaciones, en Clandestina inventaron la iniciativa “Dame tu pulóver”, la cual realizan varias veces al año en distintos espacios. La idea consiste en que cada cual lleve su ropa y se lleve el diseño impreso totalmente gratis o por el precio simbólico de 1 CUC.
En 2019 parece quedar poco del contexto favorable de 2015 y 2016, cuando Cuba recibió una lluvia de turistas. El país atraviesa una situación económica tensa y las relaciones con Estados Unidos han regresado a sus peores momentos. Sin embargo, Idania es optimista.
“Hace unos cuantos años era tan o más difícil que ahora porque, a pesar de que estamos en una coyuntura tan mala con respecto, por ejemplo, a la política de Trump hacia Cuba; ya hay una ventana que se abrió”.
“De alguna manera Cuba ya cambió. No solo para los extranjeros sino también para los locales, los cubanos. Ya estamos en otras cosas, abriendo negocios, creando páginas web, intentando posicionarnos. Es un paso que de alguna manera no ha tenido vuelta atrás. Se ha ralentizado mucho, pero todavía sigue con un ritmo aceptable”, considera la diseñadora Idania del Río.
Si le preguntan por política, la cofundadora de la primera tienda independiente de diseño en el país asegura que intenta alejarse, porque no es su foco. Aunque “si vives en Cuba estás en un juego político constante”. Por otro lado, “si se puede mezclar política con emprendimiento, sociedad con emprendimiento, diseño con emprendimiento, obviamente vamos a estar ahí”.
Idania está concentrada en diseñar, en que Clandestina crezca como marca. “Yo creo que he tenido éxito. Pero nunca pienso en eso”, afirma con una expresión reflexiva y sincera, como si no fuera importante preocuparse al respecto. “Pienso más en lo que me falta por hacer”, añade.
“A lo mejor soy un poco inconforme, sí; pero es una inconformidad que me lleva a perseguir mi objetivo. Soy muy enfocada, no me dejo entretener mucho”, dice Idania.
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“Nuevos rostros de Cuba y América Latina” es una serie de 22 perfiles de jóvenes que están transformando la región desde distintos ámbitos: música, deporte, tecnología, derechos humanos, innovación, moda y más. Distintas Latitudes y la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas nos acercamos a ellos para ponerles nombre y conocer su historia.
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Ilustración y diseño de portadas: Alma Ríos