Laura Guanoluisa no podía creer que existieran peores condiciones de trabajo a las que ella veía diariamente en las y los recicladores de Quito. A pesar de su urgencia de ayudar, no tenía mucha idea de cómo hacerlo. Doce años después, Laura es la presidenta de la Red Nacional de Recicladores del Ecuador y una lideresa regional por el reciclaje inclusivo.
Laura Guanoluisa observó cómo sus compañeros y compañeras recicladores recogían basura proveniente de hospitales y entraban en contacto con fundas rojas llenas de sangre. También trabajaban directamente con las tripas de los animales que desechaban los mercados. Tras ver aquello en el basurero de Atacames, en Ecuador, Laura no podía creer que existieran peores condiciones de trabajo a las que ella veía diariamente con las y los recicladores de la ciudad de Quito. Pensó que era momento de cambiar las cosas. En ese entonces no conocía el significado de reciclaje inclusivo. Era el año 2006.
Laura llegó a Atacames porque ese año comenzó a trabajar en la Red Nacional de Recicladores del Ecuador, conocida como Renarec. Su nuevo trabajo implicaba viajar a varios vertederos del país para conocer la realidad particular de cada uno de ellos. A pesar de su urgencia de ayudar, Laura todavía no tenía mucha idea de cómo hacerlo.
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Doce años después, en 2018, Laura es la presidenta de la Renarec. “Ni yo misma a veces me creo que estoy sentada con los técnicos de los municipios. A veces con alcaldes de otras ciudades dando mis ideas. Hoy estoy aquí en Quito y a veces me toca viajar y a veces amanecemos en Atacames, en diferentes ciudades”, me cuenta.
Laura formó parte del equipo que logró que el expresidente Rafael Correa se sentara a dialogar con recicladores de base. En 2014 consiguieron firmar un convenio con el gobierno nacional. El acuerdo contempló acciones para visibilizar a las y los recicladores de base. Trazaron líneas para comenzar a diseñar programas de reciclaje inclusivo con los municipios. Es decir, programas que reconocieran el valor económico, social, ambiental, político y cultural de las y los recicladores. Además, que les ofrecieran remuneración por su trabajo en los modelos de gestión de residuos. También incluyeron en el Código Orgánico Ambiental conceptos como reciclaje inclusivo y recicladores de base.
Para Laura Guanoluisa la importancia del encuentro con el entonces presidente estuvo en que “ahí visibilizamos más nuestro trabajo. Nosotros le dijimos al presidente que nosotros no veníamos a pedirle trabajo, sino que nosotros también tenemos nuestras necesidades. Nos fortaleció también porque los municipios ya nos fueron tomando en cuenta en algunas ciudades que no estaban tan abiertos, vieron que nos habíamos encontrado con el presidente”.
En 2019 Ecuador vivirá un periodo de elecciones locales, entre otros cargos, se elegirán a los alcaldes municipales. Varias personas en candidaturas a alcaldías ya se han puesto en contacto con las dirigentes de la Renarec, entre ellas con Laura, y les han dicho que quieren reunirse con ellas para entender cómo está el tema del reciclaje inclusivo y apoyarles. “Nosotros les decimos que podemos ahorrarles costos de lo que ellos pagan en trasladar los desechos a los rellenos sanitarios, en vez de enterrar nosotros aportamos a la matriz productiva el reciclaje para que nuevamente vuelvan a ser productos”, explica Guanoluisa.
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Laura nació en la provincia ecuatoriana de Cotopaxi —ubicada en la zona centro del país— y comenzó a trabajar como recicladora independiente cuando tenía cinco años. Su abuelo era reciclador y la llevaba a recolectar materiales en las calles y botaderos de Quito para después venderlos. En ese entonces, años 70, y durante años posteriores no hablaba de su oficio con tanto orgullo como lo hace ahora ahora. “A mí me decían, ¿en qué trabajas? Y yo decía: no, yo paso en mi casa. Yo no decía que trabajaba reciclando”.
Tras comenzar sus actividades con la Renarec, Laura recibió capacitaciones en diferentes temas, muchas de ellas impartidas por Fundación Avina y la Fundación Alianza en el Desarrollo. Las capacitaciones le han servido para “ver que nosotros también hacemos el trabajo como cualquier otro profesional, y que a veces nosotros éramos discriminados en nuestro trabajo, nos trataban mal. Poco a poco fuimos subiendo nuestra autoestima como personas. Eso fue lo más importante para organizarnos y entendernos todos, que teníamos un derecho a tener un mejor trabajo”.
Las y los recicladores de la Renarec han pasado de rebuscar en la basura a tener carritos recolectores, uniformes, carnet, y en ocasiones van de casa en casa a enseñar cómo separar los residuos correctamente. Pese a los avances, a Laura Guanoluisa le interesa fortalecer este trabajo. Ella conoció de cerca la experiencia de Argentina: “vimos que las mismas compañeras recicladoras son promotoras ambientales, se capacitan, se preparan, y el municipio les paga por hacer ese trabajo”. A ella le gustaría que lo mismo ocurriera en Ecuador.
Laura conoció la experiencia de Argentina porque ha salido de Ecuador en diferentes ocasiones para tener intercambios de experiencias con otras y otros recicladores de América Latina. “A nosotros nos ha servido mucho para decirle a los municipios: ‘vean, así trabajan en Colombia o en Argentina. Si en ese país pueden, ¿por qué nosotros no?’”.
Laura incluso viajó a Indonesia. Ahí vio cómo generan electricidad a partir de los desechos para abastecer a los conjuntos habitacionales. “Si nosotros venimos a decir eso en Ecuador les da miedo que explote. En cambio allá no, ellos dan ese servicio y pagan por la luz que ellos consumen.” Aunque lo que más le sorprendió de visitar el país asiático fue el machismo. “Las mujeres no pueden hablar, no opinan, hablan los hombres. Fue un impacto como mujer, nos decían: ustedes no pueden andar descubiertas porque les caen a piedrazos. Todo eso fue un impacto porque en Ecuador nosotras nos hemos ido empoderando y en cambio allá no”.
En Ecuador, el 70% de las personas que reciclan son mujeres, por lo cual para la mayor parte de los puestos directivos son elegidas mujeres.
Pese a que el machismo no se vive igual que en Indonesia, en muchas ocasiones Laura ha notado que con frecuencia alguna de estas mujeres elegidas para algún cargo no llega a las reuniones o visitas de campo porque el marido no le da permiso de asistir.
Ante tal escenario, Laura ha intervenido en algunos de estos casos y ha hablado con los esposos de sus compañeras para explicarles por qué ellas tenían que salir a trabajar. “Ha sido un trabajo fuerte pero lo hemos logrado. Ahorita las compañeras son coordinadoras zonales, tienen que salir de sus zonas, una líder está encargada de cinco o seis organizaciones que debe ir a visitar en campo”, detalla.
Laura también ha ayudado a recicladores de la tercera edad y con discapacidad. Consiguió que el trabajo en campo lo hicieran las y los recicladores más jóvenes y que las personas con discapacidad y de la tercera edad trabajen en los centros de acopio. “Yo fui viendo habilidades y conocimientos de cada compañerito de la tercera edad y con discapacidad. Yo los veo ya no peleando por un cartón en la calle, sino trabajando dentro, uno clasifica el vidrio, otro es hábil para el papel. Y es un apoyo porque ellos clasifican mientras nosotros estamos afuera en campo. Ganan el mismo sueldo que si estuvieran en campo y estamos viendo que tengan seguridad social”.
En el encuentro con Rafael Correa, ocurrido en 2014, el mandatario ofreció dar seguridad social y acceso a créditos a las y los recicladores, pero dejó la presidencia sin cumplir. A la fecha sólo algunos recicladores que pueden permitírselo se afilian por horas, aunque no acceden a todos los beneficios. “Nosotros como recicladores somos bien fuertes porque nosotros no nos enfermamos, creo que somos las personas más sanas con todo lo que yo vi en ese proceso de las visitas de las organizaciones a nivel nacional”. Sin embargo otra de las prioridades de Laura es conseguir seguridad social, especialmente para sus compañeras y compañeros más vulnerables.
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Ecuador es un país exportador de bananas, camarones y flores, lo cual suele empacarse en cartón. Por ello en el país hay industrias cartoneras muy grandes que prefieren ocupar cartón reciclado porque importar materia prima les resulta más caro y más contaminante. Una de estas empresas es SURPAPEL, la cual ha hecho de la Renarec su proveedor de cartón.
Como con SURPAPEL, la Renarec también ha conseguido algunos tratos con otras empresas. Por ejemplo con Arca Continental, la embotelladora de Coca-Cola. En Ecuador se pide que las embotelladoras hagan las botellas con al menos 25% de PET reciclado, por lo tanto necesitan conseguir cada vez más toneladas de PET, para lo cual se han apoyado con la Renarec. Además la empresa les ha dado apoyo material a través de uniformes y buscan lograr un acuerdo para que les apoyen con camiones recolectores que sean propiedad de las y los recicladores.
Felipe Toledo es el encargado de misión y de reciclaje inclusivo de Fundación Avina en Ecuador. Él mismo realizó viajes a los basureros de Ecuador para entender mejor todo lo que implica desarrollar el oficio de reciclador. Como Laura, Felipe observó cómo muchas y muchos recicladores se alimentaban directamente de la basura, vivían en condiciones precarias, recibían pagos precarios, y cómo eran explotados y todo el tiempo estaban expuestos a accidentes.
Felipe también observó cómo la situación empezó a transformarse en un periodo de alrededor de 10 años, en este lapso de tiempo las y los recicladores comenzaron a creer en ellos mismos poco a poco: personas que no sabían leer ni escribir ahora estudian y manejan computadoras, van a la Asamblea Nacional del Ecuador a plantear sus propuestas, hablan con el presidente de la república, viajan, participan en eventos y exigen sus derechos. “Ellos mismos me dicen: yo era una persona que no sabía nada, que peleaba por la basura, que tenía demasiados problemas, que me moría de hambre, que estaba en el piso, en lo más bajo, pero de a poco fui dándome cuenta de que mi trabajo vale, que podía yo trabajar para mantener a mi familia y trabajar para que otros recicladores también cambien”, comparte Toledo.
De entre los municipios de Ecuador que han mostrado buena disposición hacia el reciclaje inclusivo Laura Guanoluisa destaca el caso de Machachi en Quito. Ahí las y los recicladores ya transforman los residuos que recolectan en materia prima para elaborar mangueras. A ella le gustaría implementar un modelo similar en el resto del país.
En algunos otros municipios ya se han firmado planes de reciclaje inclusivo y han comenzado con proyectos en que los recicladores son emprendedores y gestores ambientales. En Quito, por ejemplo, existen los llamados CEGAM, una abreviatura de Centros de Educación y Gestión Ambiental. Se trata de centros de acopio instalados por el municipio, el cual paga a una persona para administrar el centro, donde trabaja una asociación de recicladores. Existe un acuerdo para que el material recuperado por las y los recicladores se prepare ahí, se clasifique, empaque y venda. Pero ni el centro ni el transporte son propiedad de los recicladores.
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A pesar de los avances, la Renarec y Laura Guanoluisa aún tienen mucho trabajo por delante. Por ejemplo, apenas son siete los municipios de Ecuador con disposición a trabajar con las y los recicladores y darles una inclusión verdadera. Además, de acuerdo con las cifras de Felipe Toledo, la Renarec ha alcanzado sólo al 10% de las y los recicladores del país. Sólo en Quito hay más de 3 mil recicladores y la Renarec trabaja únicamente con 300 de 10 o 15 organizaciones. Tampoco han logrado que los municipios les paguen por las toneladas de materiales que recuperan.
Otro de los objetivos que la Renarec se ha propuesto como prioritario es convertir a la organización en una marca para darle un valor agregado a los materiales, es decir, para convertir los materiales en nuevos productos, como lo hace Machachi con las mangueras.
Laura Guanoluisa considera que conseguir que el trabajo de las y los recicladores se reconozca con programas de reciclaje inclusivo “no es nada difícil, ni nada fácil. Si nosotras como recicladoras del Ecuador pudimos, en todos los países vamos a poder. Nada es difícil, todo sale. Yo como líder de la Red Nacional les digo que sí se puede. Y eso sólo lo podemos lograr reconociéndonos y trabajando por salir adelante”, piensa.
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Este texto forma parte de Nada es basura, una serie sobre cómo es, qué pasa y quiénes están en el ecosistema del reciclaje en América Latina. ¿Qué posibilidades existen para personas, gobiernos, empresas y organizaciones en la basura? Distintas Latitudes te lo cuenta en este especial quincenal.
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Ilustración de portadas: Alma Ríos