Un joven matrimonio oriundo de Colombia ingresaba con algo de desconcierto a uno de los tantos teatros porteños a ver la obra Los Siameses, una de las mejores piezas de la dramaturga argentina Griselda Gambaro. Mientras se ubicaban en sus asientos oían a un hombre silbar y aplaudir, segundos más tarde una mujer que lo secundaba contagió a todo el público que en dirección a la pareja gritaba: “¡Bravo por su novela García Márquez”.
Un antes y un después en la vida del Premio Nobel de Literatura, quien visitó Buenos Aires por primera y única vez en agosto de 1967, año en que la Editorial Sudamericana publicó la primera edición de Cien años de soledad. Cincuenta años pasaron de aquella obra traducida a cuarenta y nueve idiomas, con más de cincuenta millones de ejemplares vendidos desde aquella primera tirada de ocho mil que dieron vida al padre del realismo mágico.
El escritor nunca más volvió a la ciudad de la furia y entorno a ello hay varios mitos, el más escuchado es que el colombiano no regresó al país porque es allí donde empezó todo y es allí mismo donde todo podría terminar. Argentina nunca perdió la oportunidad de celebrar el legado del autor de clásicos como El amor en los tiempos del cólera y El otoño del patriarca, el aniversario de la publicación de Cien años de soledad no fue la excepción.
El año mágico de García Márquez es una muestra, organizada por la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Argentina, que conmemora los cincuenta años de una obra cumbre en la literatura de América Latina. La exhibición propone una recreación de los días del escritor en Buenos Aires, de los cuales no hay más registro que algunas notas periodísticas y un puñado de imágenes realizadas por la fotógrafa argentina Sara Facio.
UNA MUESTRA QUE RECREA LOS DÍAS DE GARCÍA MÁRQUEZ EN BUENOS AIRES
Dos vitrinas con diversos recortes de diarios y revistas que contienen capítulos dispersos de Cien años de soledad y otras con pequeñas entrevistas a un desconocido Gabriel García Márquez, dan comienzo a dicha muestra. Ezequiel Martínez ─Director General de Acción Cultural de la BN─ es el curador de una exhibición que, gracias al aporte de la Biblioteca Nacional de Colombia, tiene el honor de alojar tres grandes patrimonios del escritor.
La medalla y el diploma que recibió al consagrarse como Premio Nobel de Literatura en 1982, y la máquina de escribir con la que creó aquellas líneas que todo fiel seguidor de García Márquez sabe recitar con los ojos cerrados. “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo (…) el mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
En penumbras los espectadores observan inmóviles un pequeño fragmento de la vida de Gabo ─como lo llaman en Colombia─, en el marco de una muestra que permite poner a prueba los cinco sentidos del ser humano. El primer piso de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, donde se lleva a cabo la exposición, tiene otros dos espacios que recorren el legado del colombiano: uno de ellos es una sala de estar con libros para leer.
Una muestra sofisticada que vale la pena visitar con tiempo, considerando todo el material expuesto que uno puede ver y oír, ya que además de libros, hay videos y fotografías exclusivas para disfrutar. El año mágico de García Márquez estará vigente hasta diciembre del corriente año, mes en el que el legado del creador de la mítica Macondo abandonará por segunda vez la ciudad, y quien sabe cuándo los argentinos volverán a verlo.