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Texto: Tania Chacón
Foto de portada: Cortesía de Santiago Ortega Arango

Las estatuas de la Plaza Botero en Medellín amanecieron la mañana del 8 de abril de 2016 con tapabocas para protegerse de la alta contaminación en la ciudad. Un mes antes se había declarado alerta ambiental en la urbe colombiana debido a un incremento considerable de partículas contaminantes en el aire. Un año después, el 29 de marzo de 2017, las estatuas tuvieron que protegerse una vez más con máscaras de la peste negra para no respirar niveles altos de polución. Unos días antes, el 22 de marzo, Medellín activó la alerta roja tras registrar nuevamente altos niveles de contaminantes, lo cual implicó cinco días de restricciones para automóviles y motocicletas.

La Plaza Botero es un espacio público donde se exhiben estatuas del afamado escultor colombiano Fernando Botero, conocido por hacer pinturas y esculturas sólo de gente gorda. En ambas fechas, activistas de colectivos como La Ciudad Verde, Aire Medellín y Ciudadanos por el Aire, fueron quienes decidieron poner las máscaras a las estatuas como una forma de protestar por la alta contaminación atmosférica de la ciudad. En la plaza, la cual es también uno de los puntos más contaminados de Medellín, ambos días se repartieron tapabocas a los transeúntes para que pudieran estar tan protegidos como las estatuas.

El principal impacto que la contaminación del aire tiene en los ciudadanos está en su salud. En Medellín, de acuerdo con los datos de la Universidad de Antioquia, al año mueren 3 mil personas por afecciones relacionadas con la contaminación. Esto quiere decir que al día mueren ocho personas por esta causa. La campaña internacional Breathe Life, organizada por la Organización Mundial de la Salud, ONU Medio Ambiente y la Coalición Clima y Aire Limpio, reúne información sobre la contaminación en distintas ciudades de todo el mundo. Según la información de esta campaña, el aire de Colombia tiene un promedio anual de agentes contaminantes 70% mayor del nivel considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud. La enfermedad más común causada por la contaminación del aire en el país es la cardiopatía isquémica.

En este padecimiento, cuando las arterias que suministran sangre al corazón se bloquean parcial o completamente se produce la cardiopatía isquémica. Este mal puede causar daños al músculo del corazón, reducir su capacidad de bombear sangre de manera eficiente, provocar arritmias, e incluso ocasionar un infarto. Los altos niveles de contaminación en el aire pueden crear condiciones en el cuerpo humano que terminen por bloquear las arterias.

La ciudad colombiana no es la única con problemas de salud ocasionados por la contaminación atmosférica. Breathe Life reporta que el aire de México tiene contaminantes 100% por arriba del nivel considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud. La cardiopatía isquémica también es la enfermedad más común en el país provocada por el aire sucio. En la Ciudad de México se registran 9 mil 600 muertes al año por contaminación atmosférica según los datos que dio a Distintas Latitudes María Toledo Garibaldi, maestra en ciencias biológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México y candidata a doctora por la Facultad de Silvicultura de la Universidad de Toronto. Esa cifra representa prácticamente la mitad de las muertes que se registran en todo el país por esta causa.

De acuerdo con la campaña Breathe Life la Ciudad de México rebasa un 100% el nivel seguro de contaminantes en el aire.

Medellín se encuentra en un nivel 26 en cuanto a concentración de contaminantes en el aire. El límite considerado seguro es el nivel 10, establecido por la campaña Breathe Life.

Así es vivir una emergencia por contaminación

La Ciudad de México atravesó una temporada larga de contingencias ambientales durante 2016. Ese año la primera alerta se declaró el 14 de marzo y la última el 11 de agosto. A raíz de esa crisis del aire se decretó la ampliación de su programa conocido como Hoy No Circula, bajo lo cual automóviles y motocicletas tuvieron restricciones para circular durante los meses de abril, mayo y junio.

Durante esos meses de alta polución en la capital mexicana era común ver menos tráfico, personas compartiendo automóvil, y el transporte público fue gratuito prácticamente todos los días. Pero las redes de transporte público se desbordaron ante la alta demanda, los precios de los servicios de taxi privado como Uber se dispararon, y hubo varios conflictos políticos en el área metropolitana. Por ejemplo, el Estado de México, entidad colindante con la Ciudad de México, impidió el paso a los camiones de la basura que la capital mexicana suele enviar a los tiraderos de su vecino.

La propia María Toledo Garibaldi quiso comenzar a tomar el hábito de correr en un parque cercano a su casa, pero tuvo que suspender sus planes porque constantemente sentía el aire muy pesado. “Definitivamente dejé de correr porque era más dolor que disfrutarlo. Algo tan simple como tomar la decisión de salir a hacer ejercicio se vuelve muy complicado”.

Toledo Garibaldi contó en entrevista a Distintas Latitudes cómo las contingencias ambientales de la Ciudad de México afectan la calidad de vida de sus habitantes en diferentes aspectos cotidianos: “No podemos hacer uso libre del espacio público porque el gobierno recomienda que si tienes la piel de cierto tono únicamente permanezcas determinado tiempo afuera, no podemos andar libremente por el espacio público, por esto no podemos ser una ciudad de peatones, la gente no puede ejercitarse donde quiere a la hora que quiere”.

La ciudad de Medellín está ubicada en el Valle de Aburrá, es una ciudad que decidió crecer hacia las montañas, razón por la cual el verde está prácticamente hacia cualquier lado donde se mire. Pero cuando se declara alerta ambiental la vista de las montañas es sustituida por una nata de contaminación. Bajo esta alerta se implementan algunas restricciones a la circulación de vehículos motorizados, un programa mejor conocido como Pico y Placa.

Cuando la contingencia ambiental en la ciudad de Medellín se extiende, los habitantes de la ciudad se organizan con colegas para movilizarse, su suben a sus bicicletas, buscan alternativas para desplazarse, y muchas empresas permiten trabajo desde casa. Pero también hay quienes han optado por comprar otro automóvil para poder circular todos los días y evitar las restricciones del Pico y Placa. Por las mañanas el metro se desborda de norte a sur, pues la mayoría de los trabajadores se desplazan hacia esa dirección, donde están las industrias, y por las tardes, a la hora de volver a casa, se desborda de sur a norte.

Medellín bajo alerta ambiental por contaminación. Cortesía de Santiago Ortega Arango.

¿Dónde están las soluciones?

Programas como Pico y Placa y Hoy no Circula funcionan para las emergencias, pero son medidas reactivas que únicamente solucionan el problema a corto plazo. Santiago Ortega Arango, profesor de la Universidad EIA en Colombia, especializado en energías renovables, contó en entrevista a Distintas Latitudes que hacen falta programas para solucionar el problema a largo plazo, planes que puedan realizarse durante todo el año y no solo como respuesta a una crisis. Una de las principales propuestas de Ortega Arango al respecto es implementar medidas para desincentivar el uso de automóviles.

El gobierno de la Ciudad de México tiene un Programa de Acción Climática y ha dicho que sus nuevas líneas de metrobús fueron construidas con apego a normas que permiten ahorro de emisiones. Pero en la opinión de María Toledo Garibaldi esas soluciones están sólo en papel, es necesario medir si las medida realmente funcionaron. La urbe mexicana tendrá elecciones a principios de julio de 2018 para renovar su gobierno. “Lo que yo sé es las propuestas de los candidatos se enfocan en estrategias de reducción de emisiones. Pero algo que está faltando es no solo reducir emisiones, sino capturar contaminantes que ya están en la atmósfera. Es ahí donde los bosques urbanos juegan un papel fundamental”, comentó la maestra en ciencias biológicas.

Los bosques urbanos son el área de especialidad de Toledo Garibaldi. Un bosque urbano no son sólo las áreas verdes de una ciudad, sino los árboles de las banquetas, en propiedad pública y privada, árboles grandes, chicos, medianos, todo aquello plantado en el suelo de una ciudad. La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México ha sido criticada por los ciudadanos por permitir constantemente la tala de grandes cantidades de árboles sin mitigar el impacto ambiental de retirarlos. Según ha reportado la propia Secretaría, en los últimos seis años se han perdido más de 24 mil árboles en la capital mexicana por diferentes obras, construcciones y proyectos de infraestructura.

Medellín y la Ciudad de México no son las únicas ciudades con altos índices de contaminación en el aire que respiran. Ciudades como Bogotá, Lima, Sao Paulo, Buenos Aires, y La Paz han sido señaladas por la Organización Mundial de la Salud como algunas de las ciudades en las cuales se respira el aire más contaminado de nuestra región. Todas estas ciudades sobrepasan el nivel de contaminantes que la organización considera seguro, de acuerdo con los datos de Breathe Life.

La ciudad de Santiago, Chile, registra constantes episodios de alertas ambientales por alta polución en su atmósfera desde hace 20 años, las cuales también incluyen restricciones a la circulación de vehículos motorizados. Durante 2016 la capital chilena tuvo más de una veintena de alertas ambientales, catorce preemergencias, y una emergencia por mala calidad del aire. Sao Paulo, Brasil también tiene su sistema de alerta ambientales por contaminación del aire y de acuerdo con el Laboratorio de Contaminación Atmosférica, en la ciudad mueren al año 4 mil personas por afecciones relacionadas a la mala calidad del aire.

Pero el panorama de nuestra región no es solo una gran nata de hollín. En Medellín, por ejemplo, Santiago Ortega Arango relató a Distintas Latitudes que ha crecido el interés por los vehículos eléctricos. Esta alternativa al transporte motorizado, si bien cuenta con deducciones de impuestos, aún no es una opción accesible para todos los ciudadanos. Sin embargo, sí resulta conveniente a las personas que se transportan mucho y de manera constante en automóvil. “Hay una pareja de esposos que tienen dos vehículos por el tema del Pico y Placa, porque no pueden circular. Pero los dos trabajan en el mismo sitio, hacen el mismo recorrido todos los días. Para ellos cambiar dos vehículos por uno eléctrico sí tiene sentido porque los vehículos eléctricos no tienen Pico y Placa, pueden andar cuando quieran”, ejemplificó Ortega Arango.

En Medellín también se ha incrementado el interés por las bicicletas y motocicletas eléctricas, incluso hay en la ciudad una empresa que renta coches eléctricos a precios accesibles. En Santiago, Chile se sumaron autobuses a la flota de transporte público con estándares mejorados para disminuir emisiones. La Ciudad de México tiene el sistema público de bicicletas más grande de la región y un nuevo sistema privado de renta de bicicletas eléctricas.

La campaña Breathe Life dice que las ciudades tienen a su disposición numerosas soluciones para reducir la contaminación del aire rápidamente y a escala. Estas soluciones pueden ser construir redes para peatones y ciclistas, volver eficiente el transporte público, endurecer las normas sobre emisiones, recuperar gas de los vertederos, mejorar el tratamiento de aguas residuales, sustituir el diésel, reducir el desperdicio de alimento, y un largo etcétera. La importancia de implementar estas soluciones en las ciudades está en que, de acuerdo con la información de esta campaña, en el mundo sólo 1 de cada 10 personas respira aire limpio y seguro.

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Ciudad de México, 1994. Miembra de la 2a Generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas. Busca aportar a la lucha por la conservación, la justicia ambiental y contra la crisis climática desde el periodismo. Sus días favoritos son en los bosques como voluntaria para su conservación.

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