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Texto: Tania Chacón

Un día normal en tu vida, si eres una recicladora o reciclador del cantón de Jiménez, en Costa Rica, implica levantarte temprano por la mañana para estar por lo menos a las 9 am  en el centro de acopio, pues a esa hora llega el camión con los desechos reciclables. El camión se vacía y entonces te encargas del cartón, otra recicladora se encarga de las bolsas, alguien más del vidrio, y otro compañero de las botellas de plástico. Cartón, aluminio, vidrio, papel, latas, todo se separa, se vende a diferentes empresas, y se convierte en ganancia para ti.

Estás en Jiménez, un cantón (municipio) de la provincia de Catargo, más o menos a una hora de San José, la capital de Costa Rica. Jiménez se divide en tres distritos: Juan Viñas, su cabecera, Pejibaye y Tucurrique. Estás en una comunidad dormitorio, la mitad de la población sale muy temprano a trabajar y regresa a casa ya bien entrada la noche.

Desde 2006, en Juan Viñas y Pejibaye comenzó a implementarse el programa de reciclaje que se convertiría en el mejor de Costa Rica. Al principio el cantón no tenía dónde tirar sus desechos, no había cultura de separación en las viviendas, y la producción de composta a partir de desechos biodegradables era muy lenta. En el año 2010, la Universidad de Costa Rica comenzó a colaborar con autoridades y vecinos de Jiménez a través del proyecto “Manejo Ecológico de Desechos Sólidos”.

Ronald Arrieta, ingeniero en biotecnología ambiental y coordinador del proyecto de la Universidad de Costa Rica en Jiménez, contó a Distintas Latitudes que llegaron al cantón porque, como parte de una consultoría para la Unión Europea, él y sus estudiantes estaban en busca del sistema de reciclaje más adelantado conceptualmente. Tras realizar una evaluación, Arrieta y su equipo encontraron algunas deficiencias técnicas, las cuales ayudaron a subsanar a petición del alcalde. Así fue como comenzaron las campañas educativas con los habitantes de la comunidad. A la fecha el proyecto de la Universidad continúa.

Una de las fallas que había en ese entonces en Jiménez era el centro de composta. Elaborar abono orgánico tomaba siete meses, se producía de manera deficiente y lenta. El lugar destinado para la composta no tenía techo, así que con las lluvias los nutrientes de la materia prima se lavaban y generaban aguas residuales. Tras recibir asesoría de la Universidad de Costa Rica se colocó un techo, el tiempo de elaboración se redujo a siete semanas, el abono aumentó cinco veces sus nutrientes, se fueron los malos olores y las plagas.

La ruta de los desechos

Supongamos que ahora trabajas en el centro de composta. El camión te lleva los desechos biodegradables los lunes y viernes, los descargas, y acomodas en montículos que deben reposar ocho días. Posteriormente mueves la materia de lugar, aplicas material secante, y dejas secar otros ocho días. Pasado ese tiempo la composta está caliente y la cuelas. Así obtienes abono orgánico de excelente calidad, con una alta cantidad de nutrientes, listo para  utilizarse en agricultura. En el cantón donde estás se cultiva café y caña de azúcar, aproximadamente la mitad de los habitantes trabajan en el campo.

La separación de desechos se realiza en las casas, comercios, escuelas e instituciones de Jiménez. Los desechos reciclables se recogen los miércoles. Los desechos no reciclables y biodegradables se recolectan lunes y viernes en camiones con separaciones para transportar adecuadamente cada tipo de desecho. Los desechos no aprovechables se llevan a un relleno sanitario ubicado a 10 kilómetros de distancia del cantón. Solo el 5% del total de desechos de Jiménez tiene como destino final ese relleno.

Actualmente, por coincidencia, solo trabajan mujeres en el centro de acopio, pero anteriormente también ha habido recicladores hombres. Las pepenadoras se quedan con las ganancias obtenidas de la venta de los desechos. Además, el municipio les da ayuda económica para completar sus ganancias. Las basureras tienen un puesto de base y empleo estable. La Ley para la Gestión Integral de Residuos de Costa Rica no reconoce explícitamente a los recicladores de base como actores en la gestión de desechos, pero la Estrategia Nacional de Separación, Recolección y Valorización de Residuos tiene dentro de sus objetivos reconocer, incluir y remunerar a los recolectores dentro de la cadena formal de valor del reciclaje.

¿Cómo implementamos proyectos exitosos de reciclaje en América Latina?

Para los habitantes del cantón de Jiménez no fue fácil adaptarse al reciclaje y separación de desechos, pero ahora están completamente involucrados. Incluso a partir de su apropiación surgieron iniciativas espontáneas, hay quienes hacen artesanías con materiales reciclados: artículos para la cocina, para el baño, adornos, lámparas, entre otros. La gente del cantón se siente muy orgullosa de su proyecto. “Lo más interesante es que no había dinero ni había asesoría, pero había voluntad política. Eso hizo que a pesar de todos estos obstáculos el proyecto sobreviviera”, explicó Ronald Arrieta.

De acuerdo con información de la Red Latinoamericana y del Caribe de Recicladores, en Costa Rica existen aproximadamente 500 recicladores, aunque no hay cifras oficiales. El Movimiento Nacional de Recicladores de Costa Rica está en proceso de formación. En otros municipios del país, el avance hacia el reciclaje ha sido mínimo.

Para Ronald Arrieta los elementos fundamentales del éxito del proyecto de reciclaje en el cantón de Jiménez son la apropiación del proyecto y el apoyo municipal. “Voluntad política es igual a dinero para plantas de compostaje y centros de clasificación de desechos.” Arrieta ha notado que un error muy común en América Latina ha sido comenzar con la parte educativa, porque la gente comienza a separar desechos, pero todo termina mezclado en un basurero. Sobre las piezas necesarias para implementar sistemas exitosos de reciclaje en la región, el ingeniero en biotecnología ambiental y profesor considera que “se debe empezar por la decisión política, después por conseguir recursos económicos, luego la construcción de infraestructura, y finalmente, la educación”.

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Distintas Latitudes realiza la cobertura de los paneles y conferencias de Latinoamérica Recicla 2018.

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Ciudad de México, 1994. Miembra de la 2a Generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas. Busca aportar a la lucha por la conservación, la justicia ambiental y contra la crisis climática desde el periodismo. Sus días favoritos son en los bosques como voluntaria para su conservación.

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