Dos hombres de negocios salvadoreños se sentaron en un panel para hablar sobre el poder del empresariado en la región, un acto valiente según quienes organizaron el Foro Centroamericano de Periodismo. Miguel Angel Simán, presidente de Inversiones Simco, y Diego de Sola, gerente general de Inversiones Bolívar, fueron cuestionados por los periodistas Diego Fonseca, especialista en economía y Luis Font, director de la revista Contrapoder en Guatemala.
La primera pregunta fue ¿cómo se ven ellos mismos? Según Simán, “hay connotaciones más negativas que positivas del poder, pero éste es un instrumento, es como un cuchillo en la cocina, sirve para muchas cosas buenas pero también se puede usar para hacer daño.” De cualquier forma, los empresarios también se quejan que los medios o los sindicatos tienen mucho poder. “Por ejemplo el sector magisterial, el colegio médico, su poder viene de su capacidad de organizarse y generar impacto”.
Por su parte, el empresario de la industria inmobiliaria Diego de Sola coincidió con Simán, y agregó que reconoce que existe mucho abuso de poder a través de los monopolios, especialmente cuando los Estados están debilitados.
Ambos empresarios son de origen judío. En la región centroamericana los empresarios más importantes tienen negocios que atraviesan diversos rubros productivos y son de larga tradición familiar. Miguel Ángel Simán fue el jefe de campaña de Norman Quijano, excandidato a la presidencia de El Salvador y actual diputado por el partido de derecha ARENA. La relación entre la política y quienes dominan la economía es muy estrecha.
En el panel, ninguno de los empresarios mencionó sus vínculos con la política o los medios de comunicación, el poder desde otros ámbitos que también ejercen.
De Sola dijo que ya no tiene sentido el concepto de utilizar el poder para beneficiarse a expensas del contexto. “Incluso por conveniencia propia, el sector productivo no debe buscar utilizar el poder en perjuicio de lo que le rodea porque sus días los tendría contados. Me criticaron por eso, pero creo que debemos pensar en un concepto de bienestar común y no solo lucrativo.”
El periodista Diego Fonseca intervino para apuntar que, en su ejercicio del periodismo económico, se encontró muchas veces con la falta de acceso a la información por parte de las empresas. “La desconfianza que una sociedad tiene hacia el empresariado tiene que ver con la falta de transparencia, y los empresarios aun no entienden que la transparencia es importante”, dijo.
El debate sobre la transparencia se amplió, los empresarios coincidieron en que por seguridad muchas veces no pueden permitir que se publiquen sus estados financieros que son de índole privada y ellos deben proteger. Sin embargo Fonseca insistió en que la transparencia no solo debe ser desde el sector público, porque la empresa privada además de contribuir a la economía nacional también usa las inversiones públicas para desarrollarse.
“El final de la discusión es que tenían miedo a la delincuencia. Pero es un miedo que no se ha materializado nunca ni siquiera con Carlos Slim viviendo en México. Esto es tiene que ver con el fisco”, dijo Fonseca.
De Sola continuó asegurando que hay un estigma que cae sobre el empresariado. “Sí hay un estigma de la idea de ser exitoso, de que el éxito parece ser sinónimo de injusticia. Ese estigma está arraigado, hubo un enlace histórico pero ¿cómo se quita eso? Ampliando la noción del sector productivo”, dijo.
Fonseca salió al paso diciendo que no cree en “discursos de victimización, sobre todo de espacios que tienen poder”.
“Cuando hay poder podés cambiar las cosas. Los periodistas no solo pueden dudar, deben comprobar esas dudas sobre el empresariado porque, en ese caso, sí revictimizan a los empresarios sin ser creíbles”, argumentó.
Para Simán, es necesario que el empresariado construya confianza pero también exija, especialmente del Estado, un estado de derecho que le permita tener seguridad.
“A los salvadoreños nos cuesta entender que los desafíos no son de una estructura ideológica, no organizacional o financiera, esto no es un tema de izquierdas o derechas, rico o pobre, el desafío que enfrentamos como país es de estructura normativa. Tenemos que trabajar en esto que nos desarticula como sociedad y destruye el capital social de nuestro país”, expresó.
En el público cuestionaron que el tema del poder de la empresa privada debe discutirse tomando en cuenta que los estados centroamericanos tienen una institucionalidad débil y que permiten el abuso de poder por parte del sector empresarial. Por ejemplo, casos como el de Honduras con empresas que generan conflictos en las comunidades al no ser reguladas por el Estado, dejando muerte y pocos beneficios económicos al país.
Diego de Sola contestó que “reconstruir confianza pasa por la institucionalidad. Si hay impunidad, no hay confianza. El sector productivo debemos encontrar la forma de dignificar la labor productiva. Aquí cometemos el error de querer a través de labores filantrópicas enaltecer su nombre, o decir que hay nobleza en la empresa privada. La labor productiva de la empresa es lo que debe dignificarla, no su labor social”.
Fonseca preguntó de nuevo: ¿Cómo logras que el estado y el sector privado tengan una relación efectiva? A lo que De Sola contesto: primero que los empresarios, y la ciudadanía tengan claras las reglas del juego a largo plazo.
Cuando se instala la idea de impunidad, no hay solución, lo que tienes es un estado fallido que no permite avanzar. Entonces se terceriza la necesidad de justicia.
También desde el público preguntaron si en El Salvador así como en Guatemala y Honduras se habla de un pacto fiscal para equilibrar los pagos de impuestos en la región.
“A veces se habla demasiado sin ver las cifras. El Salvador ha hecho un esfuerzo extraordinario. Los indicadores de carga tributaria nos dicen lo que paga en impuesto, el promedio de CA es de 15%. Guatemala anda en 10%. El Salvador está por arriba del promedio 15.4%. Centroamérica no se puede generalizar. Esta carga tributaria alta en El Salvador está ahuyentando la inversión, y está ahorcando al sector productivo”, dijo Simán.
Por su parte, De Sola dijo que no se puede hablar de pacto fiscal sin hablar de la corrupción y en qué se está invirtiendo lo que se recauda en impuestos. “El rol del Estado es mitigar la desigualdad la competencia abierta del sistema capitalista. El problema que vemos es que solo se quieren subir impuestos, sin contar los beneficios de empleos directos. Con los impuestos lo que pediríamos es la transparencia y no la vemos. Es un reto”, expresó.