Sobre el suelo de América Latina, tan rico y diverso, crecen los intereses de las multinacionales petroleras. Ávidas de oro negro multiplican los agujeros en la tierra, con el beneplácito de los gobiernos de turno. Está en manos de las comunidades indígenas, de las campesinas, de la población en general, y de las organizaciones ambientales, luchar por el bienestar del territorio, y de quienes lo habitan.
- Nombre: Oilwatch
- Región: Latinoamérica, Asia y África
- Página de Facebook
- Una frase: “Oilwatch tiene nombre de empresa petrolera pero no lo es”
- Se define como: Red de resistencia a las actividades petroleras en los países tropicales
A primera vista, se puede decir que tiene nombre de empresa petrolera multinacional, pero todo lo contrario. Oilwatch es una red de organizaciones defensoras del medioambiente y los derechos humanos que vigila a esas multinacionales que extraen el petróleo en el hemisferio sur.
“Tiene presencia en 40 países de África, Latinoamérica y Asia”, dijo a Distintas Latitudes, la dirigente ecologista ecuatoriana Esperanza Martínez. La sede internacional de Oilwatch está en Nigeria, pero tiene sedes regionales en Costa Rica, Ecuador, Argentina, Filipinas y Ghana.
La red se originó en Quito, Ecuador, hace 20 años, con un nombre en inglés que les fue funcional para poder comunicarse entre tantos países de diferentes lenguas. Así lograron una red de resistencia contra la expansión de la actividad petrolera, la cual consideran social y ambientalmente destructiva.
Principalmente, apoyan los procesos de resistencia de las comunidades afectadas (junto con sus territorios), desarrollando estrategias globales desde lo local. A su estrategia más usada, Martínez le llama “intercambios sur-sur”, o sea, aprender y compartir las experiencias de los mismos miembros. Además, se han posicionado a nivel internacional con declaraciones y documentos de posición contra la actividad petrolera.
También existe intercambio de información entre miembros sobre las operaciones de las compañías petroleras en cada país, e intentan aumentar la conciencia ambiental a nivel global sobre los impactos de la actividad en los bosques y las comunidades locales, así como la destrucción de la biodiversidad, y el vínculo con el cambio climático y la violación de los derechos.
“Dejar el crudo en el subsuelo”, es una de sus campañas más importantes que ha realizado Oilwatch. En este sentido, se destaca la fuerte campaña ambientalista de los últimos años en Ecuador contra la explotación petrolera en la reserva amazónica Yasuní (una de las selvas tropicales con mayor biodiversidad del planeta), a pesar de que en octubre de 2013, el congreso ecuatoriano aprobó su explotación.
Según Martínez, con el trabajo de tantos años han logrado “aumentar la crítica a las actividades petroleras y fortalecido procesos de resistencias locales”. La red funciona en base al apoyo de sus miembros, aunque consiguen apoyos de fundaciones y agencias de cooperación para realizar las asambleas (cada dos años realizan la asamblea general de los miembros de Oilwatch) o intercambios de experiencias.
La activista agregó que “la criminalización de las luchas” y “el aumento de las agresiones contra la naturaleza y sus defensores”, son los mayores obstáculos a los que se enfrentan.
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4.5