Por: Florencia Luján
El Matadero Municipal Modelo de Cochabamba en Bolivia era un edificio imponente e histórico en el barrio de Villa Coronilla. Desde su construcción en 1924 a su cierre en 1992, fue una importante fuente de trabajo para los vecinos. Ellos mismos lograron que el inmueble dejara de funcionar en el lugar, ya que éste lucía oscuro, sucio y desmejorado: no había un espíritu de progreso que animara a las nuevas generaciones.
La necesidad de los cochabambinos se transformó en el sueño de un grupo de artistas que en 2004 le devolvieron las esperanzas a todo un barrio, testigo directo del comienzo de Proyecto mARTadero. Un movimiento integral de desarrollo social a través del arte y la cultura, que logró en 12 años de trabajo duro establecer un vínculo de confianza con los vecinos, y sobre todo transformar un “espacio de muerte; en un espacio de vida”.
NOMBRE: Proyecto mARTadero
PAÍS: Bolivia
TWITTER: @martadero
FACEBOOK: /proyectomartadero
FRASE: “Alcanzamos cierta madurez, entendemos que esto es real”
SE DEFINE: “Somos un grupo de personas que ya no cree en las revoluciones perdidas. Proponemos nuevas formas de ser en el mundo”.
Fernando García —director del mARTadero— cuenta que todo surgió en la segunda Bienal de Arte Contemporáneo, donde presentó junto a un grupo de artistas un proyecto de recuperación de sitios. Una vez que lograron que el municipio de Cochabamba les otorgue la concesión del inmueble por 30 años, comenzaron a trabajar en la recuperación del edificio y la plaza que está enfrente, la cual ahora luce bonita, limpia y colorida.
El equipo de personas que trabaja en el mARTadero se denomina N.A.D.A —Nodo Asociativo para el Desarrollo de las Artes—, las siglas representan su modalidad de trabajo colaborativo: sin jerarquías y estructuras. Tienen bien definido qué son y cómo tienen que actuar para seguir siendo “esa red de creación e inteligencia colectiva” que enorgullece a García, compuestas por un sinfín de organizaciones que dan sustento al proyecto.
“Dentro de este espacio operan diversas organizaciones, algunos de perfil fundación y otras de perfil asociación. También hay cooperativas y empresas unipersonales, como lo es el café por ejemplo”, enumera Fernando. Todas ellas generan dinero que luego se utiliza para mejorar el edificio, pagar los sueldos del staff, producir nuevas actividades y en gran parte también para mejorar la calidad de vida del barrio y sus vecinos.
“Economía creativa, cuenta de tres partes: poner en juego los espacios, ofrecer servicios extras y obtener capital simbólico. Gracias a ellas logramos cierta estabilidad para Proyecto mARTadero”, explica su director. En cuanto a los problemas que enfrentan día a día como asociación, Fernando García dice que los superan con inteligencia colectiva y trabajo colaborativo, ven cómo resolverlo y qué puede aportar cada uno a eso.
“Nuestras problemáticas más habituales son la organización y comunicación dentro del equipo, queremos establecer una forma de organización novedosa: horizontal, asamblearia y auto-gestionada”. “Eso es lo que nos lleva más esfuerzo, porque allí todo está por inventar, por ahí van nuestras dificultades a diferencia de otras redes en las que los conflictos son no tener espacio, no tener equipo, no saber cómo hacer las cosas”.
El décimo segundo aniversario de Proyecto mARTadero se acerca y eso tiene a todos sus integrantes muy ansiosos y entusiasmados, debido a su correspondiente festejo que se realizará durante el mes de abril y mayo. “Se llamará Docecientos Aniversario, y será un acontecimiento muy fuerte, ya que vamos a declarar patrimonio el edificio y también el trabajo que hacemos, es decir que la gestión cultural será un patrimonio en Bolivia”.
El contexto cultural en Bolivia tiene cierta efervescencia, sin embargo todo lo que se ha logrado ha sido a paso muy lento, y en una lucha constante con el poder público que en palabras de García está muy atrasado. Él también cuenta que el fuerte de su país es la fiesta y pervivencia indígena, lo que por un lado hace muy complicado emerger de lo contemporáneo: “Hay una resistencia muy fuerte hacia lo de afuera”.
La falta de fondos estatales y de apoyo a la creación también es una traba importante que sufren las organizaciones culturales en Bolivia, una problemática que se repite en diversos países de América Latina. Es por ello que Fernando García explica que la clave para sostener en el tiempo un proyecto como el mARTadero es ir por fases, ellos hasta ahora han recorrido sólo dos: instalación en el espacio y generación de redes”.
“Este año vamos a transitar la tercera fase que es la de creación de modelos de trabajo, diagrama de actividades y demás iniciativas como mARTadero 2.0, un desafío muy importante para con el barrio de Villa Coronilla”. Sin embargo lo más significativo de esta red es el haber logrado reconstruir la esperanza de los más viejos y animar a los sueños de los más pequeños que aprendieron con ella una nueva forma de ver el mundo.