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Texto: Laura Cerón

El empoderamiento de las organizaciones de recicladores en América Latina no se ha dado de forma fortuita. En Barranquilla, Colombia, hace 26 años once recolectores fueron engañados y posteriormente asesinados en una universidad de la ciudad. Esto creó una ola de indignación que años más tarde se convirtió en la formalización de este sector a nivel nacional y en la conmemoración mundial del día del reciclador.

Esto, a grandes rasgos, muestra que las condiciones bajo las cuales trabajaban los recicladores en las ciudades de latinoamérica eran precarias y que en muchos casos los gobiernos locales no prestaban suficiente atención al tema. Hoy en día, aunque el panorama ha cambiado considerablemente, todavía existen problemáticas asociadas al trabajo que prestan los recicladores en la región.

Para hablar de Sistemas Municipales de reciclaje con inclusión en la región se reunieron representantes de Bogotá, Buenos Aires, Londrina, Cuenca y Peñalolen que expusieron sus casos de referencia, así como los aprendizajes, prácticas legales y desafíos que presentan los proyectos de reciclaje en las diferentes ciudades. El panel se desarrolló durante el segundo día de la Cumbre Regional para el Reciclaje Inclusivo, la cual buscó acercar a representantes del gremio de los recicladores de América Latina para crear espacios de discusión conjuntos entre el sector público y el privado.

Silvio Ruiz, de la Asociación Nacional de Recicladores de Colombia, comentó que fue desde 1993 que se abrieron espacio en la esfera pública. Con el tiempo pudieron compartir sus experiencias con otros países de Latinoamérica, Asia y África en cumbres mundiales y se dieron cuenta que compartían problemáticas similares a la hora de exigir sus derechos frente a las entidades estatales.

El contexto global de desarrollo sostenible, reciclaje de residuos sólidos y manejo de los desechos ha permitido que se creen agendas públicas que involucren a los recicladores de base, pues sin ellos el ciclo de recolección, tratamiento y reutilización estaría incompleto.

En el caso Argentino, por ejemplo, desde 1977 hasta el año 2002 era prohibida la recolección y tratamiento de las basuras. Poco a poco se fueron creando leyes que permitían reconocer a los recolectores como unos prestadores de servicios públicos.

Tal y como cuenta Alicia Montoya, lideresa de la Cooperativa El Álamo de Buenos Aires, fue a partir del diálogo que se reconoció la importancia de cuidar la labor que prestan los recicladores y de esta forma lograr acuerdos comunes como el respeto por las rutas de reciclaje, centros de acopio y camiones recolectores que benefician a la población.

Uno de los logros de las recuperadoras de la ciudad de Londrina se dio  través del movimiento de catadores de Brasil. Verónica Costa, Directora de Cooperregião, comentó que fue después de una serie de discusiones con el gobierno que el movimiento logró la creación de una ley que prioriza la recolección de los recolectores urbanos y que los reconoce a partir de contrato por la prestación de servicios. La concreción de la firma del contrato les permitió trabajar mejor y con el gobierno. Hoy en día, Londrina es una de las ciudades que tiene contrato a término de 3 años con los recicladores.

Y es que las cifras son importantes. Tal y como comentó Andrea Arteaga, Gerente Empresa de Aseo Municipio de Cuenca, Ecuador, por mes más de 600 recicladores recogen 115 toneladas recolectadas por mes en el 2017. “Todo lo que recogemos asociativamente es para los recicladores, ese es nuestro fin: que tengan mejor calidad de vida, un sueldo”, afirmó Elvia Pisuña, Representante Red Nacional de Recicladores del Ecuador.

¿Cuáles son los retos que enfrentan los recicladores en la actualidad? Varios. Elsy Moreno, recicladora de la Cooperativa Alborada contó que a pesar del reconocimiento que hace el Estado, nuevas empresas entran en competencia  por la nueva tarifa que se les iba a dar a los recicladores. “Así haya voluntad política, así se respalde la actividad de los recicladores, no es suficiente. Necesitamos a la superintendencia de servicios públicos que nos ayude, lo más duro es pelear con un operador privado que nos quita el material”.

Es preciso señalar que en la mayoría de los casos las condiciones básicas para desarrollar la labor de recolección sigue siendo precaria, pues junto al reconocimiento debería venir planes de salud, educación, vivienda y seguridad, así como planes integrales de atención a los rellenos sanitarios y una cultura que valore de mejor forma los residuos. “Queremos avanzar, ser pioneros, seguir siendo los pioneros, cada uno de nosotros, no las empresas ni las municipalidades, queremos inclusión pero la queremos real”, afirmó Silvia Mella, recicladora de base chilena.

Distintas Latitudes realiza la cobertura de los paneles y conferencias de Latinoamérica Recicla 2018.

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