El cliente que la “sacó de trabajar” de un sport bar le decía “Muñeca”. Ella se encariñó con el apodo y así se la encuentra ahora en Facebook, donde, con soltura, se gana likes contando esa y otras historias de su vida como trabajadora sexual, mesera y activista.
Fuera de las pantallas es Dafne Aguilar. Lo confiesa: no le gusta el trabajo sexual pero no hay de otra para una mujer trans en una sociedad conservadora como la yucateca. Simplemente no hay inclusión laboral.
Por eso, cuando la pandemia de covid-19 obligó a los bares y cantinas a cerrar y la crisis económica empezó a golpear a sus colegas, actuó: recurrió a varias asociaciones y a sus fans de redes sociales para armar despensas.
Con ayuda de cinco amigas, donó esas despensas a trabajadoras sexuales trans y cisgénero de comunidades rurales y mayas. También entregó condones y lubricantes y aplicó pruebas de detección de VIH. A la fecha, las seis mujeres han donado más de 280 paquetes y realizado 20 análisis.
El dinero se acaba y la contingencia sigue, pero Muñeca se acomoda la sonrisa mientras asegura que ya se le ocurrirá algo para seguir apoyando.