A los 18 años, la maestra de la academia de modelaje lo sorprendió practicando en la pasarela con tacones. Lo observó y cuando terminó le dijo “caminas como diosa”. Daniel Furlong vivía en Guadalajara, una conservadora ciudad de México.
Cien pesos, el equivalente a cinco dólares, fue el costo de los zapatos que ahora le dan la gloria. Reconoce que su primera vez en ellos se sintió torpe. También cuando tomó proteínas, fue al gimnasio e intentó subir de peso y verse varonil.
Daniel vive ahora en Ciudad de México, tiene 24 años y sus tacones lo han llevado a modelar para Mercedes Fashion Week, y hecho comerciales paraDominos o Doritos. Su metro con ochenta se pasea en la pasarela y los espectadores no saben si es hombre o mujer. Igual los dos le quedan bastante bien.
Su papá, militar, siempre lo animó a seguir sus sueños. Su mamá todavía se persigna cuando no entiende por qué su hijo quiere ser el primer modelo andrógino mexicano.
Daniel Furlong se sabe raro desde pequeño y eso no le molesta, al contrario, se divierte. “Me junto con quien siente igual que yo”, dice.