En su cama, con pijama y sin maquillaje, Diana Matos cuenta que sabía lo que quería hacer de grande: ayudar al prójimo.
Le gustaba la medicina y, conforme fue creciendo, también el punk. Quería gritar ante las injusticias pero también curar, por lo que decidió especializarse en Medicina de Emergencia y Desastres. Dos clínicas y un hospital COVID, donde actualmente trabaja, la hacen sentirse realizada.
Con sus 1.75 metros de estatura, autosuficiencia y mesura, atiende a los pacientes que llegan a los salones de shock trauma, tópicos y covid-19. En este último trabaja desde marzo, cuando inició la pandemia en el Perú. Intuba, da oxígeno, coordina en la unidad de cuidados intensivos para que a los contagiados no les falte nada.
Estar ahí es una inyección de adrenalina. Comprende que la muerte es inevitable pero siempre es mejor si salva a un paciente.
En sus días libres se convierte en la vocalista de Alias La Gringa, una banda punk de la escena underground peruana. Ensaya esperando volver a los conciertos. Su catarsis es el canto. Admite que es liberador, aunque lo sería aún más si pudiera subirse a un escenario.