Héctor Montaño tiene una extraña facilidad para sufrir tragedias cotidianas: desde olvidar las llaves hasta perder dinero o documentos. Pero todo cambia cuando está detrás de una cámara de cine. El descuido da lugar a la concentración y las casualidades llegan incluso a ser luminosas. En sus cortometrajes siempre hay dos planos que juegan a ser verdad, como cuestionando los límites entre realidad y ficción. Ha filmado tres, y uno en post-producción, que lleva por título Azahar.
Héctor nació en Torreón, se formó en Monterrey, y ahora vive en Madrid, España, donde estudia dirección de fotografía en el Centro Internacional de Fotografía y Cine EFTI. Los viernes que no está en alguna producción juega al futbol en el barrio de Media Legua. Dice que Madrid es tan pequeño que se puede recorrer en bicicleta.