Jorge Piñero tiene porte juvenil, pero impone respeto cada vez que habla. Aprieta el puño, se rasca la cabeza. Simula que tiene la pelota en los pies para indicarle a un jugador lo que debe hacer.
Desde la línea de cal suelta indicaciones y su equipo se organiza en el campo. Su tono de voz grave y caribeño se escucha en todo el predio y hace que hinchas, árbitros y suplentes rivales volteen a verle. Es la versión criolla de Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool. Vive el partido como si fuera un concierto de rock.
“Yo me fui de Venezuela porque la situación estaba jodida, trabajaba y la plata no me alcanzaba para comprarle la comida a mi perro”, asegura Jorge, mientras se le dibuja una sonrisa cuando muestra una foto de Mango, su bull terrier blanco que vive con él.
Llegó a ser el entrenador de las categorías inferiores del club más laureado de Venezuela: Caracas Fc, y entre sus filas tuvo al que hoy es el dueño del arco venezolano, Wuilker Fariñez. Cada domingo hace lo que le apasiona, llega a la cancha con pizarra y marcador. Pronto se formará para ser Director Técnico en tierras argentinas.