Sonrisa. Una carcajada larga y estruendosa. Así es Marta: tiene algunas arrugas en el rostro de casi 69 años, pero la sonrisa que siempre trae desaparece las marcas del tiempo.
Marta de las Mercedes Martínez Quintero nació el 20 de diciembre de 1951 en el barrio Pogolotti de Marianao, La Habana, uno de los primeros barrios obreros de Latinoamérica.
“Yo no tuve una infancia feliz porque mis padres se volcaron hacia la enfermedad de mi hermano. Una enfermedad mental en la familia no es fácil”, suele acordarse de su niñez. También recuerda su gusto por cantar, bailar, actuar y escribir. Incluso ganó concursos literarios, pero los prejuicios de la familia no dejaron que fuera artista, al menos no de manera profesional.
Se casó joven, sin haber terminado de estudiar. Tuvo tres hijos. Una de las dos niñas falleció a pocos días de nacer. Todavía hay dolor. A sus 46 años se licenció en Derecho. Fue recepcionista durante cuatro años en la embajada de Cuba en Colombia.
Desde la biblioteca en la que trabaja ahora sigue leyendo sus cuentos en el taller literario, comenta las historias de sus grandes amores con total desenfado y suelta de nuevo su sonrisa.