Cada día cerca de las siete de la tarde, Martín Leopoldo llega a la Radio de la Ciudad de Buenos Aires. Ahí, desde hace un año, conduce el programa del Teatro Colón, uno de los teatros de ópera más importantes del mundo.
Llega agitado, tras recorrer los 700 metros que separan a la radio del teatro y subir los ocho pisos por escalera. No soporta la idea de quedar encerrado en el ascensor. Es un hombre robusto, pero frágil que cuando está al aire se serena, como si hallara su eje, y le habla al niño que fue a los 9 años, ese que decidió que no quería jugar al fútbol, como hacían los chicos de su edad, y que sería pianista.
Martín Leopoldo recorrió los teatros más importantes de Europa, y no halló sitio como el Colón. “Estamos en el mejor de los mundos”, repite ante cualquier contratiempo. Cada mañana elige 20 piezas y a través de ellas, durante las dos horas que dura el programa, intenta decirle al mundo que la música nos puede salvar.