No aparenta su edad, viste bermudas y ríe con ganas cuando es el artífice de un comentario gracioso. Así se muestra Walter, el señor que me ofrece asiento cada vez que espero bus en el Mercado 4 de Asunción. Desde aquí controla el recorrido de las unidades de la línea donde anteriormente era chófer, la línea 2.
Durante su jornada laboral, ayuda a su amigo Ramón con la venta de mercaderías y además juega a la quiniela. El otro día vio por la tele del comedor público de la cuadra que su número salió ganador: el 533. La noche anterior al juego soñó con el presidente Mario Abdo Benítez y recordó los dichos de un colega:
–Si soñás con Jesucristo o el presidente, jugá al 33 porque son personas que no podés conocer.
Ganó 500.000 guaraníes que gastó en cerveza y asado para compartir con su familia. No es la primera vez que acierta cifras. Por eso, nunca deja de jugar.
Walter entra al comedor y cambia de canal porque es hora de la quiniela matutina. En eso, le hago la parada a mi bus. Rápidamente regresa y me hace un pedido:
–Si soñás algo, contame.