Bryant González, cofundador de Mochileros Astronómicos, conversó sobre la ciencia del espacio.
Texto: Georgina González
Ilustración: Alma Ríos
La agencia para los refugiados de la ONU (ACNUR) anunció en su informe más reciente que el número de personas refugiadas y migrantes de Venezuela ascendió a más de 4 millones. De éstas, 3 millones 200 mil están en algún país de América Latina.
El 3 de octubre de 2017 Bryant González (Caracas, 1990) salió de Venezuela con el objetivo de no renunciar a lo que le apasiona. Ahora viaja por Sudamérica con su amigo Pablo Urrea (Caracas, 1993) diseñador y fotógrafo. Juntos son Mochileros Astronómicos, un emprendimiento que busca “compartir experiencias, momentos inolvidables y conocimiento sobre los cielos” en diferentes países de esa zona del mundo.
Cuando Bryant tenía 10 años las estrellas y los fenómenos del espacio lo estremecieron y desde entonces es astrónomo aficionado. Su pasión lo llevó a trabajar como divulgador de ciencias y astronomía en el planetario Humboldt de la capital venezolana, colegios y universidades.
Para Bryant, la astronomía “es una ciencia sin fronteras”. Sin embargo, luego del estallido de la crisis en Venezuela y los flujos migratorios como consecuencia de ello, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Panamá, Perú exigen una visa para que puedan ingresar a sus países. Recientemente los gobiernos de Ecuador y Chile anunciaron el mismo requerimiento.
Pese a esto, Bryant no renuncia a sus motivaciones y proyectos.
Conversamos con él sobre la ciencia del espacio y lo que es Mochileros Astronómicos mientras espera en Argentina para ver el eclipse total de sol de este 2 de julio.
Cuéntame cómo era tu vida en Venezuela y cómo es ahora luego de emprender Mochileros Astronómicos.
En Venezuela me dedicaba a trabajar en un hotel como recepcionista y en una empresa de relaciones corporativas, toda una vida de oficina. También trabajaba en un planetario pero como cualquier venezolano allá; era una lucha diaria por sobrevivir a la crisis y ahora, del mismo modo con este proyecto he logrado muchas cosas como emprendedor que me era difícil en la parte de astronomía, ya que con la crisis casi nadie miraba las estrellas.
¿En qué contexto y por qué nace Mochileros Astronómicos?
Con la crisis en Venezuela la astronomía no era lo mismo, así que busqué la forma de intentarlo en otro planetario de suramérica, al no tener dinero pero con experiencia en relaciones públicas, decidí aventurarme a la mochila, jamás había viajado en mi propio país, fue una salida de la zona de confort.
Primero se llamaba Mochila Astronómica, estaba solo e intercambiaba mis actividades y conocimientos por hospedaje y alimentación y aportes voluntarios. Mi amigo Pablo se unió en enero de 2019 y entonces cambió el concepto a Mochileros Astronómicos.
¿Qué significa para ti la astronomía?
Para mí la astronomía es una pasión, desde muy niño me encantó y siempre quise saber mucho de la ciencia. Leía, estudiaba, conocía y me fascinaba investigar. Ahora es mi sustento, mi día a día y mi motivación en las rutas que hago. Las llamo astro rutas.
¿A qué tipo de comunidades has llegado y de qué forma acercas la astronomía a las personas?
Mochileros Astronómicos se desenvuelve en cualquier lugar, principalmente planetarios y observatorios, pero también universidades, colegios, grupos de astronomía y comunidades, especialmente rurales por medio de conferencias, charlas, demostraciones experimentales e interactivas acercamos el conocimiento a niños, jóvenes, adultos, docentes e interesados en general. Todo sin fines de lucro, solo a cambio de hospedaje, alimentación y aportes.
¿Cómo se financia el proyecto de Mochileros Astronómicos?
El proyecto Mochileros Astronómicos es autosustentable, el hospedaje y alimentación a cambio de nuestra labor. También tenemos una alcancía para aportes voluntarios y vendemos un CD interactivo de astronomía, con eso nos ayudamos a crear un fondo de ahorros para gastos de emergencia.
¿Qué hay en la mochila de un mochilero astronómico?
Hay láminas del sistema solar creadas por Pablo, hay planetas a escala, globos, un inflador de bicicleta y otros materiales interactivos con los que hacemos demostraciones y experimentos con los pequeños. También tenemos algunas conferencias que proyectamos mientras se realizan las actividades.
¿Hay algún lugar que hayas conocido en tu recorrido por Sudamérica que te genere la sensación de estar en otro planeta?
Hemos recorrido muchos lugares maravillosos. Yo en Colombia, Ecuador y Perú conocí sitios que parecían sacados no solo de otros planetas sino también de cuentos de hadas. Las altas montañas te dan la sensación de estar en el cielo, pero uno de los lugares sin dudas fue el Salar de Uyuni en Bolivia. El reflejo de las estrellas en el suelo húmedo da la sensación de vértigo y de qué estás en el espacio.
Como astrónomo aficionado, ¿crees que hay problemáticas ambientales, sociales, políticas o económicas que limiten el ejercicio y desarrollo del estudio del universo en América Latina?
Como aficionado me he encontrado con muchos factores que limitan. A nivel ambiental hay un alto índice de contaminación lumínica y atmosférica que afectan la calidad de los cielos. A nivel social, no tanto, puesto que la astronomía es una ciencia que últimamente se está abriendo paso en los espacios donde llegamos y a nivel político es sorprendente cómo se ha vuelto una limitante experta en donde hay burocracia, trámites, falta de incentivos en los sistemas educativos, atrasos. A veces hemos encontrado casos de alcaldes e intendentes que se involucran porque les gusta la astronomía y hacen cosas, pero más que todo es la burocracia lo que ha sido el mayor limitante.
¿Qué grupos de astrónomos aficionados de América Latina recomiendas tener en la mira?
Como Mochileros Astronómicos considero que todos los grupos son importantes puesto que cada uno hace lo suyo. Puedo dar varios ejemplos de grupos con los que he compartido en la ruta.
Pudiera comenzar con el Grupo de astronomía aficionada de Caldas (GAAC) en la ciudad de Manizales en Colombia. Fue un grupo que creé al llegar a esa ciudad, encontré dos observatorios y dos planetarios pero no aficionados, así que conocí chicos interesados, armamos el equipo y durante 6 meses me quedé en esa ciudad, son jóvenes muy entusiastas a la astronomía y desde que me fui ellos continúan la labor divulgativa, pero más que eso son amigos y hermanos que en algún momento encontraré si regreso por esos lados.
También está la Escuela de Astronomía de Cali, la red astronómica de Colombia hace grandes aportes al avance de la astronomía en ese país.
En Ecuador el grupo Astrociencias Ecuador y destaca por ser uno de los pocos en divulgar astronomía constantemente. Sus integrantes son personas de gran pasión y compartimos de una forma muy grata durante mis visitas en Guayaquil principalmente.
En Perú, se encuentra el Seminario Permanente de Actividades Científicas y Espaciales (SPACE), allí fue el primer trabajo realizado como Mochileros Astronómicos en la ciudad de Lima.
En Bolívia, en la ciudad de Potosí, el grupo de astronomía Galileo es uno pequeño pero con gran potencial, además, tienen un enlace con el grupo de geología planetaria Kuiper que está ligado a una universidad.
Perseidas del Sur en Encarnación, Paraguay, Cielo Guaraní en el norte de Argentina entre muchos más.
¿Recuerdas el primer eclipse que viste? ¿Cuándo fue? ¿Qué tipo de eclipse fue y qué sentiste?
El primer eclipse que recuerdo haber visto fue a los 8 años. Fue parcial de sol, me encantó. No fue el mejor que vi pero me sorprendió saber cómo el sol era tapado por la luna. Después vi uno de luna total cuando tenía 12 y a medida que crecía trataba de no perdérmelos. Son fenómenos preciosos. Nunca he visto uno de sol, pero falta poco para vivir esto por vez primera. Ansío experimentar ese sentimiento.