Florencia Alcaraz, periodista feminista, conversó sobre cómo se organizan las movilizaciones feministas en Argentina.
Florencia Alcaraz, 33 años, confiesa que en su trabajo por momentos tiene que suspender las emociones que la atraviesan por el cuerpo. Eso le ocurrió la noche del 13 de junio de 2018, día en que se debatió por primera vez en Argentina el proyecto de despenalización del aborto en la Cámara de Diputados.
“Tuve que poner en suspenso la emoción, porque si yo me dejaba llevar por lo que vivía esa noche, que por primera vez en la Argentina se debatía el aborto en una de las cámaras del Congreso, que es una de las luchas que a mí me acercó al feminismo, me ponía a llorar y no podía escribir”, cuenta.
Florencia co-dirige el portal de noticias feministas LatFem, es columnista en el programa radial Navarro 2019 y escribió el libro ¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal, que se publicó en 2018. Colabora en diversos medios como Cosecha Roja, Revista Anfibia y Vice entre otros, dice que “sí” a todos los trabajos porque hoy por hoy no puede darse el lujo de decir que “no”. Antes de esto, Alcaraz se formó como periodista y licenciada en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM).
Florencia también es parte del colectivo Ni Una Menos y de la Red de Periodistas de la Argentina con Visión de Género, además está articulada con otras periodistas en un espacio de comunicación que surgió al calor de la lucha por el aborto en el país. Actualmente este grupo cubre de manera colectiva las asambleas y convocatorias de cara al Paro Feminista, que tendrá lugar este viernes 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Distintas Latitudes conversó con María Florencia Alcaraz para saber cómo se organizan las movilizaciones feministas en Argentina, país referente en América Latina para el feminismo, sobre qué sigue tras el #8M y más.
De cara al #8M, ¿cómo se organizan las movilizaciones feministas?
Históricamente existen asambleas en la historia feminista argentina, pero lo que ocurre ahora es que no solamente participan organizaciones políticas, sociales, feministas, sino también muchísimas activistas sueltas que toman la voz y hacen crecer la asamblea en términos de difusión, son espacios abiertos, democráticos. Lo que funciona es plantear como piso de discusión lo que se trabajó en los encuentros anteriores, y también ver las demandas más urgentes, el año pasado por ejemplo fue el de las “despedidas” y también el del tema del “aborto”, que son hoy por hoy ejes importantes. Después creo que otro tema importante es cómo los feminismos siguen organizándose de cara a este gobierno que precariza las vidas de las mujeres y de las tortas, y de las travas y de las trans, y de todas nosotras.
La asamblea es un termómetro de lo que preocupa al feminismo en la Ciudad de Buenos Aires, es una realidad muy limitada al ámbito porteño, pero que en sí es muy diversa ya que participan sindicalistas, estudiantes, trabajadoras, periodistas, universitarias, investigadoras, cada una va y planta su demanda más particular, entonces es un espacio para escuchar las demandas de otras compañeras. En ese sentido me parece un espacio pedagógico para entender qué le pasa al feminismo.
¿Cómo se le explica a las personas que todas las demandas valen y tienen relación entre sí?
El primer Ni Una Menos fue un duelo colectivo porque la demanda por los femicidios era tan grande que ni siquiera nos permitió movernos del lugar, era una concentración en el congreso. Muchos y muchas subestimaron el poder y la política feminista y pensaron que nos íbamos a quedar en esa narrativa de victimización, en ese pedido desgarrador que fue “paren de matarnos”. Y en el segundo Ni Una Menos se sumó una frase fundamental: “Vivas nos queremos”, en ese sentido el movimiento fue ampliando y radicalizando sus demandas y haciendo visible que la violencia femicida es eso, el último eslabón de la cadena, pero que también hay otros tipos de violencias como la desigualdad económica, la desigualdad en el ámbito laboral que también precariza nuestras vidas. Desde el primer paro la discusión giró entorno a que esto “es político”, y la respuesta es sí, siempre fue político, sólo que se subestimó la demanda, y toda la historia feminista de Argentina. Mezclamos todo porque queremos cambiarlo todo, no sólo queremos que nos dejen de matar, también queremos cambiar todos los espacios: los sindicatos, las universidades, todo. Somos la mitad de la población y por mucho tiempo no tuvimos protagonismo en la disputa del sentido, ahora que lo tenemos queremos cambiarlo todo de cero.
¿Qué sigue luego del #8M en la agenda feminista argentina?
La agenda feminista argentina tiene que ver con la política, estamos en un año electoral, entonces es importante que en el marco de la construcción de las listas electorales haya feministas en los distintos espacios porque el desafío es transformar el Congreso. A que en el Senado, que decidió frenar lo que ya es una decisión popular, que es el aborto legal, seguro y gratuito, haya compañeras feministas ahí sentadas para que se tuerza esa voluntad de querer mantenernos en 1921.
Las elecciones son un desafío para las feministas, en cuanto al gobierno que tenemos en este momento, el feminismo se ha posicionado como un factor fundamental de oposición, entonces es fundamental que este gobierno de ajuste y profundización del modelo neoliberal, que afecta mayormente a las mujeres, lesbianas, travestis y trans, no continúe… hay que traducir en este año electoral todo lo que se ha logrado hasta este momento.
¿Cómo logras el equilibrio entre tu trabajo y la militancia?
Creo que es lo más difícil, estamos aprendiendo a hacer otro tipo de periodismo, para mí el periodismo feminista es aprendizaje constante y el debate por el aborto fue uno de ellos. Nos enseñan en las escuelas de periodismo, en las universidades, que una tiene que mantener distancia con el objeto, sujeto de estudio, nos enseñan una falsa objetividad que no existe y también nos enseñan que lo que escribe el o la periodista no la atraviesa por el cuerpo. El periodismo feminista indudablemente nos atraviesa por el cuerpo, nos enoja y hace feliz lo que sucede, ahí entran a jugar otras reglas que son esas de que no podemos hacer un periodismo exento de emociones, de los afectos, es un periodismo que trama varios afectos, que no se deja llevar por la primicia o la lógicas del periodismo tradicional, que sabe que compartir con la otra puede ser mejor para esa historia que queremos contar, entonces estamos aprendiendo y rediseñando las reglas del periodismo tradicional. Es una pregunta muy difícil de responder, no sabemos cómo lo hacemos pero lo hacemos.
¿Cuáles consideras que son los retos del periodismo feminista argentino?
Necesitamos tener un periodismo feminista jerarquizado en los distintos espacios, que sea de calidad y que pueda profundizar en investigación, para eso necesitamos medios fuertes e inversión en ellos.
¿Qué cambió para vos a partir del primer Ni Una Menos?
Me quedó la responsabilidad histórica de estar más vinculada a lo que estaba en ese momento al movimiento feminista, mi vida cambió en términos de que hoy esto es mi prioridad, es lo que me demanda más tiempo mental, físico y de espacio. Es un pacto que firmamos tácitamente todas las que estuvimos ese primer 3 de Junio de 2015: nunca más van a hablar en nuestro nombre.
¿Qué no puede faltar en tu mochila en un día de trabajo?
Siempre tengo supercargada mi mochila, llevo un anotador, celular, auriculares, computadora, un libro (ahora tengo Una excursión a los mapunkies de Agustina Paz Frontera) y siempre maquillajes.
Además de las que ya se han hecho bandera: “Ni una menos”, “Vivas nos queremos”, “¡Aborto legal YA!”, ¿cuál crees que es la próxima frase de bandera del movimiento feminista este 2019?
No la tengo sino ya la estaría usando, pero me gusta el concepto “poder feminista”. Después de haber roto los márgenes del activismo tradicional, los sentidos comunes en términos “de dónde salieron todas estas mujeres movilizadas”. Este año para mí es el del “poder feminista” porque es un año electoral en donde tenemos que disputar el armado de las listas, que los, las, les candidates que haya puedan conquistar el aborto legal en el congreso y se pueda desarmar ese entramado antiderechos que hay en el senado. Me parece que ahí tenemos que recordar quienes votaron en contra del aborto, las mujeres y todas las personas gestantes, y también me parece que tenemos que tener nuestras candidatas, que tienen que ganar bancas y espacios políticos en distintos lugares.
Pensando en la frase “Sin perreo no hay revolución”, si tuvieras que elegir, ¿con qué canción te gustaría abrir el próximo Paro Feminista del 8 de Marzo?
¡Uh, qué difícil! Hay varias, déjame pensar, o ver qué estoy escuchando ahora. Me gusta mucho Corashe de Nathy Peluso, no sé si es representativa, pero me gusta mucho.
¿Cuál es tu plan favorito para un sábado a la noche?
Me gusta salir a bailar con amigas, otras veces puede ser una rica cena, me gusta mucho la comida latinoamericana, depende mucho de la compañía, pero también un plan bonito es estar sola en casa.