Texto: Florencia Luján
Fotos: Daniel Ojeda
Con dos preguntas a una sala colmada de personas, Susana Arroyo de Hivos Latinoamérica y Juan Manuel Casanueva de Social TIC, iniciaron la mesa El periodismo más innovador: tecnología cívica, algoritmos y datos abiertos.
¿Cuál es el mayor aporte que la tecnología ofrece al periodismo?, ¿qué es lo que más odian del periodismo de datos?, preguntó Arroyo a más de 150 asistentes sentados en butacas color rojo.
“Conectividad”, “inmediatez”, “retroalimentación”, “intermediación”, “nuevas narrativas”, “números”, “códigos”, “excel”, “mucha data poca historia”, “falta de transparencia”, respondieron los asistentes.
Así, moderadora y el moderador (Arroyo y Casanueva) rompieron con el esquema de panel tradicional, en donde sólo se escucha la palabra de las personas invitadas a dialogar sobre su expertise, y dejaron en manos de las y los asistentes la conducción de la parte inicial de la mesa. Propusieron un anti panel.
Una vez que obtuvieron las respuestas, Arroyo y Casanueva propusieron a lxs ponentes de la mesa que compartan con el público una imagen y opinión que sistematice su experiencia respecto a la unión entre la tecnología y el periodismo.
Arysbell Arismendi de El Faro (El Salvador) mostró una imagen de una persona que se divide en dos: su lado izquierdo es de color gris y el derecho de color rosa. Para ella representa la articulación entre el periodismo y nuevas tecnologías.
“El uso de la tecnología tiene sus ventajas y desventajas, sobre todo por este uso indiscriminado que hacemos del periodismo de datos, es decir todxs acá hacemos periodismo, sea en el formato que sea”, sintetizó Arismendi sobre esa articulación.
La periodista venezolana remarcó la importancia de no olvidar, dentro de esta articulación entre el periodismo y la tecnología, contar historias.
Quien siguió con la dinámica de contar a través de una imagen su experiencia entre estas dos áreas fue Nelly Luna de Ojo Público (Perú). Ella optó por compartir un GIF de la película Matrix, en donde hay dos manos que sostienen una píldora.
“Para mi tomar la píldora es entender que la tecnología vino a decirnos que el periodismo no termina con la publicación de la historia”, sintetizó Luna.
Lo más importante para la periodista peruana fue remarcar que la vinculación entre el periodismo y la tecnología acerca a las audiencias, a lxs ciudadanxs de a pie.
Luna además enfatizó sobre la necesidad de volver a apostar por el “periodismo de pasiones”, el cual implica producir una variedad de productos que acercan a comunidades específicas, pero para eso no se debe perder de vista el foco.
Por su parte Eduard Martín Borregón de PODER arremetió: “Nada nuevo bajo el sol, sólo estamos entendiendo el uso de una nueva tecnología en periodismo, algún día hacer periodismo de datos será tan fácil como lo es hoy tomar una fotografía”.
Para Borregón “es a partir de los datos abiertos que podemos empezar a generar pistas, a través de la suma con los otros datos que nunca nos van a dar”.
Lucía Pardo de la diaria al tomar la palabra expresó que el “periodismo de datos tiene que ver con la responsabilidad que tenemos los medios de informar y la necesidad de ir corriendo detrás de nuevas tecnologías que no son neutras”.
Sin embargo, para Nelly Luna “la gente no cree en datos, la gente cree en relatos”, en esa línea propuso “sacarnos el chip de que la tecnología por sí misma va a salvar a las sociedades, hay que usarla para identificar y conectar mejor con la audiencia”.
Un punto en el que Arysbell Arismendi coincidió y aportó: “Siempre hay que volver al periodismo, esto es un aprendizaje continuo y la mejor forma de hacerlo es asistir a laboratorios, ser curiosos y sobre todas las cosas y no trabajar solxs”, sentenció.
El periodismo más innovador: tecnología cívica, algoritmos y datos abiertos dejó en claro que el periodismo y la tecnología aún tienen una relación de amor/odio, en la que las historias y los datos son importantes para conectar con las sociedades.
De cara al próximo Foro Latinoamericano de Medios Digitales y Periodismo, quedaría responder una pregunta que surgió en el anti panel: ¿Quién quisiera identificar historias dentro de los datos abiertos?