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En medio de una crisis democrática, el pueblo de Guatemala ha puesto su esperanza en el progresista Bernardo Arévalo. Aunque el presidente electo ha puesto la justicia social en el centro de su discurso, analistas aseguran que el contexto aún es complicado y que es difícil que haya cambios radicales para las mujeres, los migrantes, la comunidad LGBITQ y el medio ambiente. Sin embargo, sí pronostican un clima de mayor respeto a los derechos humanos.  


 

En un escenario nunca antes visto en la reciente era democrática, el pasado 20 de agosto, miles de personas salieron a las calles para celebrar el triunfo del binomio de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, del Movimiento Semilla, en las elecciones presidenciales de Guatemala. 

En medio de una grave regresión democrática encabezada por un gobierno con acusaciones de corrupción y una serie de medidas autoritarias que mantenían al país en una crisis política, la elección de un candidato progresista social-demócrata es histórica. 

Para Bernardo Arévalo el camino a la presidencia no ha sido fácil. Desde que pasó a segunda vuelta fue blanco de varios ataques encabezados por el mismo sistema que no sólo pusieron en peligro su participación en la contienda, sino la democracia del país. Además de una fuerte campaña de desinformación organizada por los sectores ultraconservadores y por su contrincante, Sandra Torres, centrada en relacionar a Arévalo con temas que han sido controversiales en el debate público: como el derecho al aborto o el matrimonio igualitario. 

Aunque Arévalo ha centrado su discurso en la defensa de los derechos humanos y ha sostenido que será respetuoso con todas las poblaciones, tanto él como su partido político tuvieron que salir a desmentir que su plan de gobierno contemple estos temas, asegurando que no están en su agenda. 

Entonces, ¿qué tanto puede hacer su gobierno para las mujeres, los migrantes, la comunidad LGBTIQ y el medio ambiente? 

Aquí algunas luces: 

¿Cuál es su propuesta para las mujeres?

Para Silvia Trujillo, socióloga, investigadora y catedrática feminista, en los últimos ocho años ha habido una regresión de derechos tan grande, que la posibilidad de que Semilla ejerza un gobierno respetuoso con mujeres y con la  comunidad LGBTQ+ “ya es decir bastante”. 

La apuesta de Semilla por la paridad se ha visto reflejada en los espacios que le dio a las mujeres en el partido. Además de la presidencia, el Movimiento consiguió 23 diputaciones en el Congreso de la República. De estas, 10 serán ocupadas por mujeres. Esto se traduce en casi un tercio del total de diputadas mujeres que habrá en el Legislativo, 32 curules; mientras que los hombres ocuparán 128 puestos. Sin embargo, la bancada también ha sido criticada por no contar con participación de mujeres indígenas y pueblos originarios. 

Por otro lado, en su plan de gobierno, promete un ”programa de acceso a créditos blandos para el empoderamiento económico de mujeres”. Karin Herrera, vicepresidenta electa, ha expresado su interés en priorizar el trabajo en la Secretaría dea Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas, donde aseguró que “hay necesidades que no han sido atendidas por años”. 

¿El derecho al aborto puede ser una realidad? 

Difícil. En varias entrevistas y foros, Arévalo ha sido contundente al decir que no hay intenciones de legalizarlo.

“Nosotros creemos que la legislación guatemalteca, así como está en este momento, hay que mantenerla, porque lo que hace es que protege la vida de la madre y no criminaliza al aborto espontáneo. Nosotros creemos que no hay que tocarlo en ninguna dirección”, expresó.

Silvia Trujillo asegura que todo lo que tenga que ver con la creación de leyes o reformulación de ellas, será complejo. Especialmente porque la bancada no tiene una mayoría en el congreso. “Descartaría que se atrevan a pasar una ley así”, explica.

¿Y qué hay de la Educación Sexual Integral? 

La diputada de Semilla, Andrea Villagrán, ha sido una de las principales impulsoras de la Ley de Educación Integral en Sexualidad (ESI) y ha asegurado que es necesaria para asegurar que “tanto los centros educativos públicos como privados brinden educación en sexualidad y se eliminen los tabús acerca del cuerpo y su funcionamiento”. Sin embargo, expertos explican que es difícil que pueda aprobarse con una mayoría conservadora en el Congreso.

No obstante, ya existen ciertos avances en materia de ESI. Por ejemplo, su incursión en el currículum nacional base, aunque hasta ahora no se ha aplicado correctamente. Con el gobierno de Arévalo “es posible que sí exista una voluntad de que se cumpla”, agrega Trujillo. 

¿Se garantizarán los derechos de las comunidades  LGBTIQ+?

Al igual que el derecho al aborto, la aprobación de leyes que garanticen el matrimonio igualitario o una ley de identidad de género tampoco es un escenario posible. 

“Nosotros no tenemos ninguna intención de promover el matrimonio homosexual en Guatemala. Pero haremos todo lo que sea necesario para prevenir que haya discriminación contra las personas por su orientación sexual o de género”, dijo Arévalo en una entrevista radial.

Además, Karin Herrera, vicepresidenta electa, aseguró en una entrevista que “no está en la agenda en este momento porque nuestro país está hecho pedacitos y tenemos primero que trabajar en educación, salud, empleo, infraestructura, superación de la pobreza”.

Sin cambios radicales para estas poblaciones, lo que podría esperarse, según Trujillo, es una visión del gobierno más respetuosa y “menos criminalizadora”. Algo que organizaciones de la diversidad han afirmado que no basta.  

Luego de ser increpado por usuarios de redes sociales que catalogan sus respuestas de “tibias”, Arévalo se dirigió a la comunidad diversa a través de un tuit:

“A la comunidad LGBTIQ, le reitero que mi convicción personal, y la posición de Semilla, es que no permitiremos ningún acto de discriminación en su contra, que protegeremos sus derechos, y que combatiremos el discurso de odio con todas las herramientas que tengamos en el Gobierno” 

¿Qué hay de los migrantes? 

Con alrededor de 3 millones de guatemaltecos viviendo en Estados Unidos, el plan de gobierno del partido en materia de migración se centra en la creación de un programa del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, que cubra a los migrantes en el exterior y sus familias; la creación de más consulados y del Distrito 25, un nuevo distrito electoral para que los residentes en el exterior escojan a sus representantes al Congreso de la República.

Úrsula Roldán, especialista en migración y Directora del Instituto de Investigación de Ciencias Socio-Humanistas de la Universidad Rafael Landívar, ve con optimismo estas propuestas. Agrega que uno de las principales fortalezas de este gobierno es la posibilidad de volver a generar lazos con la comunidad internacional, algo que los de Giammattei y de Jimmy Morales habían “ahuyentado con prácticas antidemocráticas”, llegando incluso a promover la expulsión de algunos embajadores. 

“Arévalo tiene una reputación importante para poder ser un interlocutor con el gobierno de Estados Unidos y otros gobiernos electos democráticamente. Eso abre posibilidades de negociación y de hacer propuestas en términos de regularización de migrantes”, asegura Roldán.

Por otro lado, Pedro Pablo Solares, abogado y especialista en migración, apunta que la propuesta de gobierno en términos migratorios sigue siendo escasa y que, más allá de crear nuevos consulados, el esfuerzo debería estar en fortalecer los existentes, además de hacerlo con el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Instituto Guatemalteco de Migración. 

Solares y Roldán coinciden en que los planes centrados en combatir la corrupción, la pobreza y la desigualdad, serán importantes para poder combatir las causas originales de la migración y el desplazamiento forzado.

Y por último, ¿cuál es la propuesta para el medio ambiente? 

El séptimo pilar del plan de gobierno de Semilla se refiere al “Cuidado de la naturaleza”. Entre ellos se encuentran la creación de un programa intensivo de recuperación y preservación de cuencas hidrográfica, un programa de protección de bosques naturales y el apoyo a modelos de manejo colectivo de tierras.

Sergio García, investigador guatemalteco del Centro de Resiliencia ante Desastres de la Universidad de Maryland, explica que, si bien son propuestas que podrían traer cambios positivos, estas, como en el pasado, siguen teniendo un enfoque más “naturalista” y menos “sistémico”. 

Es decir, que siguen entendiendo el medio ambiente como un elemento aislado de los habitantes. “Como país necesitamos dar un paso hacia algo más sistémico, donde el ser humano está insertado en el centro del ambiente. No solo pensar en el bosque, las selvas, sino que el ambiente son todos. Eso es algo que le falta al plan de Semilla”, asegura. 

Por otro lado, García ve con buenos ojos que, al ser un presidente con una mirada más enfocada a los derechos humanos, esto permitirá que incremente la participación ciudadana. “No se esperan cambios profundos, pero sí ejecutar desde lo que ya existe”, agrega. 

En una entrevista, el futuro presidente dijo: “Nosotros vamos a tener una serie de programas que lleven el desarrollo a las comunidades más abandonadas. Estamos a favor también del Acuerdo de Escazú (sobre transparencia y protección de defensores del medioambiente), pero corresponde al Congreso ratificarlo”. 

Para García, firmar este acuerdo, algo a lo que gobiernos anteriores se han opuesto, puede ser un paso importante para la protección de quienes defienden la tierra y los recursos naturales. 

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Este contenido fue realizado con los aportes de nuestra Comu LATAM. Si quieres apoyar el periodismo latinoamericano y el crecimiento de nuevo talento periodístico en la región, vuélvete socio.

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Periodista guatemalteca. Se ha especializado en el periodismo narrativo y sonoro en temas de género, derechos humanos y migración. Ha colaborado para medios como Agencia Ocote, Vice, The Guardian UK y Revista Volcánicas. Recibió el Premio Gabo 2022 en la categoría cobertura junto al equipo del proyecto «No fue el fuego», de Ocote. Es becaria de la IWMF e integrante de la cuarta generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas. Ahora trabaja en Radio Ambulante como periodista digital.

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